El pasado junio, los miembros del Congreso Extraordinario de la FINA votaron para exigir que las personas transgénero hayan completado la transición antes de los 12 años para poder competir, además de asegurar que van a crear una categoría abierta a nadadoras transgénero.
En un reportaje con 1 News, el australiano Ian Thorpe, cinco veces campeón olímpico, fue crítico con esta decisión: “Este es un tema muy complicado, no puedo negarlo, y personalmente me opongo a la posición que la FINA ha adoptado al respecto. Estoy a favor de la equidad en el deporte, pero también estoy a favor de la igualdad”.
A pesar de que el ojo de la tormenta caiga hoy sobre la natación, la FINA no es el único ente deportivo en establecer reglas estrictas en relación a esta problemática. La Liga Internacional de Rugby y la World Rugby prohibieron a las mujeres transgénero este año, pero se comprometieron a realizar más investigaciones sobre su política de inclusión. Por su parte, la UCI (Unión Ciclista Internacional) redujo su límite de niveles de testosterona para mujeres trans y aumentó el período de transición. La FIFA y World Athletics también aseguraron que van a revisar sus políticas de elegibilidad.
Fue en 2014 cuando la vida de Ian Thorpe dio un giro 360. Ya retirado de la natación competitiva, su última competencia fue para la clasificación -fallida- para Londres 2012, Ian le confesó al mundo que era gay. La mentira que había sostenido hasta entonces era “tan grande” que no se había atrevido a contar la verdad.
Desde entonces se convirtió en un gran defensor y vocero por los derechos LGBTQ+. En relación a la decisión de la FINA, Thorpe la describió como una «solución temporal» que no tuvo en cuenta las implicancias que podría tener. “Cuando se trata del nivel de élite, es necesario que haya una conversación sensata en la que participen endocrinólogos, psicólogos, fisiólogos, todos los que realmente puedan tener una opinión en este ámbito” aseguró. “Si alguien se queja de alguien que es trans cuando tiene 10 años, es extraño. Casi puedo prometerles que ese niño no competirá en una etapa adulta”.
Thorpe pidió por la protección de la comunidad transgénero, a la que llamó «algunas de las personas más marginadas y desfavorecidas» de Australia.
Lia Thomas, el desencadenante
La polémica desarrollada dentro del mundo de la natación llegó tras la destacada aparición de la nadadora transexual Lia Thomas. Luego de consagrarse en diferentes competencias universitarias, Thomas se encontró bajo serias críticas por parte del público, entre ellos otras nadadoras, que denunciaban este acto como una “injusticia contra las mujeres” por tener permitido competir en la categoría femenina dada su condición física de hombre.
Lia compitió como Will Thomas hasta 2019, año en que comenzó un proceso de cambio de sexo. Una vez que cumplió el año de tratamiento de inhibición de la testosterona que exige la liga universitaria en estos casos, empezó a competir como mujer.
La decisión de la FINA fue celebrada por los defensores de los deportes femeninos, incluida la campeona olímpica de natación en 1984, Nancy Hogshead-Makar. “Estoy encantada con que la cúpula de nuestro deporte defendiera la justicia para las mujeres”, aseguró la norteamericana en una entrevista telefónica. “Hemos tratado de proteger las categorías de niñas y mujeres solamente para mujeres, mientras que al mismo tiempo buscamos reestructurar los deportes de distintas maneras para incluir personas transgénero, sin castigar las categorías de mujeres”.
Sin dudas, este debate seguirá sumando nuevos capítulos a lo largo de los años y tendrá, como todo, opiniones divididas. Lo que queda claro es que los tiempos cambiaron y que estas conversaciones son cada vez más recurrentes. Sea por Hogshead-Makar y su postura como exdeportista mujer, o por Ian Thorpe, que habiendo competido también en lo más alto de la natación mundial, hoy dedica su tiempo a plantear estos debates con el fin de lograr la inclusión y poniendo en palabras el miedo que sufrió al sentir que su verdad lo podía llegar a alejar de su pasión.