Las glamurosas y solitarias vidas de los chefs privados

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En julio, Tashea Channell Younge, una chef privada y proveedora de servicios de banquetes de la ciudad de Nueva York, voló a Los Ángeles, con todos los gastos pagados, para cocinar en una cena privada para 15 personas en una cocina lujosa. Luego, cocinó para el receptor abierto de la NFL Noah Brown y algunos de sus compañeros de equipo. Unas semanas después, estaba de vuelta en Nueva York para preparar una cena privada a la luz de las velas frente al mar, con todo y pétalos de rosas y una vista al rascacielos del Empire State.

Los escenarios eran glamurosos y también la paga. En un mes, Younge ganó más de 12.800 dólares. Lo documentó todo en su cuenta de TikTok.

Está surgiendo un nuevo capítulo en la era de la celebridad gastronómica en línea a medida que muchos más profesionales culinarios emprenden carreras como chefs privados y publican los beneficios de este empleo. Esos detalles solían ser, al igual que el trabajo, totalmente privados; los chefs y sus clientes siempre mantenían en secreto la transacción (y muchos chefs firman acuerdos de confidencialidad).

Pero en los últimos meses, en TikTok e Instagram, personas jóvenes y hermosas con dotes culinarios han empezado a combinar los mundos del servicio alimentario y de los influentes en redes sociales al publicar videos de su vida diaria como chefs privados, en la que viajan de un destino lujoso a otro con sus clientes o viven sin pagar renta en residencias de huéspedes.

El dinero que les genera es bueno y tienen mucha libertad creativa. Pero los videos no siempre muestran lo solitario que puede ser este trabajo.

Younge, de 27 años, sabe que la contratan porque su compañía es agradable, pero también sabe que está a bordo del jet o yate privado para un único propósito: cocinar.

“Es muy peligroso desdibujar esos límites”, comentó. “No eres para nada su invitado. No eres para nada su amigo”.

Abby Cheshire, de 28 años, que es profesora de Artes Culinarias en un bachillerato público en Florida, ha pasado tres veranos en un yate en las Bahamas como chef privada. Cocina durante el día y edita el material de sus videos por la noche. Con el tiempo, ha aprendido a volverse amablemente invisible, lo cual es difícil de lograr en una embarcación.

“Creo que están acostumbrados a tener empleados a su alrededor”, relató.

Varias agencias que ayudan a clientes a encontrar chefs privados afirman que la pandemia marcó un punto de inflexión para ambos grupos. Hace apenas unos años, Sami Udell, fundadora de la agencia de chefs privados WholeSam, estaba en una búsqueda desesperada de chefs. En ocasiones, recurrió a Craigslist para encontrar quien atendiera los servicios.

Udell contó que los chefs de restaurantes miraban con desdén el trabajo privado. Pero cuando la COVID forzó el cierre de restaurantes, cocinar para una sola familia adinerada empezó a parecer una opción más segura, satisfactoria y lucrativa que preparar comida para llevar en una cocina abarrotada y mal ventilada o recolectar prestaciones por desempleo.

Ahora, Udell dice que recibe al menos 10 mensajes a la semana de chefs en potencia que buscan sus consejos laborales.

Desde 2018, Private Chef Match, otra agencia de contratación de personal, ha visto un repunte del 75 por ciento en las solicitudes de candidatos “que quieren abandonar, o nunca entrar, al mundo de los restaurantes”, señaló Daniel Wood, su fundador.

Para los chefs privados, las ventajas son reales. La mayoría percibe un salario mucho mayor al que tendría en un restaurante.

Reilly Meehan lleva trabajando como chef privado de tiempo completo para una familia desde 2021, y divide su tiempo entre Phoenix y Southampton, Nueva York. Dice que gana un 40 por ciento más de lo que percibía como cocinero en un club privado para caballeros en San Francisco, y ahora también recibe todas las prestaciones de ley.

Udell reveló que los chefs en Los Ángeles pueden ganar de 100.000 a 175.000 dólares al año. Sí se les dan vacaciones remuneradas. Hay quienes cobran un mínimo de 500 dólares al día para el trabajo privado, o más de 150 dólares por persona en eventos de banquetes.

“Antes de la pandemia, era muy inusual conocer a un chef que ganara más de 200.000 dólares”, indicó Wood. “Ahora, los sueldos más altos percibidos en el país van de 200.000 a 300.000 dólares, más prestaciones y bonificaciones”.

Pero también hay dolores de cabeza. Muchos clientes tienen reglas dietéticas estrictas y otros invitan amistades al último minuto.

“Es difícil para mí decir que no”, manifestó Ashley Cunningham, de 27 años, quien ha trabajado para un puñado de jugadores de la NBA. “Porque siento que parte de mi trabajo es asegurarme de que estén contentos”.

Además, muchos chefs contaron que los clientes esperan que se presenten a trabajar con avisos de última hora. Tejas Jhaveri, de 25 años, un chef privado de Oahu, en Hawái, recibió un mensaje de texto a altas horas de la noche en el que le pedían que atendiera un evento al día siguiente, con escasas horas para planificar, hacer compras y cocinar.

“Se vuelven como un amigo de la familia, pero al mismo tiempo, son tus empleadores”, describió.

Entre amigos verdaderos, ese tipo de exigencias parecerían una falta de respeto. “Solo creo que valoran el tiempo de otra forma”, comentó Jhaveri sobre sus clientes como chef privado.

Rob Li, cuyos padres inmigrantes operaban un restaurante al norte del estado de Nueva York, tiene su propio departamento de verano como chef privado en el complejo residencial de un multimillonario en Los Hamptons. Su cliente es fácil de tratar, así que dijo que es casi como cocinar para un compañero de piso.

La vida en Long Island es lánguida. Cuando no está cocinando o haciendo compras de víveres, Li, de 26 años, se relaja y edita videos de almuerzos y bocadillos para su cuenta de TikTok, los cuales suelen acumular millones de vistas. Pero también puede ser demasiado tranquila: a veces pasa toda la noche en FaceTime hablando con amigos reunidos en la ciudad de Nueva York.

“Solo estamos él y yo”, mencionó sobre su cliente de mediana edad, y agregó: “No hablamos ni interactuamos mucho por esa gran diferencia de edad. Siento que no tenemos nada en común realidad”.

Otros chefs que viven con sus clientes mientras trabajan tienen que separarse de sus seres queridos durante meses.

Desde que se mudó con su familia de San Francisco a Phoenix por su trabajo como chef privado, Meehan, de 32 años, viaja sin su esposo y su perro durante el verano para trabajar en la residencia de su cliente en Los Hamptons, desde donde publica sus videos.

Tiene permitido invitar amigos y familiares. Pero la separación es difícil. “Esos días en los que estoy solo yo en la casa, no es fácil a nivel psicológico”, afirmó.

Abby Cheshire, chef privada que publica videos en línea desde la galería del yate de su cliente, prepara un platillo en Pensacola, Florida, el 25 de agosto de 2023. (Natalie Zepp/The New York Times)

Tashea Channell Younge cocina en Nueva York, en agosto de 2023. (DeSean McClinton-Holland/The New York Times)

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