Lo que comúnmente denominamos como seguridad en uno mismo, se llama técnicamente asertividad.
¿Para qué sirve la seguridad en uno mismo? Para manejar el estrés. Uno tiene, de nacimiento, un temperamento, es lo que traemos genéticamente. Ese temperamento va cambiando, se va modulando.
¿Con qué? Con las experiencias de vida. Entonces, uno a lo largo de los años, modula ese temperamento y termina teniendo una personalidad. Hay personas más seguras que otras. Sí, es cierto. Sin embargo, también es cierto que se puede aprender a tener conductas asertivas.
Tomemos una situación muy cotidiana como ejemplo: usted va a un restaurante, le traen una copa, le van a servir algo y usted ve que la copa está sucia. ¿Qué hace? ¿No dice nada al mozo o se enoja enormemente? O dice: “Disculpe, creo que por error está sucia la copa. ¿Sería usted tan amable de cambiarla?”.
¿Qué conducta tiene usted? Porque esas son conductas asertivas, la de pedir el cambio de la copa. En general los seres humanos tenemos tres tipos conductas, una conducta pasiva, una conducta asertiva y una agresiva.
Ante la misma circunstancia, usted puede elegir. Una conducta pasiva es ser tímido, retraído, asustadizo. Lo contrario, recuerde la copa, ser agresivo, violento, hostil. No es bueno.
En cambio, ¿en qué consiste tener una conducta asertiva? Es estar consciente de sus derechos y plantearlo bien, con educación.
Recordemos que el estrés está estrechamente vinculado con la percepción del contexto que nos rodea. La percepción no es ver la realidad. En medicina del estrés, cuando trabajamos con pacientes estresados, algo muy corriente en esta época, tiene mucho que ver con la realidad. Pero le digo algo: para nosotros la realidad no existe.
La realidad son los hechos interpretados desde nuestros propios procesos psíquicos. Lo que es estresante para Juan no lo es para Pedro. ¿Por qué? Porque cada uno hace su propia evaluación de la realidad. Es muy común que las personas vean fantasmas donde no los hay. Quiero decir que esto tiene que ver con la subjetividad en la vida.
Entonces mucho depende de la personalidad. ¿Qué es la personalidad? La personalidad es nuestra conducta estable en el tiempo, es decir, lo que nos caracteriza de forma longitudinal, lo que hace que uno sea de tal modo. Es nuestro modo de ser.
Y en nuestras formas personales y nuestro temperamento es importante tener en cuenta la manera en las que nos comunicamos: sin extrema pasividad o agresividad. La inteligencia emocional se despliega en buscar el punto medio.
Esta conducta se aprende, se desarrolla, se practica. Expresarse con respeto hacia el otro y hacia uno mismo es ser asertivo. La comunicación asertiva permite transmitir un mensaje de forma clara y respetuosa, sin caer en la pasividad o en la agresividad. Aprender a decir “no” de forma asertiva, mejora nuestros vínculos interpersonales y reduce nuestro nivel de estrés.
Para concluir, remoto una frase muy conocida que sirve para redondear el tema, “lo cortés no quita lo valiente”.
* El doctor Daniel López Rosetti es médico (MN 62540) de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Presidente de la Sección de Estrés de la World Federation for Mental Health (WFMH). Y es autor de libros como: “Emoción y sentimientos” (Ed. Planeta, 2017), “Equilibrio. Cómo pensamos, cómo sentimos, cómo decidimos. Manual del usuario.” (Ed. Planeta, 2019), entre otros.
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