La percepción es la interpretación que hace nuestro cerebro de la información proveniente de los sentidos: de lo que vemos, de lo que escuchamos y de lo que olemos, entre otros.
En este sentido el contexto se vuelve fundamental. Estar expuestos a la comida aumenta el deseo de comer y la cantidad de comida que consumimos. Cuanto más expuestos estemos a la comida más decisiones con respecto a la comida vamos a tener que tomar.
La disponibilidad de comida puede inducir a comer cosas que no teníamos planificado comer y no solemos tener en cuenta esos consumos. Un ejemplo de esto puede ser una mesa de cumpleaños con grandes cantidades y variedad de comida; o un buffet con gran variedad de preparaciones.
Otro factor que puede influir en la cantidad de comida o bebida que ingerimos es el tamaño de la vajilla. Las porciones parecen más chicas en platos, bowls o cucharas más grandes- debido a la ilusión de Delboeuf- por lo que usar platos más grandes puede aumentar el consumo.
Tanto adultos como niños servimos, y, por lo tanto tomamos más cuando usamos vasos anchos (vs vasos largos).
Otro factor que influye en lo que percibimos es la presentación de comida segmentada en unidades pequeñas. Múltiples y pequeñas porciones aumentan la sensación de saciedad (vs una unidad más grande).
En exclusiva para Infobae, Ineco ideó una serie de recomendaciones para alcanzar el bienestar. Hoy, la cuarta y última entrega de neurociencia y alimentación.
SEGUIR LEYENDO: