“Actualmente es factible tener una vacuna universal o de amplio espectro frente a la COVID-19 mucho antes que una frente a la gripe”, fue una de las conclusiones de la presentación de la sesión plenaria 2 del XXIV Congreso Nacional de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC) donde el doctor Raúl Ortiz de Lejarazu, del Centro Nacional de Gripe de Valladolid, expuso su presentación titulada ¿Hacia una vacuna universal de SARS-CoV-2?
Como preámbulo, recordó que para mitigar o controlar una pandemia por virus respiratorios contamos con las mismas herramientas que teníamos en la gripe de 1918, las no farmacológicas, como el distanciamiento físico y las mascarillas. Los tratamientos que son muy necesarios y mitigan el impacto clínico se suman a las vacunas con buena eficacia y efectividad. “En una sociedad hay que llegar más allá de 70% de cobertura vacunal poblacional, y a 80% o a 85% si realmente queremos estar libres de brotes”.
“Para llegar a una vacuna universal, la primera premisa es conocer el virus en detalle, sus 4 proteínas estructurales. Para obtener esta vacuna se deben utilizar las estructuras más conservadoras (proteínas internas NP y M), con escasa protección inmune celular, aunque sí humoral, pero que no ayuda a controlar la infección en su primer momento. Con inmunodominancia, hay buena protección humoral y a veces no tanto celular, pero fundamentalmente tenemos que buscar la inmunogenicidad”, explicó el científico en una nota recogida por Medscape.
Según un primer enfoque importante, la inteligencia artificial genera mapas de diseño integral de vacunas a partir de epítopos de SARS-CoV-2, de forma que optimiza las diversas respuestas inmunitarias de las células T en toda la población mundial. “A partir de aquí hay que entender que en el periodo pandémico la presión social del virus solo produce cepas que varían lentamente, el virus solo se adapta mejor a los humanos. En el periodo pospandémico precoz habrá una presión biológica sobre el virus y se verá vamos hasta dónde llega su capacidad de adaptación, así como si es posible hacer mejoras en el diseño de las vacunas. Esto puede producir distintos escenarios, si la inmunidad es transitoria (un año aproximadamente o menos) el virus tiende a persistir con estacionalización y brotes en otoño-invierno. Habrá que utilizar vacunas cada cierto tiempo con periodicidad a estudiar. Si se prolonga el virus en el tiempo, como parece, habrá que buscar viales duraderos o esterilizantes, ya que el virus muta para seguir infectando, pues de lo contrario desaparecería”, añadió el experto.
En estos momentos la extinción biológica es poco probable y las vacunas tienen plena vigencia. “Las variantes dan problemas de detección en el laboratorio; algunas de ellas que se van solventando con la posibilidad de reinfecciones y sobre todo el escape a la inmunidad, que es lo que más preocupa, aunque de momento, salvo la variante delta, no hay gran repercusión”, agregó el virólogo.
¿Vacuna o vacunación universal?
Ortiz reflexionó si será vacuna universal o vacunación universal. La respuesta vendrá condicionada por tres claves:
- estrategia vacunal
-alternancia entre tipos
-dosificación u orden de vacunación
“Las estrategias de primovacunación para ampliar la cobertura poblacional pasan por incluir lo antes posible a embarazadas, adolescentes y niños, pues de otra manera será difícil controlar la infección, y en la revacunación centrarse en personas vulnerables, adultos mayores, residencias y sanitarios”.
Otro estudio pendiente de revisión describe anticuerpos neutralizantes de amplio espectro frente al grupo 2b de Sarbeco, por tanto, frente al SARS-CoV y contra variantes del SARS-CoV-2 tan importantes como la D614G, B.1.1.7, B.1.429 y la B.1.351, existen anticuerpos contra un epítopo conservado del dominio de enlace del receptor, llamado DH 1047 con muchas esperanzas depositadas en este.
“Los tipos de vacunas más susceptibles de adaptarse al desarrollo de una vacuna universal frente al coronavirus son los recombinantes del dominio de enlace del receptor, los de partículas similares a virus, los vectores inactivados que pueden llevar en su superficie distintas moléculas y, por supuesto, las nuevas plataformas de ARN”, señaló el experto. El hecho de poder crear una vacuna universal atenuada, como la que desarrolla el grupo del científico Luis Enjuanes Sánchez, daría muchas más opciones de obtener una vacuna esterilizante que produzca anticuerpos sistémicos y también en mucosas, aunque las pruebas de seguridad son mucho más exigentes, con lo que tardarían más tiempo en ver la luz.
Diferentes metodologías todas contra la proteína en espiga
Una publicación reciente en Science centra el objetivo terapéutico en la proteína en espiga, donde se desarrolla una a base de ARN quimérico que englobe las posibles mutaciones y combinaciones del dominio de enlace del receptor. El especialista comenta que esto es difícil, pero en teoría es posible. Por otra parte, se pueden utilizar las nanopartículas para adherir por proteómica parte de las proteínas en esferas presentadoras al sistema inmune.
Otra opción señalada son los virus enteros, “que personalmente descarto rápidamente porque si no son como portadores, generan menos anticuerpos que las otras opciones”, señaló Ortiz. Finalmente están las vacunas policlonales seriadas, esto es, dos dosis que tienen distintos epítopos que corresponden a distintas variantes de diferentes coronavirus del grupo beta e incluso del alfa.
SEGUIR LEYENDO: