Tanto la influenza (gripe) como el COVID-19 son enfermedades respiratorias contagiosas, pero son provocadas por virus diferentes. El COVID-19 es causado por la infección con un coronavirus identificado por primera vez en 2019, mientras que la influenza es causada por la infección con los virus de la influenza.
¿Qué parecidos y qué diferencias tienen ambos patógenos? En estos largos meses las comparaciones han sido continuas, tanto por quienes enfatizaban las diferencias, como por quienes querían ver sólo las similitudes. De hecho, las dos enfermedades tienen varias características en común. En ambos casos estamos en presencia de virus respiratorios contagiosos y potencialmente letales. Ambos son virus respiratorios que se propagan básicamente a través de aerosoles, gotitas y superficies contaminadas. Y los síntomas son, al menos inicialmente, los mismos: fiebre, tos, dolor de cabeza y fatiga. Tanto es así que en invierno distinguir a los pacientes de Covid de los afectados por la gripe a veces resulta complicado.
“La gripe es una enfermedad viral producida por el virus de la influenza. Este virus tiene distintas variantes y presenta mutaciones, por lo que las vacunas deben ser actualizadas todos los años. Al contrario de lo que ocurre con el resfrío, los síntomas que causa son más marcados. La gripe puede afectar a personas de cualquier edad, aunque es más grave en caso de presencia de enfermedades concomitantes, como enfermedades oncológicas, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), estados de inmunosupresión (quimioterapia y radioterapia), diabetes y enfermedades autoinmunes. Las personas más vulnerables son los adultos mayores, ya que en esta etapa de la vida disminuyen las defensas. Este proceso se denomina inmunosenescencia”, explicó a Infobae la doctora Stella Maris Cuevas, médica otorrinolaringóloga (MN 81701) y experta en olfato.
Respecto a las diferencias, “el coronavirus tiene una mayor capacidad de contagio, se propaga más rápido y, como lamentablemente hemos visto, puede causar enfermedades mucho más graves y provocar consecuencias a largo plazo”, subraya Fabrizio Pregliasco, virólogo de la Universidad Estatal de Milán y director médico del Instituto Galeazzi de Milán. “De hecho, pueden surgir en el 20% de los casos después de la recuperación del propio virus”, continúa, y enumera: “diabetes, hipertensión e incluso los problemas neurológicos: desde la falta de coordinación hasta una menor tolerancia al calor. Que el coronavirus involucra al sistema neurológico ya se había visto por síntomas como la falta de gusto y olfato”.
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, “el COVID-19 se propaga más fácilmente que la influenza. No obstante, a medida que más personas se vacunen por completo, la propagación del virus que causa el COVID-19 debería desacelerarse. En comparación con la influenza, el COVID-19 puede provocar enfermedades más graves en ciertas personas. Además, las personas con COVID-19 pueden tardar más en presentar síntomas y ser contagiosas por más tiempo. Dado que algunos de los síntomas de la influenza, el COVID-19 y otras enfermedades respiratorias son similares, no es posible establecer la diferencia entre ellas con base únicamente en los síntomas. Es necesario realizar una prueba de detección para determinar de qué enfermedad se trata y confirmar el diagnóstico. Las personas pueden infectarse por el virus de la influenza y por el virus que causa el COVID-19 al mismo tiempo, y tener síntomas tanto de la influenza como del coronavirus”.
Mayor contagiosidad
“La mayor contagiosidad del coronavirus también se debe a que los síntomas requieren más tiempo para manifestarse y las personas, sin darse cuenta de estar enfermas, pueden continuar sus vidas durante días con el riesgo de contagiar a otros”, agrega Pregliasco”, además, el contagio dura más”. “La gripe se contagia uno o dos días antes del inicio de los síntomas y cuatro o cinco después. En el caso de Covid, podemos infectar a otros durante todo el tiempo de incubación, cinco días en promedio, y luego mientras sigamos dando positivo, incluso si la mayor contagio ocurre hasta los primeros diez días de la enfermedad”.
El especialista recuerda el problema de los positivos débiles, que “pueden seguir dando positivo mucho tiempo y no saben si son contagiosos”, y de los asintomáticos, “individuos que no presentan síntomas, que puede que ni siquiera sepan que han contraído el virus, pero que pueden transmitirlo”.
Otra diferencia que halló el experto es la protección que dan las vacunas contra la gripe estacional. ”Aunque el virus cambie todos los años, permanece en nosotros un recuerdo biológico de los anteriores que en parte nos protege, así como un recuerdo de las vacunaciones anteriores. Eso explica por qué los 60 millones de italianos no contraen la gripe cada año sino ‘sólo’ entre cuatro y nueve millones. Todo esto, sin embargo, no sucede con el Covid, un virus ‘nuevo’”, sostuvo el especialista.
Una vez más, el análisis de brotes confirma que el valor R de la gripe estacional (el número de personas a las que una persona infectada transmite el virus) tiene un promedio de 1,28. Pero el coronavirus se propaga más fácilmente. “Para la variante Delta, en aumento en todas partes, el valor R se estima en 7, por lo que en ausencia de vacunas y otras intervenciones, un solo caso provocaría otros siete de media”, recuerda Pregliasco, “afortunadamente, a medida que avancen los programas de vacunación el valor R disminuirá, aunque todavía no estamos seguros de cuánto”.
Los investigadores coinciden que está fuera de toda duda que el coronavirus es más letal que la gripe. “En Italia por gripe estacional se estima que cada año mueren entre 100 y 200 personas por neumonía viral, atribuible a la gripe, y otras 4.000, principalmente ancianos, por causas indirectas. La gripe es como la gota que colma el vaso. Provoca un empeoramiento fatal de situaciones cardíacas o pulmonares ya comprometidas. En cambio, el coronavirus ha causado en Italia 100.000 muertes en 2020, y la cifra probablemente esté subestimada porque al comienzo de la pandemia no se reconocía la enfermedad, y ya en estos primeros meses de 2021 se han alcanzado los 128.000 fallecidos”, agregó Pregliasco.
“La buena noticia, sin embargo, proviene de la diferente eficacia de las vacunas: las vacunas antigripales se consideran válidas si su eficacia alcanza el 50-70% (la diferencia porcentual significativa depende de los tipos de vacunas utilizadas), mientras que las vacunas anti Covid evitan la hospitalización en el 90% de los casos”, concluye Pregliasco.
Mientras la humanidad se enfrenta a la nueva pandemia y las cifras de muertos y contagios aumenta de a miles cada día por COVID-19, los investigadores se esfuerzan por descubrir la biología del último coronavirus, que ha desarrollado una serie de adaptaciones que lo hacen mucho más letal que los otros coronavirus que la humanidad había conocido hasta ahora.
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