Vogue Italia no publicará fotos este mes

Por Jessica Testa

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La portada de Vogue Italia realizada por Cassi Namoda, con la modelo Ambar Cristal Zarzuela. (vía Vogue Italia vía The New York Times)
La portada de Vogue Italia realizada por Cassi Namoda, con la modelo Ambar Cristal Zarzuela. (vía Vogue Italia vía The New York Times)

¿Qué es una revista de moda sin sesiones fotográficas, sin esas brillantes imágenes de modelos fotografiadas en lugares glamurosos y producidas por un pequeño ejército de estilistas, maquillistas, editores y asistentes?

Para empezar, es una revista más respetuosa con el medioambiente. Al menos eso dice Vogue Italia, que este mes tiene planeado pronunciarse a favor de la sustentabilidad omitiendo sus sesiones de fotos.

En su carta a los lectores de enero 2020, Emanuele Farneti, el editor en jefe, describió todo lo que se necesita para que una edición de su revista (como ejemplo se basó en el número de septiembre, tradicionalmente grande) presente fotografías originales en sus páginas:

“Ciento cincuenta personas participan. Se ocupan veinte vuelos y más o menos una decena de viajes en tren. Cuarenta autos a la espera de dar servicio. Sesenta entregas de paquetería internacional. Luces encendidas al menos diez horas sin parar, en parte gracias a generadores que funcionan con gasolina. Alimentos de los servicios de cáterin que se desperdician. Plástico para envolver las prendas. Electricidad para cargar teléfonos, cámaras…”.

Confesar esta contaminación era algo importante para Farneti, sobre todo después de que él y otros 25 editores internacionales de Vogue prometieron en diciembre ayudar a “preservar el planeta para las generaciones futuras” y mostrar respeto “a la naturaleza”.

No son declaraciones inusuales, dada la obsesión de la industria de la moda con proyectar sustentabilidad. Pero “las declaraciones no bastan”, dijo Farneti en una entrevista.

“Es muy importante que de verdad actuemos”, sostuvo.

Su acción: remplazar fotos con ilustraciones, contratando a artistas para “mostrar las prendas sin fotografiarlas”, según describió en su nota del editor.

El número, que estará a la venta a partir del 7 de enero, tiene ocho portadas distintas. Cada una retrata a una modelo vistiendo Gucci, aunque las portadas son de diferentes estilos, desde pintura con collage hasta fantasía japonesa en el Renacimiento italiano. Todas tienen una sola frase: “No se requirió producción fotográfica para este número”.

En su portada, la artista multimedia italiana Vanessa Beecroft presentó una figura encorvada, como si tratara de contorsionar su cuerpo para caber en la revista. Beecroft, una colaboradora frecuente de Kanye West en últimas fechas, dijo que la portada es su primer proyecto de moda ilustrada.

Cassi Namoda, una pintora mozambiqueña y estadounidense, propuso un retrato de la modelo Ambar Cristal Zarzuela llorando sentada en el extremo de una silla roja. Cerca de su cabeza zumba un mosquito escurriendo sangre que, como se explica en la revista, representa el calentamiento global.

En la portada del ilustrador de historietas eróticas Milo Manara se muestra a la modelo Olivia Vinten vestida con lencería, guantes rojos de látex y un látigo de cuero negro al puño, posando enfrente de delicadas nubes color pastel. Farneti afirmó que debatieron si era o no pertinente “volver a retratar erotismo en la portada de una revista de mujeres” en esta época de empoderamiento femenino.

“Pero al final decidimos que se ve que la modelo lleva el control”, explicó, y describió la imagen como inspirada por el David de Miguel Ángel.

Desde hace mucho Vogue Italia ha usado temas sociales como excusa para hablar de moda. En 2008, Franca Sozzani, la antigua editora de la revista, publicó un número únicamente con modelos negras que ganó amplia notoriedad. Además, alimentó la controversia durante su reinado con editoriales sobre la violencia doméstica, el derrame de petróleo de BP y la guerra contra el terrorismo.

Desde que asumió las riendas de la revista tras la muerte de Sozzani en 2016, Farneti ha continuado con la tradición. En 2017 llegó a los titulares noticiosos cuando sacó una portada con una pareja homosexual besándose, y luego dedicó todo un número a mujeres mayores de 60 años. (También ha sido objeto de críticas; por ejemplo, en 2018 la revista fue acusada de maquillar el rostro de Gigi Hadid para que pareciera una mujer negra).

El número ilustrado de enero “quizá sea la más osada” de las hazañas de Farneti hasta el momento, dijo él mismo. De cualquier manera, a final de cuentas es solo un gesto, no un cambio a largo plazo para realmente reducir la huella de carbono de la producción de revistas. Farneti está consciente de esto.

“Creo que la manera más honesta de afrontar un problema es reconociéndolo primero”, dijo, aludiendo a los costos ambientales que enumeró en su carta del editor. “Esa fue nuestra manera de decir que sabemos que formamos parte de un negocio que está muy lejos de ser sustentable”.

Como un paso en la dirección indicada, Farneti dijo que en 2020 Vogue Italia estará entre las primeras publicaciones internacionales de Condé Nast en usar envoltura de plástico 100% compostable.

A nivel local, el dinero que no invirtieron en sesiones fotográficas (todo lo ahorrado en costos de viaje, producción y talento) será donado a la Fundación Querini Stampalia, una biblioteca y centro cultural en Venecia que fue dañada en noviembre por las inundaciones que sufrió la ciudad.

La revista no quiso revelar la cantidad de la donación.

*Copyright: 2020 The New York Times Company

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