Para dejar una marca en la historia, el presidente Donald Trump necesita algo más que bajas cifras de desempleo y una serie de escándalos. Él necesita una foto como la que tuvo el primer hombre que pisó la Luna.
Otros líderes han calificado sus objetivos como "imágenes de la Luna", pero para ser recordados junto a esa icónica imagen, un gran desafío necesita una solución conocida. A mediados del siglo XX, la ciencia ya estaba preparada para construir cohetes de larga distancia. Llegar a la Luna fue un reto de ingeniería.
"Curar el cáncer" es un promesa popular, pero nadie sabe cómo hacerlo. Pero ahora, por primera vez, los médicos tienen un camino posible para erradicar el VIH.
En el pasado, se suponía que el mundo estaría atascado con millones de casos de SIDA hasta que alguien inventara una vacuna segura y efectiva. Todavía no la hay. Pero los investigadores están especulando públicamente que un esfuerzo concentrado podría terminar con la transmisión del VIH en Estados Unidos y posiblemente en todo el mundo, usando medicamentos que ya existen.
No es una cosa segura. Incluso si funciona, no sucederá de la noche a la mañana. Pero tampoco pasó cuando el hombre llegó a la Luna.
Hay dos razones para que los científicos estén optimistas. La primera es que los medicamentos antirretrovirales que ahora se administran a las personas positivas de VIH también reducen el riesgo de transmitir el virus a otras personas. La otra es que una nueva clase de medicamentos preventivos, conocida como PrEP (profilaxis previa a la exposición) ha demostrado tener un gran éxito en reducir el riesgo de contraer el virus.
El fármaco PrEP, denominado Truvada, fabricado por Gilead Pharmaceuticals, ocupó los titulares de prensa tras conocerse que Lancet HIV había publicado los resultados del primer ensayo exitoso a gran escala. Los investigadores dieron el medicamento a 3.700 hombres homosexuales y bisexuales en Australia que eran VIH negativos y se consideraron como sujetos con alto riesgo de contraer el virus. Solo dos se infectaron después de un año, y ambos informaron que no tomaron la píldora diaria según las indicaciones. De los que tomaron la pastilla según las indicaciones, nadie dio positivo después de un año.
Una píldora diaria presenta un problema de cumplimiento que no hubiera surgido con una o dos vacunas, pero es posible que aquellos que son diligentes obtengan una protección comparable a las mejores esperanzas de los investigadores de vacunas. El exitoso ensayo llevó a los expertos a especular con un doble enfoque que finalmente podría detener la propagación del virus: garantizar que la mayoría de las personas con VIH tomen antirretrovirales y asegurar que la mayoría de las personas VIH negativas con alto riesgo tengan acceso a la PrEP.
La PrEP viene envuelta de cierta cultura. Un periodista de The Guardian hizo una crónica de su propia experiencia con el fármaco. Anunció que usaba PrEP en varios sitios web de citas (orientados a conocer a otros hombres) y se encontró con escepticismo y juicio, ya que la gente asumió que quería evitar el uso de preservativo y que pondría a todos en riesgo de contraer otras infecciones. Un argumento de riesgo moral similar surgió en oposición a la introducción de una vacuna que protege contra las cepas del VPH que causan cáncer. Algunos pensaron en la promiscuidad y el sexo sin condón.
Dejando a un lado si la promiscuidad y el sexo sin protección deben ser desalentados, los expertos señalan que incluso no estar bajo tratamiento PrEP, las personas ya están teniendo relaciones sexuales sin condones. En las partes de África donde la epidemia todavía está en su apogeo, muchos hombres se niegan a usarlos. El VIH aún se está propagando, con aproximadamente 38.000 nuevos diagnósticos cada año en Estados Unidos y 1.8 millones en todo el mundo.
La Truvada es cara. Un artículo reciente publicado en el sitio web médico STAT informó que, a partir de enero, el suministro de un mes costaría USD 1.670. Si bien se han inventado los genéricos, no han llegado al mercado porque "Gilead llegó a acuerdos con los fabricantes". El mismo artículo informó que solo el 8 por ciento de las personas que viven en Estados Unidos se beneficiarían de la PrEP.
Las compañías que podrían distribuir Truvada genérico podrían verse tentadas a hacerlo si pudieran compartir la gloria de acabar con una enfermedad que ha matado a 35 millones de personas en todo el mundo. Y seguramente un esfuerzo dirigido por el gobierno podría encontrar una manera creativa de entregar los medicamentos adecuados a las personas que los necesitan sin llevar a la bancarrota a ningún gigante farmacéutico. Así sí podemos llevar el hombre a la Luna.