Jessica Grose es una best seller de la maternidad. No sólo porque sus libros se encuentran entre los más vendidos, sino porque es creadora de un newsletter que se convirtió en referente de crianza hasta que llegó a The New York Times, donde sus columnas arrasan en lecturas.
Actualmente se encuentra trabajando en un nuevo libro de no ficción llamado “Todopoderoso y totalmente inútil: la creación de la madre estadounidense ideal”, que saldrá en 2022.
Fue nombrada una de las mejores profesionales de la próxima ola de LinkedIn menores de 25 años en 2016 y una cronista destacada por la revista Glamour en 2020 por su cobertura de la pandemia.
Dos metas ha perseguido Jess en su trabajo: buscar el respaldo científico sobre los temas que trata y, a su vez, intentar no hacer sentir culpa a un padre o madre que lee uno de sus artículos.
Su historia en el mundo de las letras lleva mucho tiempo, pero la transformación hacia madre/trabajadora trastocó su personalidad. Asumida como perfeccionista, cuando tuvo a su primera hija (hoy tiene dos) se dedicó a trabajar por su cuenta escribiendo sobre muchos temas diferentes.
Entonces, llegó la oportunidad de escribir para el New York Times, y la sedujo la sección dedicada a la maternidad. “Pero como lectora y madre que soy, sentía que faltaba algo”, relata en el intercambio que mantuvo vía mail con Infobae. Cuando le propusieron hacerse cargo de esa temática, una de sus prioridades fue “crear un espacio libre de prejuicios. En mi caso, todos los consejos que leía sobre crianza, aunque fueran científicamente correctos, me hacían sentir mal. Me hacían sentir que, hiciera lo que hiciera, estaba equivocada y me perjudicaba a mí o a mi hija”.
Le interesaba barrer con la desinformación y apelar a la certeza científica. Recurrir a expertos que pudieran ser respaldo de sus dichos, de modo que los consejos tuvieran asidero real y, además, no hicieran sentir mal a nadie.
-Trabajas conceptos no tradicionales y abogas por encontrar el propio modelo y permitirse, como madre, liberar tensiones. ¿Cuáles crees que son los estereotipos que aún tenemos que combatir?
- Creo que todavía hay una idea persistente de que las madres son progenitores más naturales que los padres, y están más capacitadas para cuidar a los niños. No hay razón para que esto sea así, y socava a los hombres de formas que son injustas tanto para ellos como para las madres. También creo que tenemos una idea muy limitada de cómo es un buen padre. Hay muchas formas de ser un excelente padre. La crianza también es humor. Me gusta reír. Creo que el mundo también se supera satirizándolo.
- “Llorar en tu auto cuenta como cuidado personal”, es la historia que escribiste y que fue una catarsis para muchas personas
- Fue el tipo de exabrupto que cualquier persona adulta, con hijos o no, podía sentir propia. En medio de todos los consejos para mirar las cosas de manera positiva, conservar la calma, pensar en que todo es pasajero, la verdad es que, en ocasiones, lo único que queremos es llorar un rato, Hacerlo está bien. Cuando lo que pasa apesta, está bien llorar. Es parte de la autoprotección que nos debemos a nosotros mismos. Quienes escribimos en la sección también somos padres que necesitamos consejo. Cuando aún no tenía hijos, viví la experiencia de colegas que se quedaban atascados en las crianzas insatisfactorias de sus niños mientras seguían los consejos de una revista o los paso a paso de un libro, sintiéndose frustrados porque nada hacían bien. No todo el mundo debe hacer tal o cual cosa y no es seguro que funcionará para todas las familias.
- Haces particular hincapié en no criticar a los papás.
- Cuando fui mamá y cuando comencé a escribir sentí que incluso aquellos datos confiables que estaban adecuadamente expuestos, tenían un encuadre que dejaba una crítica en el aire. Cuando estaba por destetar a mi primera hija los datos que leía apuntaban a considerarme un monstruo por dejar de dar de mamar. Yo pensaba para mi misma, he tomado una decisión, soy una mujer adulta que está informada, y estoy buscando datos que me ayuden a vivir del modo en que quiero sin que se me juzgue por las elecciones personales, íntimas y familiares que voy adoptando para mi y los míos.
-Si tuvieras que elegir 3 consejos para que una madre se sienta mejor con su maternidad, ¿cuáles elegirías?
- Primero que nada que escuche su instinto. Conoce a sus hijos mejor que nadie. Que no se llene de información hasta haber escuchado lo que siente y aún, después de haber leído mucho, que tenga la capacidad de nutrir ese instinto con más datos, pero seguirlo escuchando. En segundo lugar, a mi me ha servido encontrar amigos que me hagan sentir segura de mi maternidad. Aquellos que pueden acompañar las decisiones sin juzgarlas, que pueden comprender tus traspiés y siguen ahí, esos son los que valen la pena. Finalmente, está bien no amar cada minuto. Nadie ama nada el 100 por ciento del tiempo.
- ¿Cómo eliges qué tema tratar en tus artículos?
- Sigo lo que la gente habla en las redes sociales, en mi propia vida como madre, y hablo con pediatras, maestros y otros expertos de todo el país para ver lo que escuchan y ven en sus vidas. Qué es aquello que más les están consultando los papás. Quiero asegurarme de que todo lo que contemos sea de temas que las personas necesitan analizar, de los que les falta información, que todo sea cuidadoso e inteligente. Intento que sea lo más inclusivo y acogedor para tantos tipos diferentes de padres como fuera posible.
- ¿Qué tabúes aún te molestan?
- Creo que todavía hay mucha vergüenza en torno a los cuerpos y lo que les sucede durante el embarazo, el parto y el posparto. Necesitamos ser transparentes sobre lo que sucede y normalizar una variedad de experiencias. No nos pasan las mismas cosas, ni siquiera en distintos embarazos Cada una de nosotras arrastramos una historia, un cuerpo, atravesamos momentos personales, hay un niño creciendo dentro nuestro mientras seguimos con nuestras vidas. No estaría mal un poco de misericordia entre nosotras mismas.
- Tus hijas son mayores ahora, ¿qué nuevas preocupaciones han surgido?
- Realmente no tengo nuevas preocupaciones que me sorprendan. Intento recordar lo que me pasaba cuando tenía su edad y cuáles eran mis experiencias. Me he dado cuenta de que las suyas son más o menos lo que esperaba.
- Madre feliz, hijo feliz, ¿es cierto?
-¡Algunas veces! Eso depende.
- ¿De qué?
- Del lazo, del tipo de familia, del propio niño, del precio que cuesta la felicidad de esa madre, de la posibilidad de acompañamiento, de los recursos personales, del ambiente...
- ¿Qué ha sido más difícil en tu propia maternidad?
- Mi hija mayor es muy similar a mí en su personalidad, por lo que verla luchar con los mismos problemas con los que yo lucho y no poder salvarla de ellos es duro. Me ha hecho enfrentarme a ellos para poder darle herramientas.
- Los padres gritan a veces. Decimos cosas de las que nos arrepentimos. Tomamos decisiones equivocadas. ¿Cómo podemos evitar sentirnos como malos padres?
- Mediante la reparación. La mayoría de la gente les grita a sus hijos a veces y todos cometemos errores. Ser transparente con nuestros hijos cuando nos equivocamos y disculparnos con ellos es clave. No sólo para salvar el exabrupto, sino para enseñarles que se puede fallar, uno puede darse cuenta de su error y disculparse.
- ¿Cómo imaginas que serán las mamás centenarias?
- Mis predicciones siempre son incorrectas, así que me abstendré de especular. Diré que creo que la generación de mis hijas es increíble y que están mucho más en sintonía con los problemas de la desigualdad y el cambio climático. Me dan esperanza.
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