Más de un año y medio después del inicio de la pandemia de COVID-19, médicos de todo el mundo siguen buscando tratamientos para frenar la enfermedad que cambió la vida que como la conocíamos y que ha dejado hasta ahora 236 millones de infectados y 4,8 millones de muertos.
En este lapso se han realizado varios ensayos clínicos que ofrecen evidencia científica para confirmar la eficacia o perjuicio del uso de medicamentos o tratamientos con diversos pacientes que han sufrido cuadros leves, moderados y graves de la infección por coronavirus. Si bien todavía no existe una cura rápida, gracias a un esfuerzo de investigación global sin precedentes, varios tratamientos están ayudando a los pacientes a sobrevivir al COVID-19 y permanecer fuera del hospital por completo. Estos se dirigen a dos problemas generales: la capacidad del coronavirus para propagarse por el cuerpo y el daño causado por la respuesta del sistema inmunológico del cuerpo.
Cuando el virus ingresa al cuerpo, se apodera de las células y las usa para replicarse. En respuesta, el cuerpo envía señales inflamatorias y células inmunes para combatir el virus. En algunos pacientes, esa respuesta inflamatoria puede continuar incluso después de que el virus está bajo control, lo que da lugar a daños en los pulmones y otros órganos. Recovery hoy es el ensayo más grande que se lleva adelante en el mundo. Comenzó en marzo de 2020 y allanó el camino para que el Reino Unido se convierta en el país con más estudios en ejecución en el mundo. Muchos de los tratamientos que funcionan están caratulados como “re prueba”, es decir, nacen de una evaluación del uso de drogas ya aprobadas para otros fines -o combinaciones de ellas- para tratar el nuevo coronavirus.
Entonces, ¿cuáles son los tratamientos que funcionan y los que quedaron en el camino? El doctor Gonzalo Corral es Médico Especialista en Infectología, Staff de la Sala de Infectología del Hospital Interzonal General de Agudos Oscar Alende, de la ciudad de Mar del Plata miembro de la comisión directiva de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI). Además, participa de ECLA (Ensayos clínicos de Latinoamérica), dedicados a la investigación clínica en distintos tópicos.
En diálogo con Infobae, Corral hizo un recorrido por los tratamientos contra COVID utilizados, en vías de investigacion y descartados hasta ahora.
Los que funcionan:
“El cuidado estándar de los pacientes se divide entre los que están en la casa y los que están internados. Los que no requieren internación, prácticamente no tienen tratamiento. O son de soporte”, apuntó Corral.
-Corticoides: Para la minoría de los afectados, (menos del 10%) que necesitan estar internados, requieren oxígeno y corticoides. Fue el primer tratamiento oficialmente recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en septiembre de 2020, aunque solo para los enfermos más graves. A partir de los datos de los ensayos clínicos disponibles, la OMS recomienda “la administración sistemática de corticoides” a los pacientes que sufran “una forma grave o crítica” del COVID-19. Así se consigue reducir la mortalidad, combatir la inflamación detectada en los casos más graves y el riesgo de necesitar respiración artificial, según la OMS. Principalmente la dexametasona -de bajo costo y fácilmente disponible- surgió como posiblemente la intervención más importante hasta la fecha para tratar los síntomas graves del COVID-19 al reducir la inflamación.
-Remdesivir: Hace una década, un grupo de químicos elaboró un compuesto al que llamaron con sencillez 3a y que, en experimentos de laboratorio, eliminó varios virus diferentes. Uno era un tipo de coronavirus. Remdesivir es un descendiente de aquella molécula, y recibió un nombre más complejo, GS-5734, en la compañía que lo desarrolla, Gilead, la misma que con la combinación emtricitabina y tenofovir disoproxilo, presentó la primera terapia que puede prevenir el contagio de VIH, conocida como PrEP. Este medicamento, que la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) aprobó a fines de abril, ya se está comercializando con más asiduidad en el país y sólo se administra de forma intravenosa únicamente en un entorno hospitalario. Ahora, un nuevo estudio internacional liderado por investigadores de España ha encontrado que aplicado por vía endovenosa durante los 3 días posteriores al diagnóstico de COVID-19, reduce el riesgo de hospitalización en un 87% en personas susceptibles de sufrir la enfermedad de forma severa.
“El COVID-19 tiene dos fases. En los primeros 7 días predomina la replicación viral. Debemos utilizar drogas y moléculas que frenen la replicación viral. Para ello tenemos la droga Remdesivir, que se debe utilizar en forma precoz cuando tienen neumonía inicial. Frente a la ausencia de grandes terapéuticas, es una droga que se puede utilizar. El virus desencadena inflamación, si puedo reducir la carga viral tendremos menos inflamación en el organismo”, agregó Corral.
-Tocilizumab y sarilumab: Estos medicamentos son anticuerpos sintéticos, llamados “monoclonales”, que forman parte de una familia conocida como “antagonistas de la interleucina 6 (anti IL-6)”. La OMS recomienda su uso para los casos más graves desde julio de 2021. “En la segunda etapa de la enfermedad, que es la inflamatoria, el virus estimula la cascada de inflamación, generada por moléculas producidas por el organismo, sobre todo a nivel pulmón. Se busca reducir la inflamación. El tocilizumab demostró en un ensayo bien diseñado un beneficio extra en pacientes que recibían oxígeno y corticoide. Se basó en el estudio Recovery, de la red de Hospitales de Reino Unido. Se utilizaba en enfermedades reumáticas. Pero no tiene tanta disponibilidad en el mercado local”, agregó Corral.
- Sarilumab y baricitinib son drogas de segunda línea que demostraron beneficios en ensayos pequeños. Habitualmente no se utilizan.
-Los anticuerpos monoclonales lograron cierto éxito al ayudar a la respuesta inmunitaria del cuerpo a combatir el virus. “Los anticuerpos monoclonales tienen eficacia discutida. Tuvieron beneficios pequeños pero no forman parte de guías médicas estándar”, precisó Corral.
-Terapia de Regeneron o Ronapreve: La OMS abrió la puerta a esta combinación de dos anticuerpos monoclonales (casirivimab y imdevimab) pero solo para dos tipos de pacientes: En primer lugar, “los que presenten formas menos graves del coronavirus pero tengan un riesgo alto de hospitalización”, personas mayores, con el sistema inmunitario bajo (por un cáncer o tras un trasplante, por ejemplo). En segundo lugar, a los pacientes “con una forma grave o crítica que no tengan anticuerpos” del virus tras una infección o con las vacunas. Como podrían ser los pacientes inmunodeprimidos, en los que la vacunación no es eficaz. En lugar de esperar a que el cuerpo desarrolle su propia respuesta inmunitaria protectora, imita las defensas naturales del cuerpo. Se le administró al expresidente estadounidense Donald Trump poco después de que le diagnosticaron COVID-19 y fue autorizado con urgencia en los Estados Unidos por la FDA a finales de noviembre pasado.
-Suero hiperinmune. El análisis intermedio del monitoreo de eficacia, efectividad y seguridad del uso de suero hiperinmune policlonal en pacientes graves con COVID-19 reveló que “el 90% de los pacientes con COVID-19 grave tratados con CoviFab no requirieron utilización de unidades de terapia intensiva”, según el estudio al que tuvo acceso Infobae. Se trata de una inmunoterapia basada en anticuerpos policlonales equinos con gran capacidad neutralizante anti SARS-CoV-2 desarrollada por el laboratorio biotecnológico argentino Inmunova junto con el Instituto Biológico Argentino (BIOL), mAbxience y Grupo Insud.
Los que están en pruebas
- Antivirales por vía oral: Varios laboratorios trabajan en la pista de antivirales administrados por vía oral. Molnupiravir: es uno de los más avanzados en estudio. Desarrollado por una alianza del laboratorio MSD y la sociedad biotecnológica Ridgeback Biotherapeutics. Se están llevando a cabo ensayos clínicos en pacientes y en personas que estuvieron en contacto con enfermos de COVID-19. La empresa farmacéutica MSD anunció el viernes último que su píldora experimental COVID-19 redujo a la mitad las hospitalizaciones y muertes en personas recientemente infectadas por el coronavirus. El fármaco sería la primera píldora disponible para tratar el COVID-19, un avance potencialmente importante en los esfuerzos por combatir la pandemia. Los pacientes que recibieron el medicamento, en los cinco días posteriores a mostrar síntomas tenían una tasa de hospitalización casi un 50% menor que quienes recibieron el placebo. En el estudio participaron 775 adultos con síntomas leves o moderados de COVID-19 que estaban considerados de alto riesgo para desarrollar un cuadro grave por problemas de salud previos como obesidad, diabetes o enfermedades cardiacas. “Es un antiviral que demostró beneficios en su forma leve. Pero no demostró beneficio en pacientes internados”, indicó Corral.
-Atea Pharmaceutical, una empresa biotecnológica, y el laboratorio Roche están estudiando la eficacia de un tratamiento comparable, el AT-527.
-Pfizer, por su lado, está desarrollando un medicamento combinando dos moléculas, entre ella el ritonavir, que ya se usa contra el virus del sida.
- Anticuerpos de nueva generación: Otros laboratorios están trabajando en anticuerpos monoclonales de larga duración. La Comisión Europea calificó a uno de ellos, el sotrovimab, desarrollado por GSK, como uno de los cinco tratamientos más prometedores.
-El AZD7442, es un cóctel de anticuerpos diseñado por AstraZeneca, cuyos resultados provisionales se conocieron a finales de agosto. El laboratorio asegura que puede ser eficaz contra la enfermedad en pacientes frágiles.
-Por último, la sociedad francesa Xenothera trabaja en otro tipo de anticuerpos sintéticos, llamados “anticuerpos policlonales”. Su producto, el XAV-19, con anticuerpos de origen porcino, está en la fase final de ensayos clínicos.
- Ibuprofeno inhalado. La idea surgió hace siete años y es de Dante Beltramo, investigador principal del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y del Centro de Excelencia en Productos y Procesos de Córdoba (Ceprocor), quien modificó la molécula del ibuprofeno haciéndola 100% soluble en agua para administrarlo en nebulizaciones con el objetivo de tratar a pacientes con fibrosis quística, una enfermedad genética con altas tasas de mortalidad que afecta a niños y adolescentes. Se trata de un medicamento muy conocido y seguro, históricamente probado en millones de personas, que con una ‘vuelta de tuerca’ química se convirtió en un fármaco posible para ser usado en otro formato y muy efectivo para desinflamar a nivel local la vía respiratoria. Esta línea terapéutica no recibió la aprobación de Anmat en lo que se llamara estudio Pegasus, la Fase II en COVID-19, aunque tiene una vasta utilización a nivel nacional en lo que se llama uso compasivo, es decir fuera de un ensayo clínico.
- Carragenina. La noticia hace unos meses acerca del desarrollo de un aerosol israelí que redujo la infección por coronavirus en un 78% puso nuevamente en escena la carragenina, un medicamento de aplicación por vía nasal aprobado por la Anmat hace algunos años para el resfrío común que muestra resultados alentadores en la prevención de coronavirus. En la Argentina, un equipo local investiga el uso de este compuesto desde hace ya varios meses.
“La cavidad nasal y la rinofaringe son los sitios de replicación inicial del SARS-CoV-2 y por tanto, un aerosol nasal puede ser una forma de dosificación adecuada para combatir el nuevo virus”, sostuvo un estudio multidisciplinario cuyos datos todavía no fueron publicados en una revista científica internacional; sin embargo, aunque se consideran preliminares, resultan promisorios.
Los que no funcionan
Desde el principio de la pandemia, varios tratamientos han resultado ser inútiles. La hidroxicloroquina es el fármaco antipalúdico que alguna vez fue promocionado por el ex presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, como un tratamiento eficaz, pero, los ensayos grandes no encontraron evidencia de su eficacia contra el COVID-19. La hidroxicloroquina “produce poca o ninguna reducción en la mortalidad de los pacientes hospitalizados con COVID-19 en comparación con la atención estándar”, concluyó el ensayo Solidaridad de la OMS.
“Además, no funcionaron el interferón y los antirretrovirales lopinavir y ritonavir. Tampoco la Ivermectina o la hidroxicloroquina”, aseguró Corral.
- Plasma de convaleciente. El uso de plasma de pacientes recuperados se planteó en un momento de 2020 como un modo de contener la pandemia de coronavirus SARS-CoV-2. El tratamiento logró en febrero de 2021 una autorización de uso de emergencia por parte de la FDA en pacientes hospitalizados como parte de los esfuerzos continuos de la agencia para combatir el COVID-19.
En la Argentina, la Fundación Infant llevó adelante un extenso estudio científico publicado en la prestigiosa revista científica The New England Journal of Medicine que concluyó que “la administración de plasma de convaleciente con altos títulos de anticuerpos IGg contra el SARS-CoV-2 para pacientes infectados dentro de las 72 horas posteriores al inicio de síntomas redujo el riesgo de progresión a enfermedad respiratoria grave en un 48%”. Pero su uso amplio no ocurrió debido a la falta de más ensayos clínicos y pruebas de recuperación.
Estudios Clínicos Latinoamérica (ECLA) es una organización de investigación académica dedicada a brindar apoyo para la realización de ensayos clínicos en América Latina desde 1987
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