La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) amplió la autorización de uso de emergencia de la vacuna Pfizer-BioNTech COVID-19 para incluir a adolescentes de 12 a 15 años desde el 10 de mayo pasado. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de los EEUU siguieron con recomendaciones que respaldaban el uso en este grupo de edad después de su reunión del grupo asesor dos días después. La Academia Estadounidense de Pediatría también apoya esta decisión.
Aquí se abordan algunas de las preocupaciones que los padres pueden tener acerca de que su adolescente o preadolescente reciba la vacuna COVID-19, a partir de los informes que las autoridades internacionales han recomendaado, resumido en las 7 claves que todo papá debe saber para tomar decisiones.
1. ¿Funciona la vacuna en adolescentes?
Sí, los datos publicados recientemente por Pfizer-BioNTech muestran que la vacuna COVID-19 parece funcionar muy bien en este grupo de edad. Se descubrió que la vacuna COVID-19 es 100% eficaz para prevenir el COVID-19 sintomático en un ensayo clínico en curso de niños de 12 a 15 años en Estados Unidos. Los adolescentes produjeron altos niveles de anticuerpos en respuesta a la vacuna, y fue tan fuerte como lo que se ha visto en adolescentes mayores y adultos jóvenes de 16 a 25 años de edad.
2. ¿Cómo sé si la vacuna es segura para mi hijo?
Hasta ahora, parece ser segura y bien tolerada en adolescentes. Todas las vacunas COVID-19 autorizadas para su uso en los EE. UU. se han sometido a un estudio riguroso, pero se intenta no asumir que los niños son adultos pequeños. Por eso es tan importante estudiar estas vacunas con el mismo cuidado en los niños antes de que las autoridades sanitarias puedan recomendar su uso. Los estudios en curso continuarán siguiendo de cerca a los niños vacunados y un control de seguridad sólido ayudará a identificar rápidamente preocupaciones poco frecuentes o inesperadas si surgen.
3. Aunque los niños sean de bajo riesgo, ¿necesitan vacunarse?
Actualmente, representan casi una cuarta parte de todos los nuevos casos semanales de COVID-19 reportados en los EE. UU. Si bien la enfermedad grave es rara en los niños, ocurre: miles de niños han sido hospitalizados y al menos 351 niños han muerto por COVID-19 en los EE. UU. Hasta ahora. Algunos niños que se enferman gravemente por COVID-19 pueden tener problemas de salud subyacentes, aunque no todos. La vacunación ayudará a proteger a los niños de desarrollar enfermedades graves.
Además, dado que los adolescentes pueden transmitir COVID-19 a otras personas, la vacunación de los niños puede resultar una parte importante para volver de manera segura a las actividades normales de la vida, como asistir a la escuela en persona sin limitaciones, participar en deportes de equipo y pasar tiempo con amigos. Una gran encuesta de niños en edad escolar mostró que los pequeños en la escuela virtual total o parcial informaron niveles más bajos de actividad física, menos tiempo en persona para socializar con amigos y peor salud mental o emocional en comparación con aquellos que reciben educación completa en persona. Los niños están experimentando un aumento sin precedentes de las consecuencias negativas indirectas para la salud y la educación relacionadas con la pandemia, y encontrar formas de ayudarlos a volver a la vida normal de manera rápida y segura es parte de un proceso indispensable de responsabilidad comunitaria. La vacunación es una de esas expresiones.
4. ¿Qué efectos secundarios se pueden esperar?
No graves según los datos que revelan todos los estudios publicados. Los efectos secundarios notificados con mayor frecuencia han sido dolor e hinchazón en el lugar de la inyección. Otros incluyen cansancio y dolor de cabeza. Al igual que en los adultos jóvenes, algunos adolescentes han experimentado fiebre, escalofríos, dolores musculares y articulares, que pueden ser más comunes después de la segunda dosis. Sin embargo, estos efectos son de corta duración y la mayoría se resuelven en uno o dos días. Algunos adolescentes pueden desmayarse al recibir una inyección. Es un ítem que se pueden prevenir de manera previa.
5. ¿Ha habido reacciones graves entre los niños?
No se informaron eventos adversos graves relacionados con la vacunación en el ensayo clínico Pfizer-BioNTech. Rara vez se han notificado reacciones alérgicas graves en personas mayores. Cualquier persona con una alergia grave o inmediata conocida a la vacuna o cualquier componente de la vacuna no debe recibir la vacuna. Si un niño tiene antecedentes de reacciones alérgicas graves o cualquier tipo de reacción alérgica inmediata a una vacuna o terapia inyectable, es aconsejable que se le indique al pediatra antes del procedimiento y, con su aval, también hacerlo saber al administrador de la vacuna para que se pueda controlar proactivamente al niño durante al menos 30 minutos después de recibir la vacuna. Una consulta a un alergista de confianza puede ser útil para sanear dudas particulares en los casos de niños con alergias importantes.
6. ¿Cuándo se autorizará una vacuna COVID-19 para menores de 12 años?
Los fabricantes de la vacuna COVID-19 han comenzado o están planeando probar las vacunas COVID-19 en niños más pequeños, pero aún no hay ni autorizaciones oficinales ni informes certeros al respecto. Los niños de 2 a 11 años podrían ser potencialmente elegibles a finales de este año
7. ¿Un adulto vacunado podría transmitir el virus a un niño?
Las vacunas COVID-19 no contienen virus COVID-19 vivo, por lo que no pueden causar COVID-19. Más bien, vacunarse ayudará a quien se administró el producto y a los niños con los que se vincule a protegerse del COVID-19. Los estudios han demostrado que las madres embarazadas y lactantes vacunadas pueden transmitir inmunidad protectora a sus bebés pequeños a través de la placenta y en la leche materna, lo que implica un beneficio extra de la vacunación. Aunque los investigadores aún están obteniendo conclusiones definitivas sobre qué tan bien la vacuna puede ayudar a prevenir la propagación, la vacunación sigue siendo una forma importante de limitar la infección de las personas que aún no son elegibles para la vacuna, como los niños más pequeños.
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