Las aerolíneas han estado a punto de sufrir muchos más accidentes de lo que se creía

Una investigación descubrió al menos 46 peligrosos incidentes en los que se vieron implicadas aerolíneas comerciales en el último mes

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Solo 43 de los más de 500 aeropuertos del país que operan vuelos comerciales cuentan con sistemas de alerta para evitar colisiones (Desiree Rios/The New York Times)
Solo 43 de los más de 500 aeropuertos del país que operan vuelos comerciales cuentan con sistemas de alerta para evitar colisiones (Desiree Rios/The New York Times)

El 2 de julio, un piloto de Southwest Airlines tuvo que abortar un aterrizaje en el Aeropuerto Internacional Louis Armstrong de Nueva Orleans. Un avión 737 de Delta Air Lines se preparaba para despegar en la misma pista. Gracias a la rápida maniobra, se evitó una posible colisión por segundos.

Nueve días más tarde, en San Francisco, un avión de American Airlines aceleraba por la pista a más de 250 kilómetros por hora cuando apenas libró a una aeronave de Frontier Airlines cuya nariz se había atravesado en su camino. Un momento después, lo mismo ocurrió con una aeronave alemana que estaba despegando. En ambos casos, los aviones estuvieron tan cerca de chocar con el de Frontier que la Administración Federal de Aviación (FAA, por su sigla en inglés), en informes internos revisados por The New York Times, describió los encuentros como “piel con piel”.

Y dos semanas y media después, un vuelo de American a Dallas iba a más de 800 kilómetros por hora, cuando en la cabina de vuelo sonó una alarma para alertar sobre un posible choque. Un controlador aéreo, por error, le había dado instrucciones a un avión de United Airlines de volar a una distancia mínima. El piloto de American tuvo que levantar de inmediato el Airbus A321 unos 200 metros.

Estos incidentes, de los que se informó en reportes preliminares de seguridad de la FAA, pero que no se dieron a conocer al público en general, son ejemplos de una serie de al menos 46 instancias en que aerolíneas comerciales estuvieron a punto de sufrir un accidente tan solo el mes pasado.

Forman parte de un patrón alarmante de fallas de seguridad y situaciones en que estuvo a punto de ocurrir un choque tanto en el aire como en las pistas de Estados Unidos, según reveló una investigación del Times. Si bien no ha habido ningún choque de aviones importante en Estados Unidos en más de una década, ocurren incidentes que podrían ser peligrosos con más frecuencia de lo que sabemos.

En lo que va del año, las aerolíneas comerciales han estado a punto de sufrir choques varias veces por semana, en promedio, según un análisis que realizó el Times de informes internos de la FAA y miles de páginas de informes sobre seguridad federal y entrevistas con más de 50 funcionarios federales, controladores de tráfico aéreo y pilotos en servicio y retirados.

Los incidentes suceden en general en los aeropuertos o en sus cercanías y se deben a errores humanos, según muestran los registros internos de la agencia. Uno de los factores principales han sido los errores de los controladores aéreos, que están sometidos a gran presión debido a la escasez nacional de profesionales capacitados.

Todas las aerolíneas principales de Estados Unidos han estado a punto de sufrir alguno de estos accidentes, que han ocurrido en todo el territorio estadounidense.

Algunos incidentes se han informado en los titulares, pero el público no se ha enterado de la mayoría.

La torre de control de tráfico aéreo en el Aeropuerto Internacional Austin-Bergstrom, en Austin, Texas, donde se autorizó el aterrizaje de un avión en la misma pista en que salía otro vuelo (Ilana Panich-Linsman/The New York Times)
La torre de control de tráfico aéreo en el Aeropuerto Internacional Austin-Bergstrom, en Austin, Texas, donde se autorizó el aterrizaje de un avión en la misma pista en que salía otro vuelo (Ilana Panich-Linsman/The New York Times)

Además de los registros de la FAA, el Times analizó una base de datos operada por la NASA que contiene reportes confidenciales de seguridad presentados por pilotos, controladores de tráfico aéreo y otras personas que trabajan en la aviación. El análisis identificó un fenómeno similar: en el periodo más reciente de 12 meses del que se tienen datos, se identificaron unas 300 descripciones de situaciones en que estuvo a punto de presentarse un choque entre aviones de aerolíneas comerciales.

El número de tales incidentes en la base de datos de la NASA, que se basa en informes voluntarios que no se corroboran de manera independiente, se ha elevado a más del doble en la última década, aunque no se sabe a ciencia cierta si eso refleja que las condiciones de seguridad han empeorado o sencillamente que ahora se presentan más informes.

Las autoridades de la aviación dicen que el sistema de viajes aéreos en Estados Unidos, que se encarga de transportar a cerca de tres millones de pasajeros cada día, es el más seguro del mundo. Pero varios controladores de tráfico aéreo en funciones y retirados indicaron en entrevistas que las instancias en que han estado a punto de ocurrir choques ahora son tan frecuentes que temen que en cualquier momento ocurra un accidente con consecuencias fatales.

La red estadounidense de aviación desde hace tiempo ha contado con la protección de un amplio sistema de salvaguardas tecnológicas y humanas superpuestas. La capacitación que reciben los pilotos es muy rigurosa, al igual que la de los controladores de tráfico aéreo, que vigilan el espacio aéreo y gestionan los despegues y los aterrizajes. Hay mecanismos tecnológicos que alertan a los pilotos y a los controladores sobre posibles peligros y les dan instrucciones para que alejen a los aviones del peligro.

Los resultados son innegables. Ninguna aerolínea estadounidense ha estado involucrada en un choque fatal desde febrero de 2009, cuando un vuelo de Continental se estrelló en una casa cerca de Buffalo, Nueva York, y murieron las 49 personas que iban a bordo. Estos 14 años han sido el periodo más largo en la historia de la aviación estadounidense libre de choques.

No obstante, ese récord envidiable oculta los crecientes vacíos que señalan pilotos, controladores de tráfico aéreo y otros trabajadores en los distintos niveles del sistema de seguridad. El resultado, según dicen, es un mayor riesgo de que ocurra un desastre.

Un problema es que, a pesar de que las autoridades de seguridad lo han recomendado en repetidas ocasiones, la gran mayoría de los aeropuertos de Estados Unidos todavía no instalan sistemas de alerta que coadyuven a la prevención de colisiones en las pistas.

Una investigación del New York Times ha revelado que sólo en el último mes se han producido al menos 46 accidentes en los que se han visto implicadas líneas aéreas comerciales, como parte de un alarmante patrón de fallos de seguridad. Gráficos que ilustran tres de estos incidentes
Una investigación del New York Times ha revelado que sólo en el último mes se han producido al menos 46 accidentes en los que se han visto implicadas líneas aéreas comerciales, como parte de un alarmante patrón de fallos de seguridad. Gráficos que ilustran tres de estos incidentes

Sin embargo, el mayor reto que identificó el Times es que las instalaciones de control de tráfico aéreo tienen un faltante crónico de personal. Aunque no es ningún secreto que hacen falta más controladores (el gobierno de Biden está en proceso de obtener financiamiento para contratar y capacitar a más personas), la escasez es más grave y provoca más situaciones peligrosas de lo que se sabía.

Al mes de mayo, solo tres de las 313 instalaciones de control de tráfico aéreo del país tenían suficientes controladores para cumplir los objetivos fijados por la FAA y el sindicato que representa a esos trabajadores, según descubrió el Times.

Representantes de American, United, Delta, Southwest y otras aerolíneas enfatizaron su compromiso con la seguridad. Las aerolíneas afirman haber invertido considerablemente en capacitación y en tecnología de seguridad sofisticada, además de que trabajan en colaboración estrecha con la FAA para afinar las mejores prácticas. Indicaron que la ausencia de colisiones demuestra que el sistema es efectivo.

Un portavoz de United explicó que el incidente de julio en que su avión pasó muy cerca del vuelo de American se resolvió con una distancia de más de 5 kilómetros entre las aeronaves. Ningún representante de Spirit respondió a nuestras solicitudes de información.

Matthew Lehner, vocero de la FAA, afirmó que el enfoque multinivel que aplica la agencia a la seguridad “virtualmente ha eliminado el riesgo de incidentes fatales a bordo de las aerolíneas comerciales estadounidenses”.

El objetivo ahora, según dijo, es reducir a cero el número de ocasiones en que casi se presenta un accidente. “Una ocasión en que casi ocurra un choque ya es demasiado”, señaló en un comunicado.

Lehner explicó que la FAA no cuenta con financiamiento para instalar más sistemas de alerta en las pistas. Pero aclaró que la agencia estaba tomando otras medidas para mejorar la seguridad.

Sin embargo, controladores de todo el país comentaron que no creen que la FAA esté tomando medidas suficientes. Según estos trabajadores, han expresado sus inquietudes a través de los medios oficiales, incluida la línea interna de denuncias de la agencia. Frustrados por la falta de acción que observan, indicaron los controladores, decidieron hablar con el Times, a condición de permanecer en el anonimato para proteger su empleo.

Para los aviones que se desplazan a cientos de kilómetros por hora, distancias que parecen sustanciales pueden desvanecerse en segundos. Por lo tanto, la FAA exige que las aeronaves conserven espacios considerables entre sí.

Los registros de la FAA y la NASA que revisó el Times, así como las entrevistas con controladores y pilotos, indican que es rutinario que esos estándares no se cumplan.

En ellos aparece una serie de incidentes que se hicieron públicos este mismo año. En el Aeropuerto Internacional Kennedy de Nueva York en enero, un vuelo de American Airlines atravesó el curso de un vuelo de Delta que estaba acelerando para despegar. El piloto de Delta pisó a fondo los frenos y apenas logró evitar la colisión.

El gráfico ilustra la escasez de personal de control aéreo en todo Estados Unidos (The New York Times)
El gráfico ilustra la escasez de personal de control aéreo en todo Estados Unidos (The New York Times)

Tres semanas después, en Austin, Texas, un controlador de tráfico aéreo autorizó el aterrizaje de un avión de FedEx en la misma pista que salía un vuelo de Southwest. Las aeronaves, que se desplazaban a más de 240 kilómetros por hora, evitaron el choque por menos de 30 metros.

En el curso de las siguientes semanas, hubo incidentes similares en Sarasota, Florida; Burbank, California, y Boston.

Con la intención de mejorar la seguridad y restaurar la confianza del público, funcionarios federales iniciaron investigaciones sobre los incidentes, instaron a la comunidad del sector de la aviación a adoptar una actitud de “vigilancia continua” y convocaron a una cumbre de seguridad.

“La ausencia de muertes o accidentes no debe equipararse a la presencia de seguridad”, declaró en la cumbre celebrada en marzo Jennifer Homendy, presidenta de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB, por su sigla en inglés). Además, añadió: “Estos incidentes recientes deben ser una llamada de alerta para todos nosotros, antes de que suceda algo más catastrófico, antes de que se pierdan vidas”.

Si bien la serie de incidentes que llegaron a los titulares son preocupantes, hubo otros de los que no se informó al público. Se incluyeron descripciones preliminares en los llamados Boletines de Alertas Diarias de la Administración, que se distribuyen entre un grupo selecto de empleados de la FAA y el Times pudo revisar.

Algunos de los incidentes se debieron a errores de controladores de tráfico aéreo. Otros fueron culpa de los pilotos. Algunos incidentes se dieron por errores de ambos.

Cuando dos aviones seguidos casi chocaron con la aeronave de Frontier cuya nariz invadía la pista de San Francisco en julio, uno de los problemas fue la falta de controladores de tráfico aéreo.

Los reportes internos de la FAA sobre el incidente revelaron que el piloto de Frontier cometió un error. Pero el controlador que debía monitorear la pista no tomó medidas suficientes para mitigar el error del piloto. El personal durante el incidente “no era normal para la hora del día y el volumen de tráfico”, escribió la FAA.

Los funcionarios de la FAA ya sabían que la torre de control aéreo de San Francisco no tenía personal suficiente. En mayo de este año, tenía 20 controladores certificados, según datos obtenidos por el Times mediante una solicitud de registros públicos hecha a la agencia. Ese número está un 33 por ciento por debajo de la meta fijada por un grupo de funcionarios de la FAA y el sindicato de controladores.

La situación en San Francisco es común. El 99 por ciento de las instalaciones de control de tráfico aéreo del país (310 de 313) tienen menos controladores certificados de los que se tienen establecidos como objetivo, según un análisis realizado por el Times de los datos de la FAA y el “Plan para la Fuerza de Trabajo de Controladores de Tráfico Aéreo” más reciente de esa agencia.

El gráfico ilustra ocho situaciones en que estuvo a punto de presentarse un choque entre aviones de aerolíneas comerciales en 2023
El gráfico ilustra ocho situaciones en que estuvo a punto de presentarse un choque entre aviones de aerolíneas comerciales en 2023

En la década pasada, el número de controladores totalmente capacitados ha bajado un diez por ciento, mientras que el tráfico en los aeropuertos ha aumentado un cinco por ciento. El inspector general del Departamento de Transporte descubrió hace poco que la FAA “no tiene ningún plan para resolver” la falta de personal.

La FAA les ha pedido a muchos controladores que trabajen seis días por semana.

Además, muchos controladores tienen un horario en el que el inicio de sus turnos rota durante la semana. El primer día, el controlador puede trabajar el turno de la tarde. A partir de ahí, los turnos van siendo más temprano, hasta culminar con un periodo de 24 horas en que el controlador trabaja un turno temprano por la mañana y, quizá solo ocho horas después, el turno de toda la noche. Muchos controladores llaman a ese horario “cascabel” porque es igual que la serpiente, cuya mordedura produce síntomas terribles.

La FAA y el sindicato de controladores aprobaron el horario, que se diseñó en parte para distribuir los turnos más pesados entre distintos empleados.

Pero muchos controladores dicen que, sumado al tiempo extra obligatorio, los tiene sujetos a una gran presión física y psicológica.

La NTSB y el inspector general del Departamento del Transporte descubrieron que el horario “cascabel” incrementa el riesgo de errores de los controladores. Así que la FAA modificó ese horario para poner fin a algunas inquietudes, pero los controladores opinan que todavía es extenuante.

Tanto pilotos como controladores de tráfico aéreo e investigadores federales han advertido en repetidas ocasiones que el sistema de seguridad aérea de Estados Unidos se ha desgastado.

En 2013, por ejemplo, el inspector general del Departamento del Transporte escribió que las llamadas pérdidas de separación, que suceden cuando una aeronave se aproxima demasiado a otra, “todavía constituyen una preocupación importante en la seguridad aérea, en particular en vista del drástico aumento de instancias en que ocurren”. Cinco años después, el inspector general emitió una advertencia similar sobre los casos en que casi hubo choques en las pistas.

En 2017, la NTSB exhortó a la FAA a instalar más sistemas que alerten a los controladores de tráfico aéreo sobre colisiones inminentes en las pistas.

Desde entonces, la FAA no ha instalado un solo sistema nuevo de detección en la superficie. Solo 43 de los más de 500 aeropuertos del país que operan vuelos comerciales cuentan con ese tipo de sistemas, de acuerdo con la FAA. Lehner explicó que esa agencia no cuenta con financiamiento para obtener sistemas nuevos, pero está buscando opciones más asequibles.

En la base de datos de la NASA también abundan las advertencias. Cientos de informes describen instancias en que factores como la carga de trabajo, presiones de tiempo, fatiga, problemas con la tecnología y fallas en la comunicación provocaron situaciones aterradoras.

La FAA señaló que intenta resolver el problema de falta de controladores. En su solicitud de presupuesto más reciente, pidió 117 millones de dólares para capacitar a los controladores y contratar 1800 controladores nuevos en el ejercicio fiscal de 2024, que inicia en octubre.

El financiamiento adicional no sería ninguna panacea. La FAA espera perder más de 1400 controladores el año próximo debido a que muchos se jubilarán o abandonarán el puesto por otros motivos. Por desgracia, los nuevos controladores deben capacitarse durante varios años.

Entre tanto, aún se presentan con regularidad situaciones en que casi ocurre un choque.

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