Nota del editor: Mientras el mundo toma nota de la muerte del líder cubano Fidel Castro, el periodista Miguel Hernández ofrece su perspectiva personal de cómo Castro convirtió a Cuba en una potencia deportiva olímpica. Hernández, periodista de casi 40 años en Cuba, siguió a Castro y sus actividades deportivas para el periódico cubano Granma, así como la cadena de periódicos mexicanos propiedad del difunto Mario Vázquez Rana. Hernández dejó Cuba este año y ahora reside en Florida.
(ATR) El deporte Cubano tiene "un antes y un después" de Fidel Castro.
El estadista que acaba de morir a los 90 años, fue un personaje decisivo en convertir a Cuba en una prestigiosa nación en el mapa deportivo mundial, a pesar de su tamaño y su número de habitantes.
No obstante sus polémicas decisiones como los boicots a los Juegos Olímpicos de Los Ángeles y de Seul, Castro es considerado como el principal artífice del desarrollo deportivo en la isla caribeña.
Transformó su pasión de adolescente en una política de Estado y a su vez en un "arma ideológica" y comenzaron a llegar medallas olímpicas, panamericanas y mundiales como nunca.
Algunos llegaron a afirmar que con selecciones juveniles Cuba podría mantener el liderazgo de los Juegos Centroamericanos y del Caribe hegemonía que inició de forma ininterrumpida a partir de la edición de Panamá en 1970 y detenida en 2002 solo cuando Castro decidió no enviar la delegación a San Salvador por "razones de seguridad".
Sin embargo, no pocos consideraron que el "comandante" habría querido evitar una fuga masiva de deportistas alentada por el gobierno de Francisco Flores quien en 2000 se le había enfrentado públicamente en la Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado en la ciudad de Panamá.
En 2010 Cuba también se ausentó de los Juegos regionales en Mayagüez, Puerto Rico, con el mismo argumento, lo que aprovecho Mexico para instalarse a la cabeza del cuadro de medallas; pese a la inasistencia cubana, los boricuas calificaron su evento "el mejor de la historia".
Pero el gobernante Cubano estaba convencido que estas ausencias a este nivel no perjudicarían desafíos de más envergadura en el ciclo olímpico.
Entre 1900 y 1960 Cuba había conseguido en Juegos Olímpicos cinco medallas de oro, cuatro de plata y tres de bronce y con la excepción de una plata en vela en 1948, todo el resto fue logrado por la esgrima en 1900 y 1904. Con la inversión del gobierno de Castro entre 1964 y 2016, Cuba conquisto 210 medallas: 73 de oro, 64 plata y 73 bronce en quince deportes, a pesar de sus ausencias en 1984 y 1988.
Se hacía frecuente ver a Cuba entre los primeros de la tabla de medallas en especial en la cita de Barcelona donde se ubicó quinta luego de sus ausencias en Los Ángeles y Seul, unos juegos catalanes en los que el Presidente Cubano presenció en vivo, en el estadio en Montjuic, la inauguración.
Gracias a esa política, a partir de los Juegos Panamericanos de 1971 en Cali, Columbia, Cuba ascendería al segundo lugar del deporte olímpico continental, y en 1991 se aprovechó de su condición de sede y desplazó a Estados Unidos. Después de 44 años por primera vez descendió al cuarto puesto en Toronto 2015.
Para concretar su filosofía de "el deporte, derecho del pueblo", Fidel en 1961 creó el Instituto Nacional del Deporte, Educación Física y Recreación" conocido como INDER mientras decretaba la abolición del "profesionalismo".
Los Cubanos pasarían a ser entonces "Atletas de Estado" formados a partir de un importante presupuesto, en medio de la crisis económica que en menor o mayor grado siempre ha acompañado a la sociedad cubana en estas décadas, para garantizar centros de alto rendimiento, escuelas deportivas, juegos nacionales escolares y juveniles, entre las principales líneas de una estrategia que contó con la ayuda de expertos de la Unión Soviética, la Alemania, Hungría, Bulgaria, Polonia y Corea del Norte.
Cuba era hasta ese momento, en 1962, el principal país latinoamericano con presencia en las Grandes Ligas estadounidenses y varios de sus púgiles brillaban en el Madison Square Garden. Así que con el inicio de la "era Castro", entre los profesionales de entonces o los que pensaban serlo, unos decidieron abandonar la isla y a sus familias para proseguir con sus sueños en los Estados Unidos, y otros se quedaron para convertirse en entrenadores o en competidores de los primeros campeonatos nacionales "de la Revolución" en el beisbol y el boxeo.
El baloncesto y el beisbol fueron sus deportes favoritos, aunque durante su bachillerato en una escuela de jesuitas españoles en La Habana, practico también carreras de atletismo y futbol en la posición de defensa. La caza deportiva y la pesca submarina ocuparon también sus ratos de esparcimiento.
Después del triunfo de la revolución solía participar en "partidillos" nocturnos de basquetbol con dirigentes deportivos y jugadores de la selección nacional. Una lesión en un pie lo alejaría definitivamente de estos encuentros. Eran frecuentes sus apariciones en el principal estadio de beisbol de La Habana y en ocasiones solía saltar al terreno con el uniforme militar.
También practicaba la natación. En una de las frecuentes declaraciones en la antesala de los Juegos Panamericanos de La Habana, en 1991, Fidel me había comentado de los numerosos kilómetros que cada día nadaba en la piscina, pero a punto de ser publicada la nota en el periódico pidió que ese dato fuera suprimido.
"Parece que no quiere que el enemigo conozca el mas mínimo detalle de su vida cotidiana" pensé entonces.
Y gustaba mucho del boxeo…pero desde la butaca. Su boxeador predilecto era Teofilo Stevenson que le dedico sus tres medallas de oro olímpicas. Se rumoro que Castro llego a hablar con el dirigente soviético Leonid Brezhnev para que este intercediera ante su coterráneo presidente entonces de la Asociación Internacional de Boxeo Amateur, Nikolai Nikiforov-Denisov en busca de aprobar la pelea contra Muhammad Ali sin que Stevenson perdiera su estatus de aficionado.
Pero al final Ali no mostró interés por el pleito y años después, ya retirado y aquejado por el Parkinson, viajó a La Habana en dos ocasiones a partir de 1996 y Castro lo recibió como un viejo amigo con una recepción en el llamado Palacio de la Revolución.
Figuras del deporte Cubano de talla mundial como los corredores Alberto Juantorena y Ana Fidelia Quirot, el saltador Javier Sotomayor, la voleibolista Mireya Luis, entre otros muchos, se hicieron presentes en el homenaje póstumo a Fidel Castro en la Plaza de la Revolución de la Habana, un escenario donde más de una vez el líder Cubano se vanaglorió de los éxitos alcanzados por el deporte Cubano gracias a su revolución.
Escrito por Miguel Hernandez y editado por Kevin Nutley.
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