La pandemia por COVID-19 que el mundo vive desde hace dos años amenaza con retrasar décadas de avances en varios derechos humanos, de progresos y conquistas logradas por distintos sectores, como el de la igualdad de género, las minorías, los ancianos y los más pequeños a causa de las limitaciones que el coronavirus impuso y todavía lo hace en algunos países.
En estos dos años de pandemia, distintos estudios de disparidad de género relacionados con el coronavirus se han centrado en los impactos directos de la crisis en la salud en diferentes ámbitos. Es bien sabido, por ejemplo, que en todo el mundo los hombres han experimentado tasas más altas de casos de COVID-19, hospitalización y muerte. Pero han sido las mujeres las más afectadas a la hora de conservar sus trabajos o tener una remuneración acorde a su desempeño.
Según un trabajo publicado en The Lancet por expertos de la Universidad de Washington (Estados Unidos), las mujeres sufrieron tasas más elevadas de pérdida de empleo -con un 26 % de mujeres frente al 20 % de los hombres. También se detectó antes de septiembre de 2021, como resultado directo de la pandemia, una mayor tendencia al abandono escolar en el género femenino, con un 1,21 veces más de probabilidades de que las mujeres abandonaran la educación que los varones; y en la percepción de aumento de la violencia de género, donde vieron que las mujeres son más propensas a denunciar que los hombres.
Los autores del estudio, financiado por la Fundación de Bill & Melinda Gates, solicitan una intervención urgente para prevenir una reversión en los progresos realizados hacia la igualdad de género. La autora principal del estudio, Emmanuela Gakidou, señala que la investigación “proporciona la primera evidencia global completa sobre disparidades de género en varios indicadores sociales y económicos, y relacionados con la salud, durante la pandemia”.
“La evidencia sugiere que el COVID-19 ha tendido a exacerbar las disparidades que ya existían en lugar de crear desigualdades nuevas”, considera la experta y desliza que la sociedad se encuentra en un momento clave “donde se necesita de manera crítica la inversión en el empoderamiento de mujeres y niñas a fin de asegurar que el progreso hacia la igualdad de género no se estanque o se revierta debido a la pandemia”. “No podemos permitir que las caídas sociales y económicas de la pandemia continúen en la era poscovid. Se deben adoptar medidas ahora, no solo para revertir las actuales disparidades, sino para cerrar más las lagunas presentadas antes de que la pandemia comenzara”, enfatizó la experta.
Y agregó: “La sociedad se encuentra en un momento crucial en el que se necesita con urgencia invertir en el empoderamiento de las mujeres y las niñas para garantizar que el progreso hacia la igualdad de género no se estanque ni se revierta debido a la pandemia de COVID-19. No podemos permitir que las consecuencias sociales y económicas de la pandemia continúen en la era posterior a la COVID-19. Se deben tomar medidas ahora no solo para revertir las disparidades actuales, sino también para cerrar aún más las brechas existentes antes de que comenzara la pandemia”.
Los autores analizaron datos de 193 países, extraídos entre marzo de 2020 y septiembre de 2021, y las desigualdades de género en base a categorías económicas y laborales, educación, seguridad en el hogar y en la comunidad, reticencia a las vacunas y servicios sanitarios.
Vieron que, en todas las regiones del mundo, las mujeres registraron tasas más elevadas de paro y pérdida de empleo desde comienzos de la pandemia, aunque esta tendencia decreció con el tiempo. Luisa Flor, co-líder del estudio, señaló que “los impactos económicos han afectado a las mujeres más que a los hombres en algunos países porque tienden a estar empleadas desproporcionadamente en los sectores más golpeados por la COVID-19, como la industria hostelera o como empleadas domésticas”. Según la experta, “es más probable que grupos étnicos minoritarios, inmigrantes y mujeres que experimentan pobreza figuren entre los más gravemente impactados por la pandemia”.
Detectaron asimismo que era más probable que las mujeres de todas las regiones dejaran empleos pagados para cuidar a otros y, en este sentido, los expertos vieron que en marzo de 2020 el ratio de mujeres frente a hombres era de 1,8 y que para septiembre de 2021 se había incrementado a casi el 2,4.
Otro hallazgo reveló que un 6 % de estudiantes a nivel global dejó el colegio durante la pandemia y que, en el caso de mujeres y niñas, las probabilidades de que estas abandonaran la educación fueron 1,21 veces mayores que en el de los hombres y niños, dándose las mayores lagunas de género en Europa Central, Este de Europa y Asia Central. El estudio detectó asimismo que un 54 % de mujeres y un 44 % de hombres percibieron un incremento de la violencia en base a género en sus comunidades durante la pandemia. Las tasas más elevadas registradas por mujeres se dieron en América Latina y el Caribe (62 %), países de renta alta (60 %) y África subsahariana (57 %).
“El impacto socioeconómico sin precedentes de la pandemia está poniendo muchas vidas en peligro. Estamos viendo aumentos extremadamente preocupantes en los informes sobre violencia de género, incluyendo violencia doméstica, matrimonios infantiles, trabajo infantil y embarazos de adolescentes”, afirmó Filippo Grandi, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados.
La doctora Michelle Bachelet, ex presidenta de Chile y alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, indicó en un importante seminario titulado Pandemia y derechos humanos: “Estoy convencida de que podemos y debemos hacer las cosas mejor. La pandemia dejó al desnudo muchas de las falencias y fracaso en el cumplimiento de estos compromisos, muchas veces por razones estructurales. Los más perjudicados, no por una vulnerabilidad intrínseca sino porque históricamente han sido discriminados, son las personas mayores, las mujeres y niñas, los pueblos indígenas, los afro descendientes, las personas con discapacidades, los migrantes, refugiados, las personas de la comunidad LGBTQ+ y los privados de libertad. Nadie hace la intersección de estos datos, de manera que las políticas públicas se hagan cargo de quienes ya estaban siendo marginados y están dejando aún más marginados, esto es clave para que las políticas sean efectivas”.
Hasta ahora, pocos estudios han examinado cómo las desigualdades de género se han visto afectadas por los muchos efectos sociales y económicos indirectos de la pandemia en todo el mundo. “Cuanto más avanzamos en esta pandemia, más sentimos que las desigualdades que se están exacerbando solo van a empeorar, y que cualquier progreso previo a la pandemia hacia la igualdad de género se revertirá”, afirmó Rosemary Morgan de la Escuela de Salud Pública Johns Hopkins Bloomberg, que no participó en el estudio. “Con suerte, estos datos reforzarán la necesidad de que los tomadores de decisiones actúen antes de que sea demasiado tarde”.
Menos trabajo para ellas
La pandemia del COVID-19 generó un retroceso de más de una década en los niveles de participación laboral de las mujeres en la región, según advirtió un informe de la CEPAL en 2021.
La crisis generada por la pandemia del COVID-19 impactó negativamente en la ocupación y en las condiciones laborales de las mujeres en América Latina y el Caribe, generando un retroceso de más de una década en los avances logrados en materia de participación laboral, de acuerdo con el Informe Especial COVID-19 N⁰9: La autonomía económica de las mujeres en la recuperación sostenible y con igualdad dado a conocer hoy por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
Según el documento, la tasa de participación laboral de las mujeres se situó en 46% en 2020, mientras que la de los hombres en 69% (en 2019 alcanzaron un 52% y un 73,6%, respectivamente). Se calcula, además, que la tasa de desocupación de las mujeres llegó al 12% en 2020, porcentaje que se eleva al 22,2% si se asume la misma tasa de participación laboral de las mujeres de 2019. En 2020, explica el estudio, se registró una contundente salida de mujeres de la fuerza laboral, quienes, por tener que atender las demandas de cuidados en sus hogares, no retomaron la búsqueda de empleo.
La caída del producto interno bruto (PIB) regional (-7,7% en 2020) y el impacto de la crisis en el empleo están afectando negativamente los ingresos de los hogares, plantea el informe presentado por Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL. El organismo regional de las Naciones Unidas estima que alrededor de 118 millones de mujeres latinoamericanas se encontrarían en situación de pobreza, 23 millones más que en 2019.
“Las mujeres de la región son parte crucial de la primera línea de respuesta a la pandemia. Un 73,2% de las personas empleadas en el sector de la salud son mujeres, quienes han tenido que enfrentar una serie de condiciones de trabajo extremas, como extensas jornadas laborales, que se suman al mayor riesgo al que se expone el personal de la salud de contagiarse del virus. Todo esto en un contexto regional en el que persiste la discriminación salarial, pues los ingresos laborales de las mujeres que trabajan en el ámbito de la salud son un 23,7% inferiores a los de los hombres del mismo sector”, señaló Bárcena.
Por otra parte, el estudio remarca que el trabajo doméstico remunerado, que se caracteriza por una alta precarización y por la imposibilidad de ser realizado de forma remota, ha sido uno de los sectores más golpeados por la crisis. En 2019, previo a la pandemia, alrededor de 13 millones de personas se dedicaban al trabajo doméstico remunerado (de los cuales el 91,5% eran mujeres). En total, este sector empleaba a un 11,1% de las mujeres ocupadas en la región. No obstante, en el segundo trimestre de 2020 los niveles de ocupación en el trabajo doméstico remunerado cayeron -24,7% en Brasil; -46,3% en Chile; -44,4% en Colombia; -45,5% en Costa Rica; -33,2% en México; y -15,5% en Paraguay.
“América Latina y el Caribe debe invertir en la economía del cuidado y reconocerla como un sector dinamizador de la recuperación, con efectos multiplicadores en el bienestar, la redistribución de tiempo e ingresos, la participación laboral, el crecimiento y la recaudación tributaria”, concluyó la máxima autoridad de la CEPAL.
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