En la película El código enigma (The Imitation Game, 2014) se narra la historia del matemático, científico de computación y descifrador de códigos Alan Turing, quien es interpretado por Benedict Cumberbatch. Este brillante precursor de la informática fue una pieza fundamental a la hora de descifrar los códigos de la máquina Enigma de la Alemania nazi. Su logro ayudó a acelerar el triunfo de los aliados en la Segunda Guerra Mundial. Lamentablemente, la sociedad no le terminó dando el reconocimiento que se merecía, más bien lo contrario.
Debido a que su figura fue desplazada del foco público, muchos datos biográficos quedaron relegados y no fueron investigados con demasiada frecuencia. Hoy todos han vuelto a valorar su legado: su condición de precursor de la informática moderna, sus aportes a los conceptos de algoritmo y computación.
En paralelo a estas condiciones extraordinarias, Turing empezó a demostrar un gran talento en el deporte. El primer registro apareció en la prensa en 1926, cuando Alan Turing tenía 13 años y debía asistir a su primer día de clases en Sherborne, Dorset. La jornada coincidió con una huelga general en Inglaterra pero Turing no quiso faltar. Recorrió casi 100 km en bicicleta, pasando la noche en una posada, incluso. Fue su primer logro deportivo, pero fue producto de su vocación por el conocimiento.
Alan Turing no se dedicó tanto a correr mientras estudiaba en la escuela de Sherborne, lo hacía generalmente cuando se cancelaba el fútbol debido al mal tiempo. Tampoco se dedicó al atletismo mientras estudió. No corrió mientras estudiaba en Cambridge, donde prefirió remar.
Fue recién cuando obtuvo su beca para el King’s College que comenzó a correr más en serio. Su ruta de entrenamiento habitual incluía un recorrido de 50 km, es decir más que un maratón. Sin duda tenía una condición natural para las carreras de fondo. Su entrenamiento en serio empezó cuando tenía 35 años, es decir luego de la Segunda Guerra Mundial y antes de los Juegos Olímpicos de Londres de 1948.
No llevaba todavía dos años completos de preparación real y concreta cuando corrió un maratón en 2:46:03. Pero cuando se realizaron las eliminatorias para decidir que tres atletas británicos correrían representando a su país, una lesión lo dejó en el quinto puesto.
En los Juegos Olímpicos de Londres el ganador fue el argentino Delfo Cabrera, con un tiempo de 2:34:51, segundo el británico Tom Richards con 2:35:07 y completó el podio el belga Étienne Gailly con una marca de 2:35:33. Como se puede ver, Turing no estaba tan lejos y aun podía mejorar. En ese maratón hubiera quedado quince si repetía su mejor performance. Pero lo interesante es que el segundo británico clasificado hizo un tiempo de más de tres horas y quedó último. El tercer británico que había logrado su puesto en las eliminatorias directamente no completó la carrera.
En 1952 Turing fue procesado por homosexualidad. Aunque hoy suene absurdo, hasta 1967 los actos homosexuales eran ilegales. Por un robo que sufrió en su casa, del cual fue cómplice un amante suyo, fue a la policía y en la investigación policial Turing reconoció su homosexualidad. No consideró que hubiera hecho algo malo y no se defendió.
Entre la cárcel y la castración química eligió lo último y esto alteró su cuerpo y su peso, produciéndole serios problemas de salud. Murió a los 41 años, al ingerir una manzana con cianuro y aun hoy se discute si fue suicidio, asesinato o accidente. Contrario a lo que cuenta el mito, el logo de Apple con la manzana no es un homenaje a él.
Con los años se retiraron todos los cargos contra el matemático y la Reina de Inglaterra pidió disculpas. Ha recibido todo tipo de homenajes y reivindicaciones, incluyendo dos películas sobre su vida.
Sus aportes a su país y al mundo fueron enormes y definitivos, por lo que su figura no ha parado de crecer en los últimos años. Como corredor estuvo al borde de formar parte de la historia, pero le alcanzó con ser uno de los mejores aficionados del mundo. Corría de manera poco estética y con una particular energía.
Cuando le preguntaron porque tenía ese estilo, Alan Turing explicó lo vital que era para él ese deporte: “Tengo un trabajo tan estresante que la única forma de sacarlo de mi mente es corriendo.”
La misma respuesta que podrían dar la mayoría de los aficionados, pero dicha por uno de los padres de la computación y uno de los hombres que permitió la victoria aliada en la Segunda Guerra Mundial.
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