Una estimación de la población total del icónico “Tyrannosaurus rex” puede enseñarnos algo sobre los dinosaurios que los fósiles no pueden.
Los investigadores han calculado que, antes de que un meteorito que cayó sobre la Tierra hace 66 millones de años acabara con ellos, en un momento dado unos 20.000 adultos del emblemático y feroz dinosaurio depredador Tyrannosaurus rex vagaban por Norteamérica.
No es una cifra exacta, y el total correcto podría ser mucho más bajo o más alto debido a incertidumbres como la duración de su vida, la rapidez con la que crecían y maduraban y el ritmo de sus metabolismos. Aun así, la investigación, publicada el jueves por la revista Science, abre las puertas al estudio de los dinosaurios extintos hace mucho tiempo, más allá de lo que se puede extraer de los fósiles individuales.
Las características del esqueleto pueden decir mucho sobre un animal. Por ejemplo, alguien que observe un diente humano podría deducir que es apto para masticar tanto plantas como carne, y la forma del esqueleto podría dar una estimación de la velocidad a la que puede correr una persona. Pero los atributos físicos no pueden decir cuántas personas viven en la ciudad de Nueva York.
“Estudios como este son el primer paso para recrear ecosistemas antiguos”, dijo Felisa A. Smith, profesora de biología de la Universidad de Nuevo México que no participó en la investigación. “Tenemos que ir más allá de qué fósiles se encontraron y dónde, para tener una visión más amplia: cómo funcionaba el ecosistema”.
Charles R. Marshall, profesor de biología integradora en la Universidad de California, campus Berkeley, quien dirigió la investigación, dijo que el trabajo comenzó cuando él se preguntó, mientras sostenía un fósil de Tyrannosaurus rex, ¿qué tan raro era?
“¿Había un millón, mil millones, un trillón de Tyrannosaurus rex?”, dijo. “¿Es uno entre un millón, uno entre mil millones, uno entre un trillón? ¿Cómo podríamos saber ese número? Todos sabemos que los fósiles son raros, pero ¿qué tan raros son? Así que todo empezó con esa pregunta”.
Entonces, él y los estudiantes de su grupo de investigación empezaron a utilizar las herramientas que los biólogos usan para los animales modernos y las aplicaron a la era de los dinosaurios. El quid de sus cálculos se basa en la observación de que hay muchos más animales pequeños que grandes, que las ratas superan con creces a los elefantes.
Para las especies vivas, John Damuth, biólogo de la Universidad de California en Santa Bárbara, ideó una relación matemática, conocida ahora como ley de Damuth, entre la masa corporal media de un animal y su densidad de población prevista.
La relación no es universal, pero suele ser válida para especies grandes de animales, como los lagartos o los mamíferos carnívoros. Así que, en el caso del Tiranosaurio rex, no solo tuvieron que introducir el peso del dinosaurio -unas seis toneladas, más o menos-, sino también derivar otras cifras de la ley.
Eso incluye el metabolismo. Ya no se cree que los dinosaurios sean de sangre fría como los lagartos actuales, pero probablemente no eran de sangre caliente como los mamíferos. Así que el equipo de Marshall asumió una fisiología intermedia entre la de los mamíferos carnívoros y la de los dragones de Komodo. También tuvieron que tener en cuenta cierta incertidumbre sobre dónde vivían los dinosaurios en Norteamérica. Los paleontólogos no saben si el área de distribución del Tiranosaurio rex se limitaba a los lugares donde se han encontrado fósiles en el oeste de Estados Unidos y Canadá, o si se extendía a otros lugares con climas similares en aquella época, desde Alaska hasta la Costa Este.
Dado que se desconocen tantas cosas sobre los dinosaurios, los científicos no pretendían dar una respuesta única y definitiva, sino proporcionar límites sobre lo que pensaban que podía ser un número plausible. “Para la mayoría de los datos paleontológicos, no sé cómo adivinar un número”, dijo Marshall. “Pero puedo decir cuál es un buen mínimo y cuál es un buen máximo”.
Los cálculos dieron como resultado una población permanente más probable de 20.000 adultos de Tyrannosaurus rex. Eso indicaría una distribución escasa equivalente a dos adultos en un área del tamaño de Washington, D. C.
Pero la incertidumbre en torno a ese cálculo era muy amplia. Las mismas simulaciones por computadora indicaban, con una probabilidad del 97,5 por ciento, que había al menos 1300 adultos pero no más de 328.000.
Damuth describió el nuevo trabajo como una “buena contribución”.
Añadió: “A pesar de las incertidumbres asociadas a la mayoría de los parámetros del modelo, el documento presenta un resultado cualitativo sólido”.
Si la cifra de 20.000 es correcta, a lo largo de los 2,4 millones de años que el T-rex caminó por la Tierra, habrían vivido un total de unos 2500 millones de adultos.
Pero incluso Marshall cree que la cifra de 20.000 es probablemente baja. “Parece inconcebible que puedas durar un par de millones de años con esos pocos individuos”, dijo. “Solo hace falta una plaga horrible o algo así y se acaba todo”.
Dijo que pensaba que la población podría haber sido de decenas de miles o tal vez 100.000 o 200.000. Gran parte de la incertidumbre se debe a que la ley de Damuth no es absoluta. Los jaguares y las hienas manchadas son mamíferos carnívoros de tamaño similar, pero la densidad de población de las hienas es unas 50 veces mayor.
“Usar estos métodos es realmente la parte emocionante”, dijo Peter Makovicky, paleontólogo de la Universidad de Minnesota que no participó en la investigación. “No creo que muchos de los que somos, digamos, paleontólogos centrados en el esqueleto hayamos pensado que esto sería posible, pero creo que es realmente revelador en ese sentido”.
Makovicky dijo que cuando leyó el artículo, empezó a buscar poblaciones de grandes animales depredadores actuales para compararlas con el cálculo de 20.000 Tiranosaurios rex. “Quedan menos de 4000 tigres en libertad, y algunos leones más”, dijo. “No parece una cifra grande, pero en realidad no es tan pequeña”.
El estudio no trató de contar a los Tyrannosaurus rex más jóvenes. En los últimos años, la investigación sugiere que aquellos eran casi como una especie diferente. Aunque pueden haber sido más numerosos que los adultos, se han encontrado pocos fósiles, lo que indica que la mayoría sobrevivió a este periodo de la vida o que los huesos de los juveniles tenían menos posibilidades de conservarse.
Para Marshall, también fue posible obtener una respuesta a la pregunta con la que empezó: solo uno de cada 80 millones de Tyrannosaurus rex que existieron fue fosilizado, aunque, en las regiones más pobladas, el número puede ser tan alto como 1 de cada 16.000.
* Kenneth Chang ha estado en el Times desde 2000 y ha escrito sobre física, geología, química y los planetas. Antes de escribir sobre ciencias, fue un estudiante de posgrado cuya investigación involucraba el control del caos.
(C) The New York Times.-
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