Los chicos nacen listos para aprender un lenguaje, pero necesitan aprender el o los lenguajes que su familia y su entorno usen. Aprender un lenguaje lleva tiempo y los niños varían en cuán rápido dominan los indicadores del desarrollo del lenguaje y del habla. Típicamente, pueden tener problemas con algunos sonidos, palabras y oraciones mientras estén aprendiendo. Sin embargo, la mayoría puede usar el lenguaje fácilmente alrededor de los 5 años de edad.
Cuando un niño presenta dificultad para recordar las palabras, para armar frases, o cuando tiene comprometida la inteligibilidad, es decir, la habilidad de hablar, pero las palabras no son compresibles, los padres o tutores deben estar atentos a un posible problema en el desarrollo de su lenguaje.
Hoy, 30 de septiembre se conmemora el Día Internacional del Trastorno Específico del Lenguaje (TEL), llamado ahora Trastorno del Desarrollo del Lenguaje (TDL). El TDL es un cuadro que afecta aproximadamente del 2% al 7% de la población infantil, según datos recopilados por la doctora Dorothy Bishop, investigadora de la Universidad de Oxford. Los niños que lo padecen suelen tener problemas para comprender y expresar el lenguaje.
“El lenguaje es una función nodal en la vida de las personas, no solo sirve para comunicarnos, sino que también es útil para regular la conducta, facilitar la socialización y acceder al conocimiento del mundo”, explicó a Infobae la doctora Verónica Maggio directora de la Diplomatura en Trastornos del Lenguaje Infantil desde una perspectiva Neurolingüística de la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad Austral, que sostiene que la consulta médica temprana con un especialista resulta vital a la hora de diagnosticar e intervenir para corregir este trastorno.
Según el investigador catalán Llorenc Andreu Barrachina (2020), el padecer un déficit de este tipo suele ocasionar dificultades en otras áreas del desarrollo como la conducta, la atención, la socialización y el acceso a la lectoescritura. Asimismo, según la investigadora de la Universidad de Manchester, Gina Conti Ramdsen (2018), las dificultades sostenidas del lenguaje pueden afectar el desempeño intelectual en el largo plazo y pueden afectar de manera notoria las habilidades sociales. El investigador canadiense E. Brownlie (2016), detectó que las personas que tuvieron diagnóstico de TDL en la infancia, en la adolescencia y adultez joven tenían mayores niveles de ansiedad y fobia social.
“Para tratarlo, detectar tempranamente es lo principal. Desde el primer año de edad, ya es posible identificar signos que anuncien un posible TDL. En un niño de 12 a 24 meses la falta de balbuceo, la falta de respuesta al nombre o la baja de comprensión de consignas sencillas como interpretar el ´dame y tomá´. En un niño de 24 a 36 meses los signos a detectar son la ausencia de palabras, la escasa respuesta al lenguaje hablado y la regresión o estancamiento en el desarrollo del lenguaje. Entre los 48 y 60 meses, se puede advertir una inteacción inconsistente o anormal, el uso de frases de no más de 3 palabras o mala comprensión del lenguaje oral. Y después de los 60 meses, hay que prestar atención a la dificultad para contar o volver a contar una historia coherente, dificultad para contar o volver a contar una historia coherente, habla mucho, pero con poca interacción recíproca o expresar interpretaciones literales sin entender el significado de lo que significaba”, sostuvo Maggio.
¿Cómo ayudar a los niños con TDL en casa?
-Hablarles lento
-Usar frases cortas
-Acentuar la información relevante
-Señalar lo que nombramos
-Leer cuentos.
“Está científicamente comprobado, que la lectura de cuentos es el mejor recurso para adquirir palabras nuevas. Leer un cuento a un niño 10 minutos por día, asegura la adquisición y/o la fijación de palabras nuevas, y si estos cuentos están apoyados con imágenes, mucho más aún”, precisó la especialista.
Según el especialista en psicología del lenguaje infantil Gerardo Aguado, el 20% de la población infantil entre los 2 y los 3 años puede tener retrasos en el lenguaje. Llegando a los 3 ese número baja a menos de la mitad, aumentando así la probabilidad de que esos niños, mayores de esa edad, tengan trastorno específico del lenguaje, cuya incidencia es del 7% en la población infantil. En ambos casos, se recomienda la intervención de un profesional fonoaudiólogo con orientación neurolingüística. La detección y la intervención precoz es muy importante para disminuir los efectos negativos de las alteraciones lingüísticas y sus posibles consecuencias sobre la conducta, la socialización y el aprendizaje.
Adicionalmente, los padres tienen la gran oportunidad de seguir una serie de recomendaciones para estimular a sus hijos como, por ejemplo, no permitir el uso de teléfonos o tablets a niños menores de 2 años (recomendación de la Organización Mundial de la Salud), y en niños de entre 2 y 5 años, limitar el uso de estos dispositivos a 1 hora, 1 vez por semana. Es importante que le hablen al niño mirándolo a la cara y poniéndose a su altura, hacerlo lentamente, acentuando, especialmente, las palabras más importantes. Utilizar frases cortas, y usar gestos y señalamientos acompañando las palabras; estos colaboran a mejorar la comprensión y la evocación. Leer libros de cuentos simples con imágenes, en donde el niño pueda interactuar señalando y nombrando palabras.
¿Consejos para ayudar a su hijo?
Aquí hay algunas maneras en que puede ayudar a su hijo:
- Hable mucho con su hijo. Esto ayudará a su hijo a aprender nuevas palabras.
- Léale a su hijo todos los días.
- Señale las palabras que ve.
- Señale letreros en el supermercado, en la escuela y afuera.
- Hable con su hijo en el idioma que mejor conozca.
- Escuche y responda cuando su hijo hable.
- Haga que su hijo le haga preguntas.
- Dele tiempo a su hijo para responder preguntas.
- Establezca límites de tiempo para mirar televisión y usar computadoras.
- Use el tiempo para hablar y leer juntos.
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