Así como la piel del rostro requiere cuidados y rutinas para mantener su lozanía y combatir los efectos del paso del tiempo, el cuero cabelludo también puede manifestar las consecuencias del cansancio físico y mental.
Por lo general las personas cuidan su cabello, van a la peluquería para cortarlo con más o menos frecuencia y se realizan diferentes rutinas para que su pelo se vea y luzca bien.
Sin embargo, pocos se ocuparán de saber cómo está su cuero cabelludo y de qué manera el estrés y el ritmo de vida actual podrán afectarlo. Así las cosas, el “scalp stress” o estrés del cuero cabelludo es una de las mayores preocupaciones del mundo beauty en pleno siglo XXI.
“Nuestro pelo y cuero cabelludo están muy influenciados por las fluctuaciones hormonales, y el estrés puede alterar estos niveles hormonales. De manera específica, el estrés aumenta los niveles de cortisol (también conocida como hormona del estrés), lo que a su vez puede aumentar la producción de sebo (aceite) en el cuero cabelludo”, explicó Anabel Kingsley, una tricóloga británica especialista en trastornos del cuero cabelludo.
Ante la consulta de Infobae, el médico dermatólogo y especialista tricólogo Miguel Marti (MN 129.557) explicó que “la piel del cuero cabelludo es diferente a la de otras zonas del cuerpo, y la elevada concentración de folículos pilosos lo convierte en la zona más caliente y húmeda de la piel”.
“Además, hay múltiples unidades pilo sebáceas o glándulas sebáceas acompañando a cada pelo y todo eso desemboca en la piel del cuero cabelludo y forma la secreción sebácea que condiciona a un tipo de microorganismo o microflora particular del cuero cabelludo”, continuó explicando el especialista, para quien “todo esto hace que favorablemente se desarrollen enfermedades propias del cuero cabelludo como las descamaciones, la picazón, la caspa, y enfermedades infecto contagiosas como hongos, o a veces impétigos”.
Y tras asegurar que “las patologías del cuero cabelludo son muy variadas y están condicionadas por las características de cada cuero cabelludo, que es ese exceso de humedad, de folículos pilosos, secreciones, etc”, Marti señaló que “en la mayoría de las ocasiones da lugar a estados inflamatorios, que frecuentemente desencadenan con el paso del tiempo en caídas de cabello condicionadas por estos estados”.
“También hay que tener en cuenta que el cuero cabelludo no sólo manifiesta inflamaciones propias de sí mismo, sino que, además, es el lugar donde se manifiestan otras patologías sistémicas”, sostuvo el especialista. Y ahondó que las patologías del cuero cabelludo son diferentes en las diferentes edades: “En la mayoría de los niños y jóvenes lo más frecuente son las infecciones por dermatofitos, que son hongos que afectan al cuero cabelludo y producen lo que se llama tiña capitis, cuadro que es muy raro encontrarlo en adultos”.
“En la población joven media lo más frecuente son los estados descamativos específicos, exceso de sebo, caspa, seborrea o psoriasis del cuero cabelludo -continuó-. En tanto después de los 60 y muy condicionado por el estado emocional y del medio ambiente aparecen los estados pruriginosos del cuero cabelludo”.
Según la médica dermatóloga Agustina Vila Echagüe (MN 96.999), “el estrés puede predisponer brotes de dermatitis seborreica y contribuir en el desarrollo de efluvio telógeno, esto es, la alteración en el ciclo del pelo, que provoca caída durante un tiempo corto si el cuadro es agudo o prolongado cuando se vuelve crónico”.
Para ella, “existen varias terapias para aliviar los síntomas”. “Los tratamientos pueden incluir, según la indicación del especialista, fármacos vía oral o tópicos, además de alternativas mínimamente invasivas, como la mesoterapia o plasma rico en plaquetas”, sostuvo, al tiempo que destacó que “la clave es siempre consultar con un especialista para evaluar la causa de la caída de pelo, caspa u otra afección para que, por un lado descartar patologías subyacentes que pueden empeorar el cuadro, y al mismo tiempo indicar un tratamiento específico”.
Tres son las señales a las que conviene estar alerta
1- Caspa
El estrés puede debilitar las defensas naturales del cuerpo contra los microbios que existen naturalmente en el cuero cabelludo, lo que provocará sequedad y descamación.
2- Caída del cabello
El estrés también puede causar efluvio telógeno, que ocurre cuando la fase de crecimiento del ciclo de crecimiento del cabello se ve interrumpida por una alteración interna en el cuerpo. Esto hace que muchos más cabellos de lo habitual se muevan de su fase anágena a su fase telógena (o de desprendimiento), lo que resulta en una caída diaria excesiva del cabello.
3- Excoriación y tricotilomanía
El estrés a menudo puede desencadenar un tirón excesivo del cabello al peinarse o rascarse el cuero cabelludo habitualmente.
El médico dermatólogo Christián Sánchez Saizar (MN 97.895) señaló que “hay una entidad llamada dermatitis seborreica, que es más frecuente en hombres y que es la típica caspa, que está directamente relacionada con el estrés y que a veces suele estar acompañada de picazón del cuero cabelludo”.
Y tras asegurar que “en algunas ocasiones también puede afectar las cejas o el entrecejo, que además de caspa puede presentar enrojecimiento al igual que los surcos nasogenianos”, el especialista de la Sociedad Argentina de Dermatología (SAD) destacó que es “el cuadro típico que afecta cuero cabelludo y cara pero puede afectar más el cuero cabelludo”.
“El estrés es el factor detonante en la mayoría de los casos y el tratamiento de esta afección es en general con un shampoo a base de ketoconazol”, puntualizó.
Los especialistas coinciden en recomendar consultar con un dermatólogo ante la presencia de alguno de estos síntomas, para que pueda trazar un plan de acción acorde a las necesidades de cada persona.
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