El actor y artista marcial Chuck Norris está demandando a varias compañías de cuidado de salud alegando que su esposa fue envenenada por una sustancia química utilizada durante las pruebas de resonancia magnética (MRI por sus siglas en inglés) a las que se sometió.
En una denuncia presentada hace unos días en el Tribunal Superior de San Francisco, Chuck y Gena Norris argumentaron que el gadolinio, un metal utilizado como agente de contraste en las imágenes, provocó un depósito de ese componente en su cuerpo, por lo que experimentó "múltiples y debilitantes ataques de dolor y ardor en su cuerpo" con daños a largo plazo.
El matrimonio Norris exige más de USD 10 millones en daños y perjuicios por parte de las compañías que, según dicen, deberían haberles advertido de los riesgos potenciales.
"En los últimos años, mi atención se centró en la salud de Gena. Y ahora estamos trabajando juntos para hablar de los peligros de los agentes de contraste en las pruebas de MRI", dijo Chuck Norris a través de un comunicado.
Los expertos dicen que las imágenes por resonancia magnética aún se consideran seguras, y el agente de contraste se usa cuando la información necesaria supera el pequeño riesgo de daño.
Los agentes de contraste basados en gadolinio "se han utilizado para el diagnóstico y la orientación del tratamiento en más de 300 millones de pacientes de todo el mundo", según un comunicado publicado el año pasado por la Sociedad Estadounidense de Neuroradiología y el Colegio Estadounidense de Radiología. Los productos químicos mejoran la visibilidad de los órganos, los vasos sanguíneos y otros tejidos del cuerpo durante la realización de estas pruebas, lo que ayuda a los médicos a detectar anomalías, como por ejemplo un tumor.
El abogado de los Norris, Todd Walburg, explicó que la demanda de la pareja es "uno de muchos casos" que su bufete de abogados, Cutter Law, presenta contra los fabricantes de contrastes de MRI.
Walburg subrayó que, en un principio, Gena Norris estaba siendo examinada por una artritis reumatoide que no resultó ser un problema.
Pero los Norris argumentan en los documentos judiciales que después de varios exámenes de MRI, la mujer desarrolló un dolor "ardiente" en todo su cuerpo y sufrió varios temblores, entumecimiento y cierta debilidad. Ahí se dice también que, desde entonces, ha sufrido déficits cognitivos, daño renal y ha tenido problemas para respirar.
La pareja comentó que si hubieran sabido sobre los riesgos potenciales, a Gena Norris no se le habría administrado el agente de contraste basado en gadolinio.
Después de lo sucedido, ellos quieren crear conciencia para ayudar a otras personas que han experimentado problemas médicos similares. Están demandando al distribuidor farmacéutico McKesson Corp y a las divisiones de diagnóstico, investigación e imágenes de la compañía italiana de cuidado de salud Bracco S.p.A., entre otros, por conocer los riesgos potenciales y no advertirles del peligro.
"Estamos defendiendo este litigio para arrojar luz sobre un problema que no ha sido abordado por las compañías farmacéuticas que fabrican agentes de contraste MRI. Y estamos tratando de dar voz a las miles de víctimas que han sido ignoradas", dijo Gena Norris a través de una declaración de su abogado.
Bracco envió un comunicado en el que decía que la compañía no hacía ningún tipo de comentarios sobre litigios pendientes, aunque remarcó que "se toma la seguridad del paciente muy en serio y respalda la seguridad de todos sus productos".
McKesson, por su parte, manifestó que está "al tanto de la demanda y actualmente está revisando la denuncia. Responderemos en un momento oportuno".
La investigación ha demostrado que los agentes de contraste basados en gadolinio pueden retenerse en el cerebro y en otros tejidos corporales. En 2006, se descubrió que algunos pacientes con enfermedad renal crónica severa tenían depósitos en los tejidos conectivos, lo que resulta en un síndrome raro pero grave que involucra la piel y las articulaciones conocidas como fibrosis sistémica neurogénica.
En 2015, se dieron a conocer varios casos de retención de gadolinio en el tejido cerebral de pacientes que recibieron dosis en repetidas ocasiones, lo que provocó que la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA por sus siglas en inglés) de Estados Unidos emitiera una alerta diciendo que estaba investigando dichos riesgos. Pero la FDA, que aprobó el gadolinio como agente de contraste en la década de los ochenta, dijo en mayo que no había descubierto evidencia de que tales depósitos en el cerebro causaran problemas de salud.
La FDA celebró una reunión del comité asesor en la que escucharon expertos médicos, defensores de pacientes y compañías farmacéuticas sobre el posible riesgo de retención de gadolinio en el cerebro y otros órganos. El comité votó para cambiar la advertencia en las etiquetas de los medicamentos con el objetivo de que indicara de que parece haber algún riesgo de retención en el cerebro, particularmente, con un tipo de agentes de contraste basado en el gadolinio. Con todo, recomienda "pasos de minimización de riesgos para ciertas poblaciones de pacientes".
Sin embargo, Lauren Smith Dyer, vocera de la FDA, señaló que aunque los comités asesores contribuyen a los procesos de toma de decisiones de la agencia, las decisiones sobre productos médicos "se basan en la ciencia e implican una evaluación cuidadosa de los riesgos y beneficios del producto en cuestión".
Smith añadió que la FDA continuará evaluando los posibles efectos en la salud.
Jacqueline Bello radióloga y presidenta de la Comisión de Calidad y Seguridad del Colegio Americano de Radiología, comentó que la decisión de usar agentes de contrastes con gadolinio en los exámenes de MRI es una ecuación de riesgo-beneficio que los médicos, a menudo, necesitan resolver para determinar qué es lo mejor para el paciente.
"Nadie debería pensar que las preocupaciones individuales de los pacientes no son importantes", dijo Bello, profesor en el Centro Médico Montefiore y la Escuela de Medicina Albert Einstein de Nueva York. "Dicho esto, para construir un cuerpo de evidencia y desarrollar una buena ciencia detrás de una buena atención al paciente, necesitamos hacer más investigación. Y mientras tanto, nos quedamos con nuestro mejor criterio médico en el cuidado individual de cada paciente", apostilló.