La motivación es una habilidad, dijo el maratonista Amby Burfoot, que puede aprenderse y entrenarse. Hay atletas naturalmente motivados, siempre con ganas y energía. Pero otros tienen un ánimo cambiante y necesitan un empujón para volver a centrarse cuando las ganas se alejan. A veces se subestima el aspecto mental del running y se descuida el aspecto de la motivación.
Hay que ordenar las ideas. Si nos gusta correr, la motivación será clara y sencilla. Nos tenemos que decir a nosotros mismos: te gusta correr. Esa frase es la clave. Recordar todas las mejores sensaciones de cuando corremos, el placer de cada paso, las sensaciones fantásticas cuando terminamos nuestra corrida. Otra frase: te hace feliz correr y lo sabes.
Si estamos hablando de correr es porque nos gusta y si nos angustia la desmotivación es porque en el fondo sabemos que estamos postergando algo que nos hace felices. La angustia se encadena, pero la motivación también. Esos pensamientos positivos hacen la diferencia. Tenemos que decirnos esta verdad: nadie se arrepintió de haber salido a correr. Pero casi siempre nos arrepentimos cuando no lo hacemos.
Otras tácticas tienen que ver con programar nuestras salidas sin opción de cancelarla. Un running team ayuda, sin duda, pero más ayuda si alguien del running team nos espera para correr. Coordinar para ir a entrenar es una gran manera de no cancelar un entrenamiento. Arreglar para salir, sin posibilidad de cancelar, es algo que saca a cualquiera de su casa. Ese compromiso motiva. Poner horario y lugar y saber que alguien nos espera para correr.
Otra forma de motivarse: dejar la ropa para correr a la vista, a mano, preparada. Las zapatillas de correr ahí, a un solo movimiento de estar vestidos para salir a correr. Una vez que nos pusimos las zapatillas, salimos, no hay vuelta atrás. Ponerse las zapatillas es un punto de no retorno. Pensar en todas las cosas buenas que nos pasan al tener las zapatillas puestas. Nuestro espacio de libertad y de felicidad.
Cuando salimos a entrenar tenemos que saber que no todos los entrenamientos salen perfectos, pero todos sirven. Dar lo mejor cada vez, más allá del resultado. Pensar en objetivos diarios, semanales, mensuales y anuales. Si estamos anotados en carreras, pensar siempre en ese evento para conseguir estar siempre motivado. Un plan de entrenamiento es la motivación misma, la forma más fácil de organizar nuestra mente.
Y cuando llega la carrera, los días previos son muy importantes. Imaginar la largada, el trayecto y, más que nada, la llegada. Sentirse feliz por llegar a ese momento. Soñarlo, entrenarlo, planificarlo. Eso fortalece la cabeza del corredor y lo va a ayudar a cumplir sus objetivos. Concentración pura que debe prepararse. Una frase motivadora, un mantra que se puede repetir. Cualquier frase, o incluso una palabra, sirve para mantenerse firme a lo largo de los kilómetros. Repetirla en cada momento es la forma en la que podemos enfocarnos en el objetivo.
Y cada vez que volvemos de entrenar, cada vez que completamos una distancia, debemos registrar ese momento. Valorarlo y anotarlo, tenerlo presente. Más aún cuando se trata de una carrera. Saborear esa alegría y recordarla. Al final de cada gran momento, pensar en las dudas que tuvimos y como quedaron en el pasado.
Correr es sano para el cuerpo y la mente, por eso ambas cosas deben ser preparadas. La recompensa siempre llega. ¡Ahora sí: a correr!
*Santiago García es maratonista, autor del libro “Correr para vivir, vivir para correr”. Completó la Six World Marathon Majors dos veces. En Instagram: @sangarciacorre
Realización: Gastón Taylor / Edición: Rocío Klipphan
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