Si hay un cuadro clínico verdaderamente frecuente después de recuperarse del coronavirus es el llamado COVID prolongado o “Long COVID” que ocurre cuando al paciente le dan el alta y continúa con síntomas. Es decir, se hacen más duraderos aunque la infección real ya se haya superado.
Se trata de un término general que abarca síntomas que persisten durante más de un mes y aún, a pesar de la gran cantidad de investigación al respecto, no se comprenden bien. La evidencia científica que hoy se conoce revela que cada vez es mayor el número de personas que consiguen superar el COVID-19 y continúan manifestando secuelas o síntomas a largo plazo durante semanas e incluso meses.
Pero en este complejo panorama, hay una buena noticia para los más chicos. Los niños y adolescentes de entre 5 y 17 años que contraen COVID-19 suelen mejorar después de seis días y el número de menores que experimentan síntomas más allá de las cuatro semanas es bajo.
Nuevos estudios sugieren que es poco probable que los niños infectados por el SARS-CoV-2 desarrollen efectos a largo plazo. Un grupo de investigadores del King’s College de Londres llevó adelante un estudio centrado en 1.734 niños y adolescentes con edades comprendidas entre los 5 y los 17 años, para analizar cómo les afecta el COVID prolongado. Los resultados han sido publicados en la revista Lancet Child and Adolescent Health indican que menos del 2% presentó síntomas con una duración superior a las ocho semanas.
“Nuestro objetivo fue determinar la duración y las características de la enfermedad en niños sintomáticos en edad escolar del Reino Unido evaluados para el SARS-CoV-2 utilizando datos del Estudio de Síntomas COVID, uno de los estudios epidemiológicos participativos de ciudadanos del Reino Unido más grandes hasta la fecha”, indicaron los expertos Erika Molteni y Carole Sudre, responsables de la investigación. Los participantes fueron voluntarios y utilizaron una aplicación móvil (app) lanzada conjuntamente por Zoe Limited y King’s College London.
La investigación revela que menos de uno de cada cuatro menores (4,4%) experimentó síntomas durante cuatro semanas o más. En el grupo de niños con edades comprendidas entre los cinco y los 11 años, la infección tuvo una duración media de cinco días. Si atendemos al grupo de menores de entre 12 y 17 años, el curso de la enfermedad aumentó en dos días hasta alcanzar los siete.
Los 1734 niños (588 menores y 1146 niños mayores) fueron estudiados entre el 1 de septiembre de 2021 y el 24 de enero de 2021). Los síntomas más comunes registrados fueron dolor de cabeza (1079 [62,2%]) y fatiga (954 [55,0%]). La mediana de duración de la enfermedad fue de 6 días y se asoció positivamente con la edad. La duración media de la enfermedad fue mayor en los niños mayores (7 días) que en los niños más pequeños (5 días, 2–9). Solo 77 (4%) tuvieron una duración de la enfermedad de al menos 28 días. Los síntomas más comunes experimentados por estos niños durante las primeras 4 semanas de enfermedad fueron fatiga (65 [84,4%]), dolor de cabeza (60 [77,9%]) y anosmia (60 [77,9%]). Sin embargo, después del día 28, la carga de síntomas fue baja en comparación con la primera semana de enfermedad. Solo 25 (8%) de 1379 niños experimentaron síntomas durante al menos 56 días.
Los responsables de la investigación afirman que resulta “tranquilizador” que no se hayan encontrado informes de síntomas neurológicos graves como ataques o convulsiones, problemas de concentración o ansiedad. La autora principal, Emma Duncan, profesora de Endocrinología Clínica en el King’s College, explicó: “Sabemos por otros estudios que muchos niños que contraen el coronavirus no muestran ningún síntoma y, será tranquilizador para las familias saber que si los niños se infectan es poco probable que sufran efectos prolongados”. “Sin embargo, nuestra investigación confirma que un pequeño porcentaje tiene una enfermedad de larga duración, aunque se recuperan con el paso del tiempo. Esperamos que nuestros resultados sean útiles para los médicos, padres y escuelas que atienden a estos niños y, por supuesto, a los propios menores afectados”, concluyó.
Los investigadores también han evaluado a los niños que reportaron resultados negativos en las pruebas diagnósticas de la COVID-19, pero que podrían haber tenido otras dolencias como resfriado o gripe. De esta forma hallaron que los estaban infectados por el SARS-CoV-2 tenían un promedio de duración de la enfermedad de 6 días, en comparación con los tres días en el caso de los niños con otras dolencias. Un dato muy llamativo es que, transcurridas cuatro semanas, los niños con gripe o resfriado tendían a tener más síntomas que los menores que habían superado la COVID-19.
“Nuestros datos destacan que otras enfermedades, como los resfriados o la gripe, también pueden tener síntomas prolongados y es importante tener esto en cuenta a la hora de planificar los servicios de atención pediátrica durante la pandemia y en el futuro”, explicó el doctor Michael Absoud, autor principal del estudio.
“Esto será particularmente importante dado que es probable que la prevalencia de estas enfermedades aumente a medida que se relajen las restricciones y medidas de salud pública destinadas a la prevenir la propagación de la COVID-19”, concluyó Absoud.
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