La ansiedad o el estrés suelen tener sus efectos en el organismo. Momentos de mucha ansiedad como puede ser un cambio de trabajo, una mudanza e incluso la vuelta de las vacaciones son situaciones que generan estrés. La piel no está ajena a esto.
Cuando la mente está estresada, el cuerpo también hace eco de ello y en muchos casos se refleja en el aspecto de la piel. Por lo general, los granitos son los primeros indicadores de esto. Es muy común que muchas novias deban recurrir a un maquillaje especial o diferentes trucos de belleza para taparlos el día de su boda.
De acuerdo con la Asociación Española de Psiquiatría Privada, el 40% de la población española padecerá ansiedad a lo largo de su vida. Ahora, ¿por qué la piel se ve tan afectada por estos vaivenes emocionales? “La piel expresa de forma visible todos nuestros sentimientos o estados de ánimo. Cuando tenemos ansiedad de un modo continuado se genera una mayor producción de cortisol y adrenalina que, a su vez, van a afectar a la producción de estrógenos y testosterona, lo que va a originar alteraciones de distinto tipo en nuestra piel”, explicó la doctora Lidia Díaz Méndez, directora de la Unidad de Medicina Estética del Instituto Europeo de Estética Avanzada (IEEA).
“Entre los síntomas que puede provocar una situación sostenida de ansiedad en nuestra piel podemos destacar la aparición de granos aislados o en forma de un brote de acné, urticaria de tipo psicogénico que provoca la necesidad de rascado, caída del pelo, caspa, aumento de grasa, picazón en el cuero cabelludo, sudoración excesiva, rubor o enrojecimiento de la piel y puede provocar también el empeoramiento de otras enfermedades ya existentes (herpes labial, psoriasis, eccemas, dermatitis). Todos estos problemas en la piel son debidos a las distintas alteraciones hormonales que provoca en nuestro organismo la ansiedad”, agregó la doctora Díaz a Harper´s Bazaar.
Sin embargo, esta problemática no se limita sólo a la aparición de algunos granitos o enrojecimiento cutáneo. En épocas de mayor ansiedad, el aspecto de la piel se vuelve diferente. Según la especialista, esto se debe a que la ansiedad afecta directamente a la degradación del colágeno y del ácido hialurónico, tan importantes para lucir una piel más firme y saludable. “En el caso específico del colágeno, el cortisol que se segrega es capaz de hacer que su pérdida sea diez veces superior a la normal, algo que se traduce en líneas de expresión más marcadas, pérdida de volumen y tono más apagado”, dijo.
“Hay muchas enfermedades comunes que tienen que ver con la ansiedad”, explicó a Infobae el doctor Andrés Politi (MN73.970), miembro de la Sociedad Argentina de Dermatología. Entre las principales destaca el acné, la rosácea, la psoriasis (muy ligada a las emociones) y el incremento de vitiligo. “Las alteraciones de ansiedad, por ejemplo en las mujeres, produce cambios en los niveles de hormonas sexuales. Llegado a un extremo se puede alterar su período menstrual y eso también se manifiesta en alteraciones en la piel”, afirmó.
Además Politi sumó la grasitud de la piel que, más allá de lo genético y lo que tiene que ver con la edad, también está muy vinculado a los estados de ansiedad.
Cuando se habla de ansiedad y estrés, no se trata solo de las consecuencias que estos factores tienen sobre la piel; también son muy importantes las consecuencias que se derivan de otros problemas asociados al estrés y a la ansiedad y que también afectan negativamente el cutis. En ese sentido uno de los más comunes es la falta de sueño, que hace ver la piel más desmejorada. Aquí se produce una especie de círculo vicioso ya que el estrés, en muchos casos, provoca insomnio y justamente la falta de descanso aumenta el estrés y la ansiedad. Es por eso que se vuelve una situación difícil que necesita ser solucionada.
Las consecuencias más visibles que impactan en la piel por la falta de descanso son hinchazón de ojos y las tan odiadas ojeras, que aparecen de manera inmediata. Además, con el tiempo, esto también acelera la aparición de líneas de expresión y falta de luminosidad en la piel. Es por eso que un descanso reparador, de al menos ocho horas de sueño, es indispensable para el proceso de renovación celular.
Además, el estrés y la ansiedad pueden tener un efecto perjudicial sobre el ADN de las células. Está demostrado que los telómeros (las tapas al final de cada hebra de ADN), que protegen los cromosomas y que afectan a la rapidez con la que envejecen las células, son más cortos en las personas con estrés. Y a medida que la longitud del telómero se acorta, las células mueren o se dañan más rápidamente.
Para el doctor Andrés Politi, la medicina siempre está buscando cómo unir las emociones con la biología. En ese sentido aclara que dentro de la dermatología existe una subespecialidad llamada psicodermatología en la que se enfrentan distintas enfermedades de la piel desde una visión un poco más global que implica tanto los tratamientos dermatológicos puros como escuchar al paciente, qué es lo que le pasa. “Creo que todo médico debería tener esa herramienta, pero a veces por falta de tiempo o falta de formación esto no se aborda. Aproximadamente el 40% de las consultas dermatológicas están expresando trastornos emocionales y por eso es importante para los dermatólogos intentar escuchar al paciente”, afirmó.
Es indispensable tratar el problema de raíz ya que lo que se busca es una piel perfecta y que vuelva a tener la luminosidad que, por diferentes situaciones, disminuyó o se perdió.
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