Catherine Minervini, gerente de ventas para una empresa de productos textiles llamada Sunbrella, realiza videollamadas desde su cocina en Nueva Jersey con un costal de casi 7 kilogramos de arroz integral a la vista.
En su oficina en casa, Allen Hart, un profesor de Psicología de la Universidad Amherst en Massachusetts, tiene colgado un mapamundi de cabeza.
En Nueva York, David Korins, el escenógrafo de “Hamilton” y “Dear Evan Hansen”, pasa de su comedor al escritorio de su hija, el cual aprobó por ser un “lugar bien iluminado sin nada de fondo”, según su descripción.
Trabajar desde casa, bajo el asedio del coronavirus, significa encontrar un espacio tranquilo para comunicarte de manera remota con colegas, clientes, estudiantes y amigos. Gracias a las herramientas de videoconferencias como Hangouts de Google y Zoom, también significa exponer nuestra esfera privada ante los ojos de la gente externa.
Las personas que han trabajado desde casa durante años saben cómo crear un nicho profesional dentro de un panorama más grande de platos sucios, niños llorones y decoraciones sentimentales en las paredes. Han aprendido cómo verse presentables a través del lente de una cámara web, aunque sea tan solo de la cintura para arriba. Aún perdura la moraleja de Robert E. Kelly, el politólogo cuyo hijo irrumpió en su oficina casera en Corea del Sur hace tres años e interrumpió una entrevista en vivo con la BBC (la lección: cierra la puerta con llave).
Además, están todos los recién llegados. Las búsquedas en Pinterest de “cómo organizar mi oficina en casa” aumentaron 1144 por ciento entre el 6 y el 20 de marzo, comentó Amanda Switzer, la gerente de comunicaciones para el consumidor de la empresa.
Debido a que los novatos piden ayuda para tener estrategias, los profesionales del diseño salieron del anonimato.
Sé neutral
“Que todo sea lo más sencillo posible”, aconsejó Gideon Mendelson, un diseñador de interiores de Nueva York, para referirse a la toma que sale en cámara. “Es mejor que no haya una escalera detrás de ti con gente subiendo y bajando, o una vista demasiado lejana. No quiero ver muchas habitaciones en la toma, porque distrae”.
Mendelson sugirió crear “una composición pequeña detrás de ti” que se pueda montar y desmontar con facilidad: una mesa delgada con una lámpara y un par de libros. O podrías poner ramas con flores que hayas cortado de un árbol o un arbusto de tu jardín, o que hayas comprado en un mercado verde, y arreglarlas en un florero.
Lauren Rottet, una diseñadora de interiores con oficinas en Houston, Los Ángeles y Nueva York, coincidió en que lo mejor es una configuración básica. “Encuentra un lugar en la casa que tenga de fondo la pared más neutral”, opinó, y recomendó los muros de color gris claro o azul claro (blanco tiza, un azul más oscuro y beige también funcionan, pero naranja, amarillo y rojo son poco atractivos). “También evita cualquier tipo de papel tapiz detrás de ti”.
Ten en cuenta la luz y el sonido
Para que te puedan escuchar bien, Mendelson aconsejó utilizar una habitación con alfombra y accesorios en las ventanas que absorban el sonido (él estaba hablando por teléfono desde la habitación de sus hijos, la cual dijo que tenía un tapete, dos cabeceras tapizadas, persianas romanas y monos de peluche). Su oficina en casa está hecha “toda de madera y vidrio” y es un lugar hermoso para trabajar, pero produce demasiado eco en las conversaciones.
Y para verte lo mejor posible, Rottet advirtió que nunca debes sentarte directamente debajo de una fuente de luz; se te harán sombras debajo de los ojos y en la nariz. Con una lámpara o una ventana colocadas a medio metro justo enfrente de ti que te iluminen de manera uniforme mostrarás tus mejores ángulos y no producirás brillo hacia la pantalla (la gente experta en las videoconferencias también apuesta por los anillos de luz: lámparas circulares fluorescentes o de ledes que reducen las sombras faciales y la aparición de imperfecciones).
Para evitar que brilles y produzcas un reflejo indeseado, Rottet comentó que no deberías dejar que una fuente de luz, ya sea de un foco o una ventana, se vea directamente en la cámara. “Que la fuente de luz esté enfrente de ti o a tu lado, pero que no se vea desde la cámara”, mencionó.
O coloca algo que llame su atención
Sin embargo, ¿qué tan divertida es la neutralidad? En el montaje de las videoconferencias, algunos trabajadores confinados en casa están encontrando una oportunidad para proyectar una actitud optimista o para expresar un mensaje de esperanza.
Por ejemplo, Minervini prefiere que su entorno sea vibrante. “Me encanta hacer las videollamadas desde mi cocina: es nueva, moderna y luminosa, hasta en un día nublado”, afirmó. De fondo, hace poco colgó un trabajo de técnica mixta de un amigo artista que muestra olas turbulentas, buques de guerra, una casa rústica y algo que luce como el perfil de George Washington. Minervini describió la pieza como “energética”.
Hart mencionó que, mientras daba clases remotas, había optado por sentarse enfrente de un mapa “What’s Up? South!” porque es atractivo y tiene implicaciones humanísticas: “El norte y el sur son relativos para cada persona”, comentó. “Según tu perspectiva, el mundo podría estar de cabeza y, a pesar de todo, no hay un arriba o un abajo absolutos”. Hart también se pone prendas con el escudo o motivos de la escuela. Según él, el mensaje para sus estudiantes es que “seguimos en Amherst, sin importar el lugar en donde estemos ahora”.
Judi Harvest, una artista, prefiere varios telones de fondo en su estudio de Nueva York, por donde deambula mientras conversa en FaceTime. Harvest arma viñetas con sus esculturas de cristal de semillas y frutas junto con cuencos llenos de naranjas de verdad, y cambia el orden frecuentemente para no aburrir a la gente con la que habla. “Siempre agrego una planta, unas flores o una fruta en la imagen, las cosas floridas ahora representan el optimismo”, opinó.
Y muchos usuarios de Zoom están recurriendo a sus colecciones personales de fotografías para usar imágenes que puedan servir como fondos virtuales, un beneficio de la aplicación. Para una reunión reciente, Helen Maria Nugent, decana de diseño en el Colegio de Artes de California, en San Francisco, usó una fotografía que le tomó al castillo Hearst. “Las fotos de la galaxia y el espacio exterior al parecer son populares entre mi cuerpo docente y mi personal”, hizo notar.
c.2020 The New York Times Company