Pasado un año y medio de la pandemia de COVID-19, con más de 188 millones de infectados y 4 millones de personas muertas, el nuevo virus que todavía no ha podido ser eliminado por las efectivas y vacunas que fueron desarrolladas, obliga a sociedades enteras a seguir en confinamiento, con restricciones para trasladarse, viajar a otros países y retomar la vida social, escolar y afectiva que solíamos vivir.
Como ya es sabido, la pandemia de COVID-19 tiene consecuencias significativas en el bienestar psicosocial de toda la población y los y las adolescentes no se encuentran ajenos a esto. El estrés producido debido al aislamiento ocasiona, en este grupo etario, síntomas tales como ánimo decaído y ansiedad que se potencia con otros estresores como cierres de escuelas, cambios en sus rutinas, pérdidas de seres queridos, información inadecuada, pérdida económica y ansiedad de otros miembros de sus familias.
En esta línea, el Observatorio Humanitario de Cruz Roja Argentina en colaboración con Fundación INECO y Scouts de Argentina se propusieron medir el estado socio-afectivo de los y las adolescentes argentinos, así como también describir el estado de la escolarización en contexto de pandemia y de las medidas de aislamiento.
Para realizar este informe, se estudió a adolescentes de 13 a 17 años sobre la base de 2.530 encuestas presenciales realizadas en 20 provincias del país.
Los resultados arrojaron que los y las adolescentes que no están escolarizados presentan significativamente más dificultades emocionales totales y socioafectivas que aquellos que realizan algún tipo de modalidad escolar. En este sentido, un 55 % de las personas entrevistadas aseguró que lo que más extraña de las clases presenciales es la relación con sus compañeros, poniendo en evidencia cómo en situaciones de emergencia la escuela es un espacio fundamental para el apoyo emocional, la continuidad educativa, el apoyo social y material a los alumnos, alumnas y sus familias.
En línea con esto, se observaron diferencias en el nivel de resiliencia entre quienes hacen alguna modalidad escolar y aquellos que no están escolarizados, siendo las y los estudiantes de regiones más vulnerables quienes han experimentado un mayor impacto negativo.
Además, un tercio de los jóvenes encuestados refieren dificultades para recordar o concentrarse. Asimismo, mientras que un 91 % de las personas entrevistadas asiste a clases (ya sea de manera virtual o presencial), el 56 % vio afectada su continuidad escolar a causa de la pandemia, siendo la abundante tarea y las dificultades de conectividad las causas más mencionadas. Complementariamente, un tercio de los y las jóvenes refieren dificultades para recordar o concentrarse como consecuencia directa del contexto que estamos viviendo.
“A partir de los datos obtenidos podemos ver que la cobertura en el nivel secundario de educación, a pesar de la pandemia por COVID 19 se sostuvo en un 91 %. Se observó que la continuidad pedagógica, ya sea a distancia, en modalidad mixta o de forma presencial, incide en el bienestar de los y las adolescentes. Sin embargo, es fundamental desarrollar estrategias que acompañen las trayectorias, de acuerdo a las situaciones particulares y las necesidades”, señaló Cristina Cantatore, Secretaria de Educación de Cruz Roja Argentina.
“La pandemia nos obligó a transformar muy rápidamente las prácticas educativas. Si bien el 90% de las personas encuestadas manifestó poseer por lo menos un dispositivo tecnológico, y el 86 % accede a WiFi, hay un 2 % que no posee ni dispositivos tecnológicos ni acceso a internet. Entonces, mejorar el acceso a dispositivos y conectividad es uno de los principales desafíos a abordar en conjunto entre el Estado y la sociedad civil”.
“La combinación excepcional de crisis de salud pública, aislamiento social y recesión económica, puede empeorar los problemas de salud mental existentes y provocar más casos entre niños, niñas y adolescentes”, afirma el doctor Pablo López, Director Académico de Fundación Ineco.
Y asegura que “la escolarización es una herramienta valiosa para mitigar los efectos nocivos que la crisis social y sanitaria tienen en la salud socioemocional de los y las adolescentes, y son una condición necesaria para el aprendizaje en el contexto actual. Esta situación excepcional nos ofrece la oportunidad de repensar el propósito de la educación y su rol en la comunidad”.
En resumen, la actual pandemia de COVID-19 plantea importantes desafíos para el sistema educativo, que deben ser abordados de forma coordinada.
Al mismo tiempo, nos ofrece la oportunidad de repensar el propósito de la educación y su rol en el desarrollo de habilidades y recursos de afrontamiento que funcionen como factores protectores frente a las dificultades que supone el contexto para los adolescentes en Argentina.
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