Durante años, el ejército de Corea del Norte ha ayudado a su líder, Kim Jong-un, a mantener el control de su pueblo y a proporcionar un amortiguador contra el enemigo acérrimo del país, Corea del Sur. Con 1,3 millones de miembros, el ejército de Corea del Norte es una de las fuerzas armadas convencionales más grandes del mundo.
Ahora, con más de 11.000 soldados norcoreanos luchando junto a las fuerzas rusas contra Ucrania, está desempeñando un papel más destacado en la táctica geopolítica de Kim para conseguir el dinero y la influencia diplomática que tanto necesita.
Los soldados que Corea del Norte desplegó pertenecen a su unidad “Tormenta”, fuerzas especiales que se encuentran entre las mejor entrenadas y más adoctrinadas del ejército. Pero estaban mal preparadas para los ataques con drones y el terreno desconocido lejos de su aislada patria, según el Servicio Nacional de Inteligencia de Corea del Sur.
Más de 100 de ellos murieron y otros 1000 resultaron heridos en sus primeros combates, declaró el jueves la agencia de inteligencia a los legisladores surcoreanos en una sesión informativa. Según Lee Seong-kweun, legislador que habló con los periodistas tras la reunión a puerta cerrada, la agencia dijo que entre los muertos podría haber un oficial de rango general.
La agencia dijo que Kim parecía estar preparándose para enviar más soldados a Rusia, ya que considera que el mayor conflicto de Europa desde la Segunda Guerra Mundial es una oportunidad para impulsar sus propias ambiciones militares y diplomáticas.
Esto es lo que hay que saber sobre el ejército norcoreano y los soldados que Kim envió en la primera gran intervención de su país en un conflicto en el extranjero.
¿Cuáles son las debilidades de los soldados norcoreanos?
Las fuerzas especiales de Corea del Norte se han entrenado principalmente para misiones de francotiradores, guerra urbana e infiltraciones por mar, aire y a través de las numerosas montañas de Corea. No se han entrenado lo suficiente para la guerra de drones y trincheras librada en terrenos como la línea del frente Rusia-Ucrania, mayoritariamente abierta y llana, dijo Doo Jin-ho, analista principal del Instituto Coreano de Análisis de la Defensa en Seúl.
Durante los dos años en la pandemia en la que Corea del Norte se paralizó, sus fuerzas especiales rotaron dentro y fuera de los puestos de guardia a lo largo de la frontera del país con China, perdiéndose parte de su entrenamiento habitual, dijo Doo.
El despliegue de los soldados norcoreanos fue tan precipitado que Rusia podría tardar tiempo en integrarlos adecuadamente en su ejército, dijeron funcionarios de inteligencia surcoreanos a los legisladores. Fueron lanzados a la batalla tras aprender un puñado de términos militares en ruso, como “abrir fuego”, “artillería” y “en posición”, lo que podría crear problemas en las comunicaciones del campo de batalla, dijeron.
“De arriba abajo, el ejército norcoreano no ha tenido experiencias de combate en directo durante décadas”, dijo Ahn Chan-il, exsargento del ejército norcoreano que vive en Corea del Sur. “Los soldados deben haber recibido un curso intensivo de guerra con aviones no tripulados y de infantería, pero la cuestión es hasta qué punto están familiarizados”.
¿Quién está al mando?
Aunque algunos observadores externos lo tacharon de joven e inexperto en el pasado, Kim, el líder del país, ha demostrado ser un firme comandante en jefe que gobierna con lo que el gobierno surcoreano ha denominado un “reino del terror”.
Su padre y predecesor, Kim Jong-il, dirigió su país con una política de “lo militar primero”. Confió en el Ejército Popular de Corea para mantener unido al país tras la hambruna de la década de 1990. A cambio, le permitió acaparar recursos gubernamentales y dirigir operaciones rentables, como la minería, la pesca y el contrabando.
Una vez que Kim asumió el poder tras la muerte de su padre en 2011, procedió a someter a las élites militares, desterrando o ejecutando a generales de alto rango. En 2015, el general Hyon Yong-chol, entonces ministro de Defensa, fue ejecutado con un cañón antiaéreo tras quedarse dormido en presencia de Kim, según funcionarios de inteligencia surcoreanos.
En 2017, Kim marginó al vicemariscal Hwang Pyong-so, máximo responsable político del ejército. Durante dos meses, obligaron a Hwang a barrer el patio delantero de un edificio del partido en Pionyang, dijo Lee Ilkyu, diplomático norcoreano en Cuba que desertó a Seúl el año pasado.
Los funcionarios norcoreanos viven con un miedo constante porque no saben cuándo pueden ser víctimas de la impulsividad de Kim Jong-un, añadió Lee.
Los analistas externos observan atentamente quién acompaña a Kim en sus visitas a las unidades militares y a los centros de pruebas armamentísticas en busca de señales de quién podría estar —o no— agraciado con él.
En septiembre, los analistas empezaron a observar dos caras nuevas en el círculo de altos funcionarios que rodean a Kim: el coronel general Kim Yong-bok y el coronel general Ri Chang-ho. Su importancia para Kim se puso de manifiesto cuando más tarde acompañaron a los soldados a Rusia.
El general Kim fue identificado como comandante de las fuerzas especiales de Corea del Norte durante un desfile militar en 2017, según Hong Min, analista del Instituto Coreano para la Unificación Nacional en Seúl. El general Ri dirigió la Oficina General de Reconocimiento del ejército, implicada en el comercio de armas, la ciberdelincuencia y otras actividades ilícitas para engordar las arcas de Kim.
El lunes, Estados Unidos y sus aliados incluyeron a los dos generales en una lista negra por su papel en la guerra de Rusia. Se unen a otros miembros clave del gobierno norcoreano ya incluidos en la lista negra en virtud de resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
Los soldados se arriesgan a morir por un estatus más alto
Los soldados enviados a Rusia procedían probablemente de familias pobres. La oportunidad de ir al extranjero y la perspectiva de ganar dinero pueden ser enormes incentivos para ellos, dijo Ahn. Rusia podría pagar hasta 2000 dólares al mes por soldado norcoreano, según la agencia de inteligencia surcoreana. Aunque se espera que su gobierno se quede con la mayor parte, el resto puede seguir siendo una suma enorme para un soldado ordinario.
Corea del Norte también estaba elevando la moral de los soldados que luchaban en el frente prometiéndoles una rápida incorporación al Partido de los Trabajadores, un símbolo de estatus muy codiciado, afirmó Kim Seongmin, excapitán del ejército norcoreano que dirige una emisora de radio en el Sur, citando a informantes dentro de Corea del Norte.
“Los soldados tenían pocas esperanzas de futuro en el Norte”, dijo Kim Kwang-Jin, otro desertor norcoreano, quien trabaja como analista principal en el Instituto de Estrategia de Seguridad Nacional de Seúl, dirigido por el gobierno. “Van allí arriesgando sus vidas, pero también lo verán como una oportunidad de ganar dinero y, si los matan, de elevar el estatus social de su familia al de los caídos en la guerra”.
Aunque sufrieran muchas bajas, el control totalitario de Kim haría imposible que la población se quejara, dijeron los desertores.
“Corea del Norte dará por sentadas las bajas”, dijo Sim Ju-il, ex teniente coronel del ejército norcoreano que vive en Seúl. “Las considerará un costo inevitable de adquirir experiencia en la guerra moderna en caso de que deba luchar contra el ejército de Estados Unidos en Corea”.