Con la pandemia se cancelaron la mayoría de las carreras del 2020 y de a poco han ido regresando recién en el 2021. Las competencias masivas son las más complicadas en ese aspecto, además de su habitual logística ahora dependen de factores de salud que no están en las manos ni de los organizadores ni de los atletas. Tal vez por eso los corredores, ávidos de carreras, han redescubierto una de las modalidades del atletismo con mayor historia pero algo olvidada en muchos países: las carreras de cross country.
Las carreras de cross country, es decir campo traviesa, no son para nada una novedad, más bien lo contrario. Cuando los maratones que hoy son masivos prácticamente no existían, ya se corrían estas competencias nacidas en Gran Bretaña en el siglo XIX. Como otros deportes británicos, el cross country se extendió a todo el mundo y se volvió muy popular en diferentes regiones. Argentina tiene su campeonato y se hacen en diferentes partes del país algunas carreras para aficionados. Pero nada con la dimensión que se ve en otros lugares.
¿Pero que es una carreras de cross country? Como su nombre lo indica estas competencias son por el campo y no en asfalto, se corren en terrenos naturales, habitualmente tierra o césped, pudiendo tener en muchos casos un recorrido con barro que las vuelve más duras y a la vez divertidas. Aunque el recorrido puede incluir colinas, no se trata de las elevaciones técnicas de una carrera de trail. La dificultad está más bien en la velocidad intensa con la que se corre por el pasto, tierra, a veces grava y con algunas mencionadas subidas y bajadas. Puede ser campo abierto o en un parque, así como también en un bosque.
La distancia varía habitualmente entre cuatro y doce kilómetros y se puede correr de forma individual como en equipos, siendo esta última modalidad particularmente popular en colegios de, por ejemplo, Estados Unidos, donde los eventos son toda una tradición que moviliza a las instituciones de todo el país. Aunque se corren todo el año, en los países del hemisferio norte se suelen incrementar en otoño y e invierno, lo que les da el clima de lluvia y barro más dramático y espectacular, muchas veces la imagen más conocida del cross country.
El recorrido está marcado por pequeñas banderas o cintas, el número de corredores puede parecer grande, pero nunca comparable a las maratones que se corren en calle. El secreto de los eventos de cross country es que se pueden hacer varias competencias en el mismo recorrido durante una misma jornada. Aunque la largada es particularmente ancha y vistosa, luego el camino por el cual los atletas corren es más bien angosto. La llegada de la carrera se caracteriza por estar ya no marcada por banderines sino por unas cercas que anuncian el final.
En un mismo día de competencia puede haber atletas de elite y luego aficionados, división por sexo o por edad, incluso postas. Todos pueden correr cross country y al poder realizarse en parques cerrados se trata de competencias ideales para los tiempos que nos tocan vivir. Es maravilloso ver la cantidad de corredores que se han sumado a esta disciplina. Es una modalidad vistosa, además, donde es fácil alentar a los atletas ya que o hacen más de una vuelta por el circuito o corriendo siempre por la misma zona.
Para quienes sienten que han corrido todo y buscan algo nuevo, para los que quieren carreras rápidas y divertidas, esta es una opción. Alejarse del asfalto pero mantenerse dentro de las ciudades, exigirle al cuerpo correr por un terreno que no sea plano pero que tampoco sea una montaña. Correr y luego alentar a otros corredores, todas cosas que le han abierto la puerta al cross country, una de las más queridas y antiguas formas de carrera. Lo viejo puede ser lo nuevo y cualquier excusa es buena para disfrutar de correr.
*Santiago García es maratonista, autor del libro “Correr para vivir, vivir para correr”. Completó la Six World Marathon Majors dos veces. En Instagram: @sangarciacorre
Edición de video: Rocío Klipphan
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