Al ver a Fernando Albertorio pasear por una acera abarrotada en el centro de Washington durante una hora de almuerzo, esquivando a los transeúntes, haciendo diligencias y cola en los puestos de comida, no tendrías la más mínima sospecha de que él es ciego.
Albertorio se mezcla fácilmente con la gente que se arremolina a su alrededor, lo que es aún más notable, teniendo en cuenta que lo está haciendo, en gran medida, sin el uso de su limitada visión.
Su secreto: una pulsera llama Sunu, que emite una onda de sonido de alta frecuencia que rebota en objetos a una distancia de hasta 4 metros delante de él antes de que se registre una suave vibración en su brazo.
Cuanto más cerca está el objetivo, ya sea una pared, un bote de basura o una persona, más frecuentes serán los pulsos, lo que le permite a este hombre poder crear un mapa mental del mundo que lo rodea utilizando la ecolocación. Él compara el dispositivo con el sistema de sonido que se usa en los vehículos para detectar objetos cercanos y evitar choques.
Albertorio, que creció en Puerto Rico, es parte de un equipo de empresarios de México que construyeron Sunu desde cero y que esperan que su invención cambie la forma en que las personas con discapacidad visual se trasladan.
"Uno de mis amigos llama al dispositivo su 'sexto sentido'", dice él al tiempo que señala que las personas con pérdida de visión, a veces, tienen miedo a salir. "Mejora mi conocimiento de mi espacio personal y me mantiene a salvo cuando estoy en mi barrio".
Para las personas con discapacidades visuales, las aplicaciones para teléfonos inteligentes pueden ayudarles a dar un paseo, vincularse a mapas en tiempo real y llegar a las tiendas más cercanas. Pero no hay una app que pueda evitar una rama de un árbol que está obstruyendo una acera después de una tormenta o caminar a través de una multitud en hora punta, sin mencionar el hecho de poder encontrar una oficina en un edificio desconocido o ubicar el restaurante más cercando en un nuevo vecindario.
Fueron esos desafíos lo que llevaron a Albertorio a desarrollar Sunu.
"Esta es una forma de sacar a la gente para que hagan cosas. La gente quiere salir, ser activa, integrarse y ser parte de su comunidad", comenta.
La configuración del dispositivo, incluido el alcance y la sensibilidad, se puede personalizar con la aplicación de la empresa.
La Federación Nacional de Ciegos estima que hay más de 7 millones de personas que viven con discapacidad visual en los Estados Unidos. Algunos expertos esperan que ese número aumente significativamente en las próximas décadas a medida que los baby boomers lleguen a la vejez y se vean afectados por el glaucoma y otras enfermedades oculares.
Aunque los discapacitados visuales todavía dependen en gran medida de los perros guía y del bastón, una herramienta que tiene casi 100 años y no protege a los usuarios por encima de sus rodillas, el Sunu no es el primer dispositivo que aprovecha el poder de la ecolocación. Los inventores han creado ropa vibratoria que utiliza ecolocación y un clip vibratorio con ultrasonidos para ayudar a las personas con discapacidad visual a evitar obstáculos por encima de la parte inferior del cuerpo.
Al menos un hombre, conocido como "el Batman de la vida real", entrena a las personas con discapacidad visual para crear una forma de ecolocación rudimentaria chasqueando la lengua contra el paladar, una táctica que aprendió por sí mismo. Al hacer clic, Daniel Kish, que perdió ambos ojos por un cáncer que sufrió cuando era pequeño, incluso es capaz de ir en bicicleta por las calles de la ciudad.
El desafío para los ingenieros, según Albertorio, es crear una tecnología que no sea molesta, que pueda distraer al usuario de las sensaciones y sonidos de los que dependen las personas con discapacidad visual. Un bastón vibratorio podría ayudar a un usuario a detectar grandes obstáculos delante de ellos, por ejemplo, pero también puede adormecer las delicadas sensaciones que permiten que las puntas de los dedos de alguien perciban cambios sutiles en el suelo, de acuerdo con Albertorio.
Los expertos dicen que debido a la variedad de desafíos de navegación que enfrentan las personas con discapacidad visual, no hay una única solución para moverse. Según Dave Power, presidente y director ejecutivo de Perkins School for the Blind, la primera escuela para ciegos de los Estados Unidos, tener acceso a un portafolio de herramientas de navegación complementarias, a menudo, es ideal.
"Si caminas por la acera y estás anticipando una esquina, es difícil sustituir a un perro guía que te conoce y puede ayudarte a hacer largas distancias. Pero si dejas caer la billetera en el suelo, tal vez prefieras utilizar Sunu antes que usar un bastón, lo que podría ser una solución más complicada para encontrar un objeto pequeño", justifica.
En el futuro, Albertorio dice que le gustaría vincular ese dispositivo con Google Maps o con Facebook, de modo que una persona con discapacidad visual pueda apuntar a un dispositivo en diferentes direcciones para obtener información actualizada sobre entornos urbanos complicados, como los negocios, parques o lugares de transporte. En lugar de estar atados a sus rutas, Albertorio asegura que ese dispositivo permitiría a las personas con discapacidad visual deambular libremente.
"Lo que realmente estamos creando es una tecnología que aumenta la conciencia humana, y esto es solo el principio", finaliza.