A pesar de caracterizar la edad y las comorbilidades como impulsores de la enfermedad COVID-19 causada por el coronavirus SARS-CoV-2, los científicos todavía no tienen en claro cuáles son precisamente los impulsores de las formas graves de esta enfermedad en una persona que se contagió y termina en una Unidad de Terapia Intensiva (UTI).
A diferencia de muchas infecciones virales y la mayoría de las infecciones por virus respiratorios, la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19) se caracteriza por un espectro complejo y diversificado de manifestaciones clínicas: (1) individuos asintomáticos, (2) pacientes que presentan influenza -como enfermedades, (3) pacientes afectados por disfunción respiratoria que eventualmente necesitan un suministro externo de oxígeno, y (4) pacientes que padecen síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA) que necesitan ventilación mecánica invasiva en una unidad de cuidados intensivos (UCI).
Es sabido que factores como la diabetes, la edad avanzada, la obesidad o el padecimiento de otras enfermedades respiratorias, podían agravar la enfermedad. Sin embargo, también se han dados numerosos casos en los que la forma más grave y crítica del COVID-19 se ha expresado en individuos jóvenes y complemente sanos.
Para ahondar más en las razones, un reciente estudio científico publicado en la revista Science Translational Medicine intenta dilucidar las cuestiones genética que pueden pesar a la hora de sufrir COVID-19 grave.
El presente estudio se centró en pacientes que fueron hospitalizados por COVID-19 en una red de hospitales universitarios en el noreste de Francia (Alsacia) durante la primera ola francesa de la pandemia (marzo a abril de 2020), antes del uso rutinario de corticosteroides. Se inscribieron un total de 72 pacientes menores de 50 años sin comorbilidades.
Luego, se utilizó una segunda cohorte independiente compuesta por 81 pacientes críticos y 73 pacientes críticos recuperados de uno de los departamentos de la UCI de los hospitales de la Universidad de Estrasburgo para evaluar más a fondo nuestros hallazgos de clasificación molecular.
En el estudio internacional llevado adelante, los investigadores secuenciaron el genoma y analizaron muestras de plasma y sangre de pacientes “críticos” (en la unidad de cuidados intensivos con ventilación mecánica) y 25 “no críticos” (en una sala de cuidados no críticos) con COVID-19 y 22 individuos sanos. Los métodos de estudio incluyeron secuenciación del genoma completo, secuenciación del ARN de sangre completa, proteómica de células mononucleares de sangre y plasma, perfiles de citocinas e inmunofenotipificación de alto rendimiento, según explicó el doctor Raphael Carapito y sus colegas a cargo de la investigación.
Los investigadores identificaron los patrones genéticos que pueden ayudar a explicar por qué algunas personas jóvenes y sanas aún desarrollan casos graves o potencialmente mortales de COVID-19. Los pacientes con COVID-19 crítico se caracterizaron por una inflamación exacerbada, compartimentos linfoides y mieloides perturbados, aumento de la coagulación y biología celular viral. El equipo internacional de científicos halló algunas de las firmas genéticas que podrían estar detrás de los casos más graves y mortales de la enfermedad. Los datos apuntan a la expresión de un gen llamado ADAM9.
El equipo de Carapito también encontró que silenciar ADAM9 en las células epiteliales de pulmón humano infectadas con SARS-CoV-2 ralentizaba la replicación del virus, lo que sugiere que el gen debería estudiarse más a fondo como una posible diana terapéutica.
“Al ofrecer una visión sobre una importante cuestión sin respuesta en la pandemia en curso, los hallazgos de este estudio de 72 pacientes podrían servir de base para la investigación de nuevas estrategias de diagnóstico, pronóstico y tratamiento de la enfermedad”, indicó el experto.
Y concluyó: “En este estudio transversal, nuestro objetivo fue analizar los cambios moleculares inducidos por el SARS-CoV-2 que son característicos de los pacientes críticos y diferenciarlos de los pacientes no críticos. Planteamos la hipótesis de que ciertos genes impulsores del huésped podrían ser responsables del desarrollo de enfermedades críticas y que esos genes podrían representar dianas terapéuticas”.
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