Alemania está por delante de los demás. Mientras otras ligas europeas de futbol están inmersas en incertidumbre y dañinas disputas salariales entre clubes y sindicatos de jugadores, en Alemania existe un orden y una estrategia clara para que comience de nuevo la liga, que como otras alrededor del mundo tuvo que parar por la rápida propagación de la epidemia de coronavirus.
Esta semana, todos los clubes en las dos divisiones principales —1. Bundesliga y 2. Bundesliga— regresaron al campo de entrenamiento, cumpliendo con los protocolos de salud locales, pero ofrecieron a millones de hinchas ávidos de futbol la señal más clara de que pronto podrán ver el deporte de nuevo, y mucho antes que los fanáticos de otras de las principales ligas de Europa.
El director ejecutivo de la liga, Christian Seifert, dijo a The New York Times que los planes puestos en marcha contemplan que los partidos regresen a los 36 estadios para principios de mayo, mientras que los nueve juegos restantes del calendario serían completados para finales de junio, cuando algunas de las otras ligas principales podrían no haber regresado del receso. Es poco probable que la Liga Premier de Inglaterra, la competencia nacional que genera los mayores ingresos, regrese antes de julio como mínimo.
No obstante, a pesar de todo el optimismo, queda claro que una de las características definitorias de la popularidad del futbol alemán estará ausente, y será así durante un largo tiempo. Seifert dijo que los estadios que normalmente están repletos —Alemania tiene las cifras promedio de asistencia más altas de Europa— estarán vacíos, cuando los llamados “partidos fantasma” se jueguen en pabellones cavernosos carentes de la acostumbrada atmósfera carnavalesca. El futbol será solamente un espectáculo por televisión y es probable que se mantenga así hasta finales del año, dijo Seifert.
El camino de regreso a las canchas en Alemania será observado de cerca en el resto del mundo. Todo el futbol europeo ha sido suspendido, con la extraña excepción de Bielorrusia. FIFA ha permitido una extensión indefinida para dejar que las ligas de todo el mundo terminen las temporadas que fueron suspendidas.
“Somos parte de la cultura del país, las personas anhelan recuperar una pequeña parte de su vida normal, y eso podría significar que la Bundesliga se juegue de nuevo”, dijo Seifert. “Esa es la razón por la que tenemos que hacer nuestra parte en esto, y eso significa apoyar al gobierno y hablar con el gobierno sobre cuándo podremos jugar de nuevo”.
En el desarrollo del plan, la Bundesliga estima que se necesitarán 240 personas para cada partido, incluyendo a jugadores, equipo técnico y personal médico, así como árbitros y personal de producción. Dos grupos han sido formados para lidiar con las cuestiones prácticas de realizar el juego: uno para establecer regulaciones de uniformes para el día del partido y el otro, tal vez más importante, para crear un plan de higiene para entrenamientos y partidos, y para definir qué medidas se deben tomar si un futbolista da positivo para el virus.
“La idea es dar certeza a los jugadores, a sus familiares, así como a la sociedad”, dijo Seifert.
El apresurado retorno a las canchas se debe tanto a necesidades financieras como emocionales.
Aunque sus clubes son de los más acaudalados de Europa, no terminar la temporada tendría un costo enorme. Seifert estimó la cifra en hasta 750 millones de euros, una cantidad que se compara con los pronósticos de 1000 millones de euros en pérdidas en la principal división de España, La Liga, y un mínimo de 1000 millones de libras para la Liga Premier.
“Por el momento, todos estamos luchando para sobrevivir”, dijo Seifert, y predijo que el 50 por ciento de los equipos de la segunda división “están en gran peligro de declararse en bancarrota” si la temporada es cancelada. Mientras tanto, hasta cinco equipos de la división principal también enfrentarían graves problemas.
En general, los clubes alemanes no han atraído tantos grandes inversionistas como la Liga Premier, en la cual multimillonarios extranjeros y jeques acaudalados por el petróleo han inyectado dinero a los clubes. Eso es en gran medida debido a un modelo que evita que los intereses comerciales sean propietarios de más del 49 por ciento de un club. La crisis ha llevado a algunos a sugerir que la regulación —que es defendida ferozmente por los hinchas, pero que desde hace tiempo ha frustrado a algunos presidentes de clubes—finalmente podría ser eliminada. Seifert negó que eso fuera cierto.
“Mientras yo sea el director ejecutivo de la Bundesliga, nadie debatirá sobre la regla del cincuenta más uno en medio de la crisis por el coronavirus”, dijo.
Los clubes alemanes han logrado manejar de manera tranquila la delicada negociación de recortes a los salarios de los futbolistas, a diferencia de Inglaterra donde una desagradable disputa entre jugadores, su sindicato y los equipos ha entrado a su segunda semana. En Alemania, donde los jugadores y los clubes negociaron directamente, los futbolistas de los clubes más grandes han aceptado reducir sus salarios entre el 20 y el 30 por ciento y aquellos en los más pequeños, un 10 por ciento.
“Para ser sincero, no entendí las discusiones que hubo en otros países porque desde el principio los clubes estaban hablando con sus jugadores sobre eso”, dijo Seifert.
*Copyright: c.2020 The New York Times Company