Aprende a recuperarte de una situación adversa

Por Amy Tara Koch

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(Lars Leetaru/The New York Times)
(Lars Leetaru/The New York Times)

La casa del árbol en Suecia se veía divina: un platillo volador esférico titilando desde un bosque de pinos cubierto de nieve. En el impecable sitio web de la propiedad, las comidas eran calificadas como “delicias suecas” y las aventuras como los trineos de perros y cenar en un refugio de hielo parecían de ensueño. Por supuesto, ningún reportero experimentado confiaría en un sitio web. El destino había sido reseñado elogiosamente por The Guardian, Travel + Leisure y Architectural Digest. Eso, y que el hotel apareciera en la lista de hoteles boutique del sitio de reservas Mr. & Mrs. Smith, me convenció de que este punto lejano cerca del círculo polar ártico sería un lugar emocionante para vacacionar con mi familia de cuatro integrantes.

Vaya que estaba equivocada. Habíamos reservado la casa del árbol más nueva de la propiedad, programada para estar lista a tiempo para nuestra visita en diciembre, pero no fue así. Puesto que ya habíamos pagado los vuelos, optamos por la casa de huéspedes de la propiedad, a sugerencia de un miembro del personal. Cuando nos presentamos, se me hizo un hueco en el estómago.

La casa de huéspedes era un hostal viejo decorado con lencería de la década de 1930 y polvorientos zapatos de época. El tema de alcoba femenina modesta se extendía a nuestras habitaciones: papel tapiz desprendiéndose, cortinas con olor a humedad y viejas lámparas de mesa que emitían apenas luz suficiente para confirmar que, sí, había insectos muertos en los plafones del techo. Un grupo de olorosos jóvenes (cigarrillos, sudor y ¿carne de caza?) que acampaban en un área común cerca de nosotros resultaba desconcertante, pues las cerraduras de nuestras habitaciones no funcionaban.

En este punto expresé mi descontento con esta situación evocadora del Bates Motel y comencé a sopesar las opciones. ¿Acaso podríamos hacer de tripas corazón y disfrutar las actividades en el Ártico? El alce chicloso de cena bajo la mirada de los ojos saltones de una colección de muñecas tenebrosas nos orilló a tomar la decisión: dejaríamos esta pesadilla nórdica a primera hora de la mañana.

Con frecuencia, viajar involucra algunos infortunios, como una propiedad distorsionada o un destino que no cumple con lo prometido por la publicidad. La clave es al mal paso darle prisa y saber cuándo y cómo revertir una situación poco placentera para mejorarla.

A continuación, te explico lo que yo y otros profesionales de los viajes hemos aprendido:

APRENDE A DISTINGUIR CUÁNDO DEBES MARCHARTE

A Ross Belfer, fundador de la empresa de relaciones públicas en el ámbito de los viajes y la hospitalidad, Xhibition, le pareció que Dubrovnik, Croacia, era un fiasco o, como él mismo describió, “una trampa sin encanto para turistas con restaurantes genéricos y multitudes en las playas y sitios turísticos”. Se fue en auto a la menos concurrida ciudad de Montenegro y pudo hospedarse en un hotel económico y disfrutar de playas prístinas. “El tiempo de vacaciones es sagrado”, aconseja. “Si no estás contento, no esperes. Márchate”.

Marley Blandori, una gerente de la operadora de viajes de lujo Indagare, tomó la misma decisión cuando una proliferación de algas interfirió con su periodo vacacional bohemio en la isla mexicana de Holbox. A medio viaje decidió salir corriendo hacia Tulum, a unos 140 kilómetros de distancia, para rescatar el tiempo que le quedaba. Puesto que era un domingo a mediados de enero, Blandori confió en que podría llegar a uno de los muchos hoteles frente a la playa y conseguir una habitación, y así fue.

MÁRCHATE SI PARECE PELIGROSO

En busca de “emoción” en un viaje a San Petersburgo, Rusia, la reportera de viajes Hilary Eaton reservó alojamiento a través de un agente de viajes en un barrio emergente. Aun antes de llegar, pudieron ver algunos edificios con esvásticas pintadas con aerosol y algunas otras señales de alarma.

Habían viajado más de 20 horas para descubrir que habían reservado un hostal muy básico. No había amenidades de ningún tipo: no había agua caliente ni sábanas y las “cobijas” eran más bien tapetes que picaban. Además, había muchos huéspedes no deseados.

“Nuestra habitación tenía un agujero del tamaño de un puño que daba hacia la calle, así que entraban multitudes de insectos”, dijo. “Lo aguantamos una noche, pero cuando se robaron la laptop de mi amigo de la habitación, decidimos que era demasiado peligroso e incómodo y preferimos pagar una noche en el Grand Hotel Europe para reorganizarnos”. Ella exigió la devolución de lo gastado y la institución financiera de su tarjeta le hizo el rembolso.

CONFÍA EN UN ALIADO: TU INSTITUCIÓN CREDITICIA

Las instituciones crediticias pueden hacer milagros para sacar a los viajeros de situaciones de viaje sospechosas. Durante unas vacaciones en Francia, después de descubrir que la villa que habíamos reservado era un criadero de caballos infestado de insectos con un problema séptico, llamé a American Express. Tienen más de 5000 miembros de personal de apoyo para viajes en todo el mundo (una de las razones por las que reservo con ellos), y el asesor con el que hablé abrió una investigación. American Express nos hizo el reembolso.

De acuerdo con una portavoz de American Express, Melanie Backs, la forma más eficaz de manejar una controversia es con pruebas.

“Si un tarjetahabiente siente que su experiencia no corresponde con lo prometido, puede ingresar una controversia por el cargo”, afirmó. “Artículos como los recibos, el intercambio de correspondencia con el hotel o el prestador de servicios o capturas de pantalla de los sitios de internet que detallan la experiencia prometida, así como descripciones escritas y fotografías, son útiles para realizar una revisión”.

UTILIZA LOS PUNTOS DE RECOMPENSA

Los programas de recompensa de tarjetas de crédito, hoteles y aerolíneas son una ventaja que puede ayudarte a escapar del desastre. Pueden hacerse reservas de hotel fácilmente con puntos en línea (si no hay nada disponible, siempre llama y expón tu caso). Los vuelos, en especial los de último minuto, pueden ser más desafiantes.

Erin Murray de Points.com sugiere que puede ser más efectivo reservar el vuelo menos costoso disponible y usar los puntos de tu tarjeta de crédito para pagar el saldo cuando llegue tu estado de cuenta (en lugar de tratar de usar los puntos para cubrir el gasto completo con una aerolínea participante). También señala que, si te faltan unos cuantos miles de puntos para poderlos canjear por un vuelo, no todo está perdido.

“La mayoría de los programas tiene la opción de comprar puntos para completar la cantidad que necesitas”, comentó. “Por ejemplo, si necesitas 4000 puntos para completar el costo de un vuelo, puedes comprarlos por aproximadamente entre dos y cuatro centavos de dólar por punto. Esto significa que un vuelo de último minuto puede adquirirse por más o menos 100 dólares más millaje”.

¿Otra opción? Transforma una porquería de viaje en un viaje por carretera rentando un auto con tus puntos de recompensa.

Te preguntarás qué pasó con nosotros en Suecia. Usé la única barra de señal del teléfono para conseguir vuelos que nos sacaran de Luleå. Luego entré en la aplicación Hotel Tonight e hice una reservación en el Grand Hotel Stockholm, donde unos cómodos edredones de pluma y un spa que inspira un estado de “hygge” (felicidad al estilo relajado de los daneses) ayudaron a borrar el recuerdo de la pesadilla de la casa del árbol.

*Copyright: 2019 The New York Times Company

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