Durante la última semana, Lu Yingxin ha cantado “Mi pueblo, mi país”. Normalmente, esa canción, que es un himno propagandístico de 1985, nunca podría competir contra Taylor Swift, el K-pop y otras tonadas modernas que le gustan a la universitaria de 18 años y a sus amigos.
Sin embargo, el domingo, Lu y sus compañeros de habitación vieron una exitosa película china con el mismo nombre. El filme describe sucesos importantes en la historia reciente de China —su primera prueba de una bomba nuclear, la devolución que hizo el Reino Unido de Hong Kong y los Juegos Olímpicos de Pekín, entre otros— a través de la mirada de la gente común y corriente.
La canción es una nueva versión de la de 1985, en la voz de Faye Wong, la susurrante superestrella china. Nos hizo llorar, comentó Lu.
Luego derramaron más lágrimas mientras veían el desfile del martes en Pekín para celebrar el septuagésimo aniversario de la fundación de la República Popular de China, una procesión repleta de imágenes de progreso y sacrificio.
Es fácil desestimar esta efusión de patriotismo como evidencia del exitoso lavado de cerebros hecho por el Partido Comunista, o como resultado de una vigilancia intensa y tácticas de mano dura en contra de los disidentes.
La verdad es más compleja. En efecto, el Partido Comunista no duda en usar el poder del Estado para decirle al pueblo de China cómo debería pensar. Sin embargo, las expresiones de patriotismo, en especial de la gente joven, también demuestran que la maquinaria propagandística ha dominado el poder de los símbolos y del simbolismo en la era de los medios de comunicación masiva y las redes sociales.
Por esa razón, Lu no puede dejar de cantar la canción que aprendió en una clase de patriotismo en su escuela primaria.
“Fue hermoso. Pero también era parte de la educación patriótica, así que se sentía como algo forzado”, comentó. “Después de ver la película y el desfile militar, la canté desde el fondo de mi corazón”.
Pekín tal vez tenga problemas para influir en el mundo exterior de una manera más eficaz, pero en casa ha aprendido a competir por la atención del público en contra de videos cortos, películas de Hollywood y juegos para dispositivos móviles. Aunque impone una fuerte censura, el Partido Comunista también ha aprendido a apoyarse en los artistas más populares y las empresas de internet con más experiencia para que le ayuden a inculcar un fervor patriótico en los chinos.
Es la propaganda en la era de Instagram, si Instagram fuera permitida en China.
En la plataforma de la red social WeChat, tanta gente se apresuró a poner un logotipo de la bandera nacional en su foto de perfil que la página colapsó. En Douyin, la versión china de la plataforma de videos cortos TikTok, tanto las mayores estrellas del entretenimiento como la gente normal publicaron videos mientras hacían la forma de un corazón con las manos sobre el pecho. El video musical de “Mi pueblo, mi país” se ha reproducido 73 millones de veces en Tencent Video, uno de los tres sitios de videos más grandes.
“Aunque se descarten algunas personas que esconden sus opiniones negativas sobre el régimen, el nivel de apoyo del partido estatal sigue siendo muy alto, en comparación con otros países”, comentó Dali Yang, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Chicago.
Hay una variedad de otros factores, entre ellos los disturbios en Hong Kong. Los manifestantes furiosos que han demostrado su aversión por el gobierno chino han provocado que mucha gente en China se sienta tanto a la defensiva como orgullosa de los logros de su país.
Además, en términos generales, el pueblo chino tiene razones para sentirse orgulloso de sus logros. En 40 años, ha sacado al país de la pobreza y al mismo tiempo ha evitado las guerras y los disturbios que han plagado buena parte del mundo en vías de desarrollo. La China moderna tiene sus problemas, pero la mayoría de los chinos cree que sigue siendo un país dinámico y lleno de oportunidades.
El Partido Comunista ha tenido acceso a ese sentimiento, y ha logrado de manera exitosa desdibujar la línea entre el amor por el país y el amor por el partido. Por primera vez, las banderas del Partido Comunista y del Ejército Popular de Liberación aparecieron en el desfile militar junto con la bandera nacional. De hecho, la bandera del partido marchó delante de la bandera nacional.
El internet chino ha demostrado ser un lugar fructífero para que el partido propague su mensaje. Por ejemplo, la semana pasada, un juego para dispositivo móvil que desarrollaron el Diario del Pueblo y Tencent, el gigante del internet chino, fue la aplicación gratuita más popular en la tienda de Apple en China. Los jugadores compiten para ver quién construye mejores ciudades mientras ejecutan las políticas clave del partido, como la reducción de la pobreza y el transporte con bajas emisiones de carbono.
La película “Mi pueblo, mi país” muestra cuán lejos ha llegado la propaganda.
Hace una década, se estrenó “La fundación de una república”, la primera de una trilogía de películas patrióticas sobre el nacimiento de China, ante audiencias que en su mayor parte quedaron poco impresionadas. Causó tal desagrado que Douban, un sitio chino de reseñas de películas, deshabilitó sus calificaciones para esos títulos.
Hasta ahora, “Mi pueblo, mi país” tiene una calificación de 8,1 de 10 en Douban. Ha vendido casi 200 millones de dólares en boletos en cinco días.
Yan Feng, profesor de literatura china en la Universidad Fudan en Shanghái, escribió en su cuenta de la red social Weibo que “Mi pueblo, mi país” es la mejor película con el tema de la revolución en la historia de China.
“Después de 70 años, nuestros departamentos de cultura y propaganda por fin supieron cómo combinar la propaganda con el arte”, escribió.
Clarence Lu, un bloguero de 24 años de edad que vive en Cantón, vio la película dos veces en dos días. Los personajes eran humanos con defectos en vez de los héroes épicos que se suelen ver en películas patrióticas, escribió en una publicación de red social.
“Debo admitir que nuestro país está mejorando mucho a la hora de comunicarse con nosotros, de maneras que nos gustan”, mencionó Lu en una entrevista. “No me había dado cuenta de que había aceptado la educación patriótica hasta después de que me gustó y compartí la canción”.
Es evidente que China no inventó el patriotismo que llena el corazón, como lo puede atestiguar cualquiera que haya visto “Rescatando al soldado Ryan”. La diferencia es que el gobierno chino tiene una participación activa en la creación de proyectos como “Mi pueblo, mi país”.
Una gran parte del éxito de China en el frente propagandístico aún proviene de silenciar a sus críticos. En la provincia suroccidental de Sichuan, la policía tiene detenido a un hombre de 24 años por hablar mal del desfile militar en redes sociales el fin de semana pasado, de acuerdo con la policía local.
Lu, el bloguero, comentó que escribió su artículo porque no entendía qué había provocado que, de pronto, tanta gente se hubiera vuelto tan patriota.
Le sorprendió que el fin de semana pasado hubiera gente joven formada para tomarse fotos con la bandera nacional en un centro comercial de Cantón. Algunos de ellos llevaban ropa holgada estilo hip-hop, lápiz labial negro y botas con estoperoles. Parecía que iban de camino a algún club nocturno, opinó. No obstante, optaron por tomarse fotos con la bandera nacional.
“Cuando era más joven, se consideraba de mal gusto ser abiertamente patriótico y tomarse fotos con la bandera nacional”, comentó. “Ya no es así”.
*Copyright: 2019 The New York Times Company