De pronto parece que la teoría de la fuga en un laboratorio de Wuhan está por todas partes.
Ayer el presidente Joe Biden llamó a los funcionarios de inteligencia estadounidenses a “redoblar sus esfuerzos” para determinar el origen de la COVID-19 y averiguar si el virus que lo causa se escapó de un laboratorio chino. Las redes sociales y principales publicaciones se han puesto a discutir el asunto.
Hoy tenemos una guía para comprenderlo.
Cuéntame lo básico
El origen del virus sigue siendo poco claro. Muchos científicos creen desde hace mucho que la explicación más probable es que haya pasado de un animal a una persona, posiblemente en un mercado de alimentos en Wuhan, China a finales de 2019. La transmisión de animales a humanos —conocida como desbordamiento zoonótico— es un relato originario común a varios virus, entre ellos el ébola y algunas gripes aviares.
Pero algunos científicos apuntan a otra posibilidad: que haya escapado del Instituto de Virología de Wuhan. Como sucede en otros laboratorios, los investigadores ahí a veces modifican los virus, para comprenderlos y tratarlos.
“Lo más probable es que este sea un virus que surgió de forma natural, pero no podemos descartar la posibilidad de algún tipo de accidente de laboratorio”, dijo ayer a los senadores Francis Collins, director de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos.
¿Por qué ahora?
El tema está recibiendo más atención debido a que algunos científicos que alguna vez se mostraron escépticos ante la teoría del laboratorio se han mostrado ahora abiertos ante la posibilidad.
Hace dos semanas, 18 científicos enviaron una carta a la revista científica Science en la que pedían una nueva investigación y describían tanto la teoría de animal a humano como la teoría del accidente de laboratorio como “viables.” Y tres científicos que el año pasado desestimaron la explicación de fuga de laboratorio como una teoría conspirativa le han dicho a The Wall Street Journal que ahora consideran que es verosímil.
Entre las razones: los funcionarios chinos se han rehusado a permitir una investigación independiente del laboratorio y no han logrado explicar algunas inconsistencias en la hipótesis animal. La mayoría de los primeros casos confirmados no tenían un vínculo evidente con el mercado de alimentos.
¿Qué ha cambiado?
De cierto modo, no ha cambiado mucho. Desde el principio no ha quedado claro cuál es el origen del virus. Durante todo este tiempo ha habido algunos científicos, políticos y periodistas que han argumentado que la teoría de la fuga de laboratorio merece una consideración.
Hace casi 15 meses, dos investigadores chinos escribieron un artículo que concluía que el virus “probablemente se originó en un laboratorio en Wuhan”. Alina Chan, bióloga molecular afiliada a Harvard y el MIT ha presentado un razonamiento similar. David Ignatius y Josh Rogin, ambos columnistas del Washington Post, escribieron sobre esa posibilidad hace más de un año. Joe Biden, entonces candidato presidencial, no mencionó la teoría de la fuga de laboratorio a principios de 2020, pero sí argumentó que Estados Unidos “no debería creerle a China” sobre cómo inició el brote.
Pero estas voces estaban en la minoría. La Organización Mundial de la Salud en un principio desestimó la teoría de fuga del laboratorio como inverosímil.
¿Por qué se menospreció tanto esa teoría?
Parece ser un ejemplo clásico de pensamiento grupal o groupthink, exacerbado por la polarización partidista.
Los funcionarios de salud mundial no parecían dispuestos a confrontar a los funcionarios chinos, que insisten en que el virus saltó de un animal a una persona.
En Estados Unidos, uno de los primeros defensores de la teoría fue Tom Cotton, el senador republicano de Arkansas que a menudo critica a China, y que tiene un historial de promover falsedades (como el fraude electoral que no ocurrió). En este caso, sin embargo, Cotton estaba presentando un argumento con evidencias de sustento creíbles.
Al referirse al tema, la cobertura de los medios ha sido defectuosa, como ha escrito Matthew Yglesias, de Substack. Algunas notas periodísticas exageraron las declaraciones de Cotton para insinuar que el senador decía que China había liberado deliberadamente el virus como un arma biológica (algo que Cotton dijo que era “muy poco probable”). Y algunos científicos y otras personas también parecen haber decidido que si Cotton creía algo —y Fox News y Donald Trump lo repetían— la idea tenía que ser errónea.
El resultado, tal como lo llama Yglesias, fue una burbuja de falso consenso. Los científicos que pensaban que la fuga de laboratorio era creíble, como Chan, recibieron poca atención. Los científicos que pensaron que la teoría era descabellada recibieron amplia atención. Es un buen recordatorio: el mundo es un sitio complicado en donde casi nadie tiene siempre toda la razón ni se equivoca siempre.
¿Por qué es importante?
El origen del virus no afecta muchos aspectos de la lucha contra la covid. Las mejores estrategias de mitigación (restricciones de viaje, pruebas, rastreo de contactos, distanciamiento social, ventilación y uso de cubrebocas) siguen siendo las mejores estrategias para atenuar los efectos del virus.
Pero hay al menos tres razones en concreto, además del valor inherente que tiene la verdad, por las que el origen importa.
En primer lugar, si el virus sí surgió de un laboratorio, ventilar inmediatamente los detalles podría haber conducido a desarrollar una vacuna aún con más rapidez y tratamientos más efectivos. En segundo lugar, una fuga de laboratorio que causó millones de muertes podría tener como efecto un cambio generalizado en las precauciones de seguridad para los laboratorios. Tercero, de confirmarse un accidente de laboratorio, esto afectaría la percepción que tiene el mundo de China, y presionaría a aquel país para cargar con la tarea de vacunar al planeta lo más pronto posible.
Entonces ¿cuál es la verdad?
No lo sabemos. Tanto la transmisión de animal a humano como el accidente de laboratorio parecen ser creíbles. Y la falta de claridad por parte de los funcionarios chinos significa que tal vez nunca sepamos la verdad.
Para leer más: The Washington Post ha publicado una línea de tiempo útil. La semana pasada en Medium, el reportero de ciencia Donald G. McNeil Jr. explicó por qué ahora piensa que el accidente de laboratorio es verosímil. Y el sociólogo Zeynep Tufekci ha dicho que el tema pone de manifiesto algunos de los problemas con el enfoque de los medios de comunicación al verificar datos.
El Times tiene un informe con los detalles más recientes sobre la investigación que Biden ordenó.
[Esta nota es un fragmento del boletín diario The Morning, que escribe David Leonhardt].
David Leonhardt escribe The Morning, el boletín principal del Times, que se envía diariamente. Antes fue jefe del buró en Washington, editor fundador de The Upshot, columnista de Opinión y líder del Proyecto 2020 sobre el futuro de la redacción de The New York Times. Ganó el Premio Pulitzer en la categoría comentario en 2011. @DLeonhardt
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