La prevención y detección temprana de la demencia promete grandes cambios a futuro a nivel mundial en relación a la calidad de vida de personas adultas mayores. Así lo evidenció el 2° Simposio Virtual Internacional sobre Neurociencias y Bienestar de INECO, en el cual el prestigioso psiquiatra Craig Ritchie presentó la disertación “Cerebro saludable: nuevas perspectivas en prevención”. En diálogo exclusivo con Infobae, el experto enfatizó que hoy se sabe que modificando hábitos “las personas sobreviven más tiempo, con una mejor salud cerebral”.
“Antes no podíamos identificar esta enfermedad antes de la muerte. Muchas décadas tuvimos que pensar solo en la etapa final del proceso de esta enfermedad. Pero en los 90′ se revolucionó la ciencia y pudimos empezar a identificarla por medio de biomarcadores”, explicó en el simposio Craig Ritchie, profesor de Psiquiatría del envejecimiento en la Universidad de Edimburgo y Director de Brain Health Scotland.
Según Ritchie, existe “evidencia científica contundente” e informes nuevos todos los meses que apoyan la hipótesis de que el Alzheimer se empieza a desarrollar no solo muchos años sino décadas antes de su sintomatología.
“Las enfermedades que llevan a la demencia tienen su génesis en 20 o 30 años antes. Hay un periodo silencioso en el que empiezan a surgir algunos cambios en el cerebro que luego llevan a la demencia”, detalló. Y enfatizó: “Si uno puede identificarla en etapas más tempranas, va a poder tratarla antes que se llegue a la demencia”.
De acuerdo con el especialista, existen riesgos modificables, como estilo de vida, y otros fijos, relacionados con la genética. Un estudio reciente publicado por The Lancet, citado por el experto, asegura que se podría prevenir o retrasar hasta el 40% de los casos de Alzheimer si se regulan algunos factores de riesgo considerados como cambiantes (tales como la alimentación).
El estudio asegura: “Juntos, los 12 riesgos modificables factores representan alrededor del 40% de las demencias en todo el mundo. En consecuencia, teóricamente, podrían prevenirse o demorarse. El potencial de prevención es alto y podría ser más alto en países de ingresos bajos y medios, donde ocurren más demencias”.
La investigación agregó 3 factores de riesgos potencialmente modificables a otros 9 establecidos previamente por la Comisión Lancet de 2017 sobre prevención, intervención y cuidados de la demencia durante toda la vida. Los 12 riesgos modificables son: menor educación, hipertensión, discapacidad auditiva, tabaquismo, obesidad, depresión, inactividad física, diabetes, escaso contacto social, consumo excesivo de alcohol, traumatismo craneoencefálico y contaminación del aire (los últimos tres son los agregados por el nuevo estudio).
“Hablamos mucho de dieta mediterránea para prevenir la demencia pero, ¿no nos gustaría saber por qué la previene? Eso sin dudas nos ayudaría a comprender mejor los procesos”, expresó.
En esta línea, llevó adelante un trabajo en el que se propusieron determinar cómo lograr que toda la evidencia existente pueda transformarse en acciones preventivas a largo plazo, y desarrollaron el “Four factor modeling”, para lograr comprender mediante diferentes premisas el riesgo de que un individuo desarrolle demencia mucho antes de su sintomatología, con el objetivo justamente de lograr su prevención.
El modelo implica la observación de expresiones de la enfermedad a través de distintos tipos de datos, tanto de riesgos modificables como fijos en su evolución en el tiempo, así como biomarcadores y síntomas.
“El Alzheimer se origina en el hipocampo, que tiene funciones cognitivas específicas. Sabemos que si lo vemos en una resonancia magnética, se puede dividir en subcampos. Las células de la cuadrícula del hipocampo son áreas del cerebro que se dedican a la memoria espacial- visual. Por estudios post mortem, sabemos que esta área se ve afectada desde temprano. ¿Cómo lo analizamos entonces? Con pruebas cognitivas específicas mucho tiempo antes”, detalló Ritchie.
Con el objetivo de trabajar sobre esta temática, se creó Brain Health Scotland, una organización patrocinada por el gobierno escocés que busca reducir las tasas de incidentes de demencia a través de iniciativas de salud pública y diferentes políticas destinadas a la elaboración de perfiles de riesgo, detección precoz e implementación de planes de prevención personalizados. Trabajan con escuelas primarias, escuelas secundarias y empresas, para transmitir la importancia de cuidar la salud mental.
“Apoyaron nuestra idea, para generar conciencia en la edad media y también en los más jóvenes. Trabajamos con la salud mental más allá de la demencia porque es muy importante. La gente se empieza a preocupar cuando está en una etapa tardía, y trabajando con diferentes organizaciones, en un período de 10 años, observamos una reducción palpable de incidencia de demencia año tras año”, contó.
Si bien existen terapias génicas y terapias modificadoras de enfermedades, el especialista esbozó que son aplicadas en etapas tardías de la enfermedad y resaltó la importancia de lograr la prevención temprana.
“Hoy tenemos nuevas técnicas de screening que permiten detectar y prevenir el desarrollo en etapa temprana”, puntualizó. Y exclamó: “La existencia de los riesgos debe ser compartida de manera correcta y apropiada. Es importante decirle a la gente que se preocupe por su salud mental y cerebral. Queremos evitar el desarrollo de la demencia”.
Ritchie enfatizó: “Queremos achicar los riesgos ya que sabemos que podemos tener mayor nivel de especificidad a los 50 o 60 años. No solo nos importa lo que sucede en Escocia, por eso queremos compartir este aprendizaje con el resto del mundo”.
Tras el simposio, Infobae dialogó en exclusiva con Craig Ritchie.
— ¿Se puede verdaderamente prevenir la demencia solo modificando hábitos?
— Sí, si creemos en la epidemiología anterior y prevenimos o manejamos esos factores de riesgo, ya sea el estilo de vida o las comorbilidades médicas, deberíamos poder afectar el proceso de la enfermedad. Incluso si no evitamos que una persona tenga demencia, podemos retrasar su aparición por muchos años y es posible que tengan un declive menos agresivo. Entonces, las personas sobreviven más tiempo con una mejor salud cerebral.
— En relación a la organización Brain Health Scotland, ¿cómo detectan tempranamente la enfermedad y en qué consisten los planes personalizados para reducir la incidencia?
— La detección temprana se realiza a través de pruebas de biomarcadores, pruebas cognitivas y otros síntomas asociados con la enfermedad temprana como ansiedad, depresión, trastornos del sueño y apatía. Los 4 factores que tomamos en cuenta en el modelo de análisis para la probabilidad de enfermedad y disminución futura son los factores de riesgo, la expresión de biomarcadores de enfermedad cerebral, síntomas de enfermedad cerebral (cognición, psiquiátrica) y la evolución del segundo y tercer ítem mencionados. Los planes personalizados examinan elementos de los factores de riesgo y los administran específicamente mediante el apoyo para la modificación del comportamiento y/ o el manejo de afecciones médicas. A medida que tengamos nuevos medicamentos, podrían usarse para tratar enfermedades detectadas con los biomarcadores.
— ¿Cómo se pueden aprovechar estos conocimientos en el resto del mundo?
— Es de esperar que todo nuestro trabajo conduzca a pruebas precisas y validadas frente a los análisis de sangre y escáneres cerebrales a los que tenemos la suerte de tener acceso. Al hacerlo, podemos encontrar pruebas más baratas y accesibles que sean igualmente precisas y predictivas.
— En relación a los hábitos modificables para prevenir la demencia, ¿qué recomendaciones podría aportar?
— Cuidar la calidad del sueño; tener un buen control de la diabetes, la presión arterial alta y la depresión; evitar el aislamiento social (un gran problema con el encierro); evitar y controlar la pérdida auditiva; evitar las lesiones en la cabeza; minimizar el consumo de alcohol; consumir una dieta mediterránea; evita fumar; minimizar la contaminación del aire; y estar expuestos a un aprendizaje permanente.
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