Summer McIntosh es canadiense. Nació en Toronto hace poco más de 17 años. Seguramente la mayoría de ustedes oyó hablar de ella; es probable que hasta alguno sea admirador suyo. Sin embargo, nunca está demás destacar los aspectos salientes y algunos quizás no tan conocidos de una de las mejores nadadoras de la actualidad: no tengo dudas de que es la más completa.
Hija de otra nadadora olímpica canadiense, Jill Horstead, Summer hizo historia en Tokio 2020 cuando, con solo 14 años y siendo la más joven integrante de la delegación de su país, logró un impensado cuarto puesto en los 400 metros libre.
Desde entonces, su carrera ofreció una de las más impactantes evoluciones en la historia de esta disciplina.
Representante del High Performance Centre, de Ontario, le bastó con su primer mundial de mayores, el de Budapest 2022, para sobresalir aún dentro de un equipo plagado de estrellas como Penny Oleksiak, Sydney Pickrem o Kylie Masse. En la capital húngara conquistó sus primeros cuatro podios, incluidas las medallas doradas en 200 mariposa y 400 medley. Un año más tarde, en Fukuoka, repitió los títulos mencionados y sumó medallas de bronce en 200 libre y la posta medley. Mientras se consagraba entre las mayores, iba batiendo récords mundiales juveniles, inclusive el de 200 metros como primer relevo de los 4x200.
Hace pocos días, durante los selectivos olímpicos de su país, dejó en ridículo a las demás competidoras ya que no solo mejoró el récord mundial de mayores en los 400 medley –tercero entre las grandes de su corta carrera- sino que le sacó más de 14 segundos de diferencia a la segunda.
Retirado Usain Bolt, ya sin Michael Phelps y con la incertidumbre respecto de si la Simone Biles que veremos en París se parecerá más a la incomparable de Río o a la sustancialmente más humana de Tokio, es muy probable que la primera semana de los próximos juegos lleven su nombre sellado a fuego.
Puede haber aún alguna duda sobre cuál será su calendario de competencias: a veces, creer que nuestros talentos son indelebles puede llevar al error de olvidarse que, para ganar algunas medallas, no se nada una, ni dos, sino hasta tres veces por prueba. Como sea, este fenómeno que festejará su cumpleaños 18 apenas terminados los juegos, seguramente con varias medallas colgadas del cuello, ha llegado al mundo olímpico para hacer historia. Seguramente por un largo rato. Y más seguramente comenzando en la capital francesa.
A propósito de su versatilidad, hay una señal asombrosa en la que no siempre nos detenemos. Teniendo en cuenta sus personal bests y los estándares de clasificación olímpica, Summer podría competir en 200, 400 y 800 libre, 100 y 200 espalda, 100 y 200 mariposa y, obviamente, 200 y 400 medley. Y en las demás competencias incluidas en el programa olímpico tiene registros compatibles con las Marcas B.
Desde ya que no hay que esperar que McIntosh se tire tantas veces al agua a partir de la mañana del próximo 27 de julio. Lo que sí podemos esperar es verla sonreír a menudo escuchando el himno nacional de su país.
A la par de su talento, el crecimiento exponencial del aporte de patrocinantes cuya búsqueda de figuras se sintetiza en alguien virtuoso, joven y ganador como la canadiense. Un crecimiento que justifica el cambio de nombres de algunas federaciones –por ejemplo, de FINA a World Aquatics- como dejando en claro que la palabra Amateur de la sigla es un anacronismo.
La de Summer es una cara de la moneda.
La otra es la de la enorme mayoría de las demás nadadoras que estarán en Paris. Quizás uno de esos casos sea el de la argentina Agostina Hein, una nadadora de solo 16 años especializada en las distancias de 400 a 1500 de estilo libre.
Agostina nació en la ciudad de Campana, en el norte de la Provincia de Buenos Aires. Poco tiempo después de haber logrado la medalla de bronce en 800 metros libre del último mundial juvenil en 2023 y dos meses antes de los Juegos Panamericanos de Santiago, se quedó sin su pileta de entrenamiento en el Club Independiente de Zárate, donde echaron a su entrenador debido a un conflicto político entre dos facciones del partido gobernante posterior a las elecciones internas para elegir nuevo intendente.
Hein es, sin dudas, una de las grandes esperanzas de la natación de su país, que si bien sólo ha celebrado dos medallas olímpicas entre las mujeres (Jeanette Campbell en 1936 y Georgina Bardach en 2004) tiene una larga tradición en esta especialidad. Dentro del sistema de becas que debería encargarse de garantizar el apoyo a deportistas de dedicación full time, sus ingresos no superan actualmente los 200 dólares mensuales. Pocas semanas atrás, una de las autoridades del deporte argentino declaró en una entrevista que los menores de edad –ella lo es para la legislación local- no deberían recibir apoyo del estado. “Está muy bien que hagan colectas o rifas. Los hemos estado malcriando” fue la síntesis del administrador.
Si bien tiene muy buenos registros, consistentes con Marcas B de clasificación, se estima que tiene buenas posibilidades de recibir una de las plazas extra disponibles para los próximos juegos.
Quizás entonces se cruce con McIntosh en la Villa Olímpica o en la pileta de entrenamiento. Tal vez coincidan en la serie de 400 libre.Una vez más, los juegos serían testigo de un brutal choque de realidades entre dos universos francamente desiguales.
Nada que reprocharle al olimpismo, aunque tengamos que mirar con sospecha a quien nos quiera contar que se trata de un territorio de igualdad de oportunidades.