El Banco de la República corrigió proyección de la inflación, luego de mantener estables las tasas de interés

El país se encuentra muy por debajo del crecimiento económico que tuvo en 2022; para este año el emisor proyecta un crecimiento del 1.2%

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El Banco de la República
El Banco de la República aumenta su proyección del IPC por decisión de mantener altas las tasas de interés - crédito Jaime Saldarriaga/Reuters

Una revisión técnica del Banco de la República pronosticó que la inflación para el 2023 estaría alrededor del 9.8%, de acuerdo a la consideración hecha previamente desde el emisor de 9%, a pesar de los recientes datos sobre la desaceleración de los precios.

La razón que dio el Banco para incrementar dicha proyección es que la inflación ha bajado con más lentitud de la esperada, pese a que sigue presentando una tendencia a la baja en los últimos meses.

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El 31 de octubre la Junta Directiva, del Banco de la República tomó la decisión de mantener la tasa de intervención de política monetaria estable. Sin embargo, esta decisión no se tomó de manera unánime. En la junta el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, indicó que no estuvo de acuerdo con esta medida, pero si bien no afecta más a los bolsillos de los colombianos, sí mantuvo estable el costo del dinero en nuestro país, con una tasa del 13.25%.

Por ese motivo el banco emisor manifestó que esperará a que se den los resultados que tenga la inflación de los meses de noviembre y diciembre, con el fin de volver a analizar la posibilidad de modificar la tasa en la Junta que se realice en el último mes del año. Así mismo, el equipo técnico del Banco de la República, destacó que no solamente hizo un ajuste a su proyección de índice de Precios al Consumidor, sino también lo hizo con el Producto Interno Bruto (PIB).

Por esa razón el Emisor hizo su pronóstico acerca del crecimiento de la economía del país que al cierre de 2023 sería de 1.2%, desde una proyección previa, que era del 0.9%. Así las cosas, la cuarta economía más importante de América Latina tendría una expectativa de crecimiento, que se ubicaría muy por debajo del 7.3% que quedó registrado en todo el 2022.

“Para 2024, el crecimiento sería de 0,8%, antes 1,0%. Esto con una recuperación de la inversión desde los bajos registros estimados para 2023 y con un consumo que mantendría unos niveles similares a los proyectados para el presente año”, se indica en un informe del Banco de la República.

Del mismo modo, el emisor asegura que los costos y precios internacionales que tendrán algunos alimentos seguirán con su tendencia a la baja y que con esta situación se mitigarían las presiones inflacionarias que se presentaron a principio de año.

Por este motivo, el equipo técnico del banco central tiene previsto que para el 2024 haya una baja importante en el IPC, “suponiendo una postura de política monetaria fuertemente contractiva en el horizonte de pronóstico, la probabilidad de que la inflación se sitúe por debajo del 4% se sitúa en 28%”.

De acuerdo con esa proyección se dice que la inflación durante el primer semestre de 2025 seguiría bajando y que para el tercer trimestre de ese mismo año ya se lograría ubicar por debajo de la meta que se tiene planteada del 3%, y que la probabilidad que existiría sobre este porcentaje sería del 74%.

No obstante, desde el emisor se señaló que todas las proyecciones que se hicieron dependerán de varios factores entre los que están el fenómeno de El Niño, la discusión que se de sobre el salario mínimo y la evolución de la deuda del Fondo de Estabilización en los Precios de los Combustibles (Fepc).

“Se deben de tener presentes incrementos reales del salario mínimo para 2024 que resulten superiores a los aumentos en los niveles de productividad de la economía, que acentúen la indexación, generen mayor persistencia a la inflación, y limiten su reducción esperada”, se indica en el informe.

Otro de los indicadores que podría influir para que se hagan realidad las proyecciones del Banco de la República es el precio del petróleo que, si mantiene los altos niveles actuales, podrían influir en el Fepc, lo que conllevaría a mayores ajustar los precios internos de los combustibles.

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