Tengo 29 años, soy virgen y estoy embarazada

Por Sarah Berman

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Image via Pixabay
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"Esta es mi forma de hacer la peineta a la gente que me dijo que no podía hacerlo por no estar casada".

Si algo hemos aprendido sobre la virginidad gracias a las películas típicas de adolescentes (y a las de Steve Carrell) es que las etiquetas siempre van acompañadas de prejuicios. Lo que esperamos de las personas vírgenes a una cierta edad es que sientan una vergüenza y ansiedad extremas por su situación y que no quieran que nadie sepa su oscuro secreto. Además, estamos seguros de que estarán desesperadas por acabar con su sequía.

Lauren, sin embargo, parece estar muy cómoda con la etiqueta de "virgen" a sus 29 años. No es que lo vaya gritando a los cuatro vientos, pero tampoco tiene ninguna prisa por mantener su primera relación sexual. De hecho, no le parece nada mal la idea de vivir toda su vida sin practicar sexo.

Su situación se debe, en parte, a haber crecido con un problema en una glándula que le provoca un descontrol en la producción de hormonas de su cuerpo y también le impide en cierta manera que pueda mantener relaciones sexuales.

“Recuerdo, cuando me hice un perfil en una aplicación de citas online, que el primer comentario que recibí decía, ‘¿Quieres tener un orgasmo sentada en mi cara?’”

En una comunidad manitobana profundamente religiosa, fue esta actitud la que empujó a Lauren a buscar un donante de esperma y, finalmente, ser madre soltera, en contra de los consejos de médicos y amigos. Esta ha sido la venganza de esta mujer contra el mercado de las citas, en el que, según ella, las aplicaciones hacen que los tíos se comporten como imbéciles.

"La gente dice cosas horribles", explicó. "Recuerdo, cuando me hice un perfil en una aplicación de citas online, que el primer comentario que recibí decía, '¿Quieres tener un orgasmo sentada en mi cara?' Primero de todo, ¿te funciona con alguien esta táctica? Y segundo: no, gracias. Gente como esta es la que me suele rechazar".

VICE se contactó con Lauren para hablar de mensajes de gente salida, hormonas del embarazo y un tipo muy específico de fobia que surge por la idea de renunciar al sexo de por vida. (Como apunte, Lauren sale de cuentas en junio y está cogiendo ideas en Juego de tronos para ponerle nombre al bebé).

VICE: ¿Cuando eras más joven te sentías diferente a los demás?
Lauren: Sabía que era distinta desde el principio. Nací con hipopituitarismo, lo que significa que mi glándula hipófisis no está bien formada y, por tanto, no envía los mensajes hormonales correctos a otras glándulas del cuerpo, como las glándulas suprarrenales o los ovarios. Por este motivo, tengo que tomarme sustitutivos de dicha hormona para equilibrarme. Llevo 29 años con esto, así que ahora ya no es un problema gracias a que en estos años he estado tomando pastillas para la tiroides y poniéndome una inyección cada día para ayudar al crecimiento de las hormonas.

A raíz de esa alteración, comencé a desarrollarme muy tarde, y no lo hubiese podido hacer sin el aumento del nivel de mis estrógenos. Lo que me llevó a hormonarme fue que la gente se reía de mí por estar tan plana cuando a las chicas de mi edad empezaba a salirles el pecho y ya veían todos esos cambios en sus cuerpos. La verdad es que fue una pena porque eso me obligó a hacer algo para lo que no estaba preparada.

“Mi cita ideal sería estar con alguien a quien conociera de algún tiempo, pero no iría a cenar ni nada parecido. Me gustaría descubrir de qué va esto del sexo”

¿Fue duro el hecho de no empezar con la pubertad como el resto de tus amigos? ¿Eran crueles contigo los de tu edad?
Los primeros años de secundaria fueron los peores, pues se metían conmigo por estar plana y por tener dientes de conejo. La gente de mi edad se daba cuenta de todo lo que fuese distinto. Gran parte de ese acoso me ha provocado ansiedad social actualmente. Mi vida empezó a mejorar cuando comencé a tener un aspecto similar al resto. Me cambié de instituto y pasé de estar en uno con solo 100 estudiantes a uno con 1.500, con más de 500 alumnos solo en mi curso. Allí me resultó muy fácil pasar desapercibida e integrarme en distintos grupos.

Lo peor de todo probablemente fue quedarme embarazada. Al principio, mi endocrinólogo me dijo que no lo lograría, que tendría que buscar una donante de óvulos y perder un dineral en una fecundación in vitro. Eso me desanimó mucho, pero él mismo me envió a una clínica de reproducción asistida. Me pasé un año entero en una lista de espera, pensando que nunca llegaría el día. Pero, tras una visita de cinco minutos con un experto en fertilidad, todo cambió.

Me sorprende bastante que el tema del sexo no te provoque ansiedad o preocupación. ¿Alguna vez has pensado que te estás perdiendo algo?
Desde que estoy embarazada, ha habido ciertas ocasiones en las que he sentido que quizás estaría bien tener a alguien con quien salir y practicar sexo… A veces, solo por curiosidad, pienso en que podría probar tener una cita esporádica, pero esa idea se me quita rápido de la cabeza porque veo que no estoy siendo yo misma.

Si te dejases llevar por esas ideas que te vienen a la cabeza de vez en cuando, ¿cuál sería tu plan ideal? ¿Cena? ¿Netflix y relax?
Mi cita ideal sería estar con alguien a quien conociera de algún tiempo, pero no iría a cenar ni nada parecido. Me gustaría descubrir de qué va esto del sexo. Supongo que acabaría echándome atrás si se me hiciera muy cuesta arriba. Soy una persona con bastante ansiedad, entonces creo que si fuese a cenar con alguien, intentaría buscar razones por las que no me gusta esa persona o me convencería a mí misma de ello.

“Me han besado alguna vez y ha sido un desastre. No me apetece repetirlo”

Has dicho que tener una cita te parece absurdo. ¿Puedes explicarme mejor esto?
No sé, he intentado tener alguna en varias ocasiones. Estuve con un chico en el bachillerato y nos dábamos la mano y cosas así, pero los dos llegamos a la conclusión de que lo nuestro no estaba funcionando. Seguimos siendo amigos y nunca nos hemos enfadado.

Nunca he tenido pensamientos negativos sobre los chicos con los que he estado pero, simplemente, no es algo para mí. He probado algún sitio web de citas, pero tampoco creo que merezca la pena. La cita más reciente que tuve fue en Navidad porque una amiga quería que quedara con su hermano. Ahora mismo me limito a hacer lo que quiero, sin la ayuda de nadie. No tener que preocuparte por otra persona es más fácil.

¿Te atrae besarte con alguien?
Me han besado alguna vez y ha sido un desastre. No me apetece repetirlo.

¿Te sueles masturbar?
Lo probé y no me gustó, así que no he vuelto a hacerlo nunca más.

¿Qué piensan tus amigos? ¿Lo sabe mucha gente?
Con el grupo de amigos con el que crecí no hubo mucho problema. Era hasta bonito porque no me sentía presionada a hacer algo que no quisiera hacer realmente. Ahora hablo más de sus vidas sexuales que de la mía, y no porque ellos no sean comprensivos, sino porque si no me apetece sacar el tema, ellos no me fuerzan.

Es complicado decir cuánta gente lo sabe, pues vivo en una comunidad religiosa bastante pequeña donde abundan los menonitas. En estos últimos años se ha vuelto más progresista, pero hasta hace no mucho, era una ciudad muy cerrada, así que mi caso no es algo de lo que se hable abiertamente. La gente sabe que estoy soltera y que voy a ser madre soltera, lo que no tienen por qué saber es la parte de mi virginidad.

“Le estoy haciendo la peineta a la gente que me dijo que no podría estar embarazada por no estar casada”

¿Quisiste ser madre por motivos religiosos?
Suelo hacer chistes sobre el tema, pero con mi actitud básicamente estoy haciendo la peineta a la gente que me dijo que no podría hacerlo por no estar casada. Vamos, que no lo hago por nada religioso. Lo único es que si me dices que no puedo hacer algo, lo haré de todas formas.

¿Crees que hay algo que los no vírgenes pueden aprender de tu situación?
Creo que todo depende de conocerte a ti mismo. Cuanto más te conozcas, más cómodo vas a estar con las decisiones que tomes. Yo sé lo que me hace sentir cómoda y lo que quiero. La gente siempre dice que te quieras a ti mismo, y por tópico que suene, realmente es lo mejor que puedes hacer. Una vez que sabes lo que quieres, ¿a quién le importa lo que piense el resto?

¿Ves alguna posibilidad de que cambies de opinión? Quizás a los 35 te levantas un día y decides ir a por ello.
Eso sería algo terrible, solo de pensar que a los 30 años pueda contarle a alguien que soy virgen a esa edad, me horrorizo. ¡Qué vergüenza! Si llegase el momento en que quisiera iniciarme en el mundo del sexo, no mencionaría lo de mi virginidad…A lo mejor me arrepiento en diez años, quién sabe.

Publicada originalmente por VICE.com 

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