Dormir. Sin dudas, uno de los placeres en este mundo. Sin embargo, también, cuando lo hacemos mal, la peor pesadilla. Hay un grupo de estrategias denominadas conductuales que son intervenciones que “nos pueden ayudar a mejorar nuestra calidad de sueño”, según refiere a infobae Pablo López, Psicólogo y Director Académico de Fundación Ineco, coordinador del grupo de tratamiento de insomnio de Ineco.
En exclusiva para Infobae, Ineco ideó una serie de ejercicios para adquirir bienestar. En el capítulo de hoy: estrategias conductuales del sueño
Es clave para poder dormir bien que tengamos horarios regulares para acostarnos y para levantarnos. Lo que no está en nuestras manos es controlar el horario en que nos dormimos. Es decir, si tratamos de esforzarnos por dormir a una hora particular, probablemente fallemos.
Sin embargo, lo que está bajo nuestro control es la hora en que nos levantamos. Entonces, si tenemos que acomodar el sueño es desde que nos levantamos hacia atrás y establecer un horario fijo por más que nos hayamos dormido tarde. De este modo, el sueño a la larga va a generar una privación y necesidad creciente de ir acomodándose hacia atrás hasta dormir lo que es saludable o recomendable.
Nuestro cerebro debe predisponerse para dormir y para ello es importante contar con condiciones ambientales amigables que indiquen la proximidad de la hora de dormir.
a. Oscuridad.
b. Ambiente en silencio.
c. Evitar colchones excesivamente duros. Si logran cumplirse estas condiciones, va a ser posible un descanso más confortable y reparador.
Nuestra habitación tiene que ser un lugar reservado para dormir porque es una de las maneras más sencillas de indicarle a nuestro cerebro que se acerca la hora de dormir. Para ello, es recomendable reservar el espacio de la habitación únicamente para dormir. Por eso es importante, en lo posible, no comer, trabajar o leer en la cama.
El espacio donde conciliamos el sueño debe estar reservado para eso porque son claves contextuales que recibe nuestro cerebro como información de la llegada de dormir en el lugar destinado para ese fin. Si esa información es inconsistente nuestro cerebro no sabe si tiene que comer, trabajar o hacer otra actividad. Evitar estas inconsistencias son fundamentales para que el proceso del sueño sea lo más natural y espontáneo posible.
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