Cada 25 de mayo, desde 2008, se celebra el Día Mundial de la Tiroides, por iniciativa de la Federación Internacional de Tiroides (TFI, por sus siglas en inglés). La fecha fue promovida, entre otras cosas, debido a la gran cantidad de personas que se ven afectadas por estas patologías sin saberlo: para hacer hincapié en los síntomas y educar a la población sobre la necesidad de consultar al especialista ante la aparición de alguno de ellos.
En la Argentina, existen más de dos millones de personas que sufren alguno de los trastornos más habituales de esta glándula y se postula que la mitad de ellos lo desconoce; de aquí surge la importancia de conmemorar éste día con la finalidad de difundir los síntomas y generar conciencia.
La glándula tiroides regula la producción de energía y el metabolismo de cada célula del cuerpo, por lo tanto los cambios en la función tiroidea pueden afectar todos los sistemas del organismo y la manifestación de esta alteración es diferente en cada persona que la presenta.
“Es una glándula endocrina se encuentra en la parte frontal de su cuello en una posición justo debajo de la nuez de Adán. Está formado por dos lóbulos, el derecho y el izquierdo, cada uno del tamaño de una ciruela cortada por la mitad. Ambos lóbulos se sitúan en la tráquea y están unidos por un pequeño puente de tejido tiroideo llamado istmo”, explicó a Infobae la doctora Virginia Busnelli, (MN 110.351), médica especialista en nutrición y directora del Centro de Endocrinología y Nutrición CRENYF.
Busnelli explicó que su función es secretar a la sangre dos hormonas llamadas tiroxina (T4) y triyodotironina (T3), necesarias para que todas las células del cuerpo funcionen normalmente. En las células y tejidos del cuerpo, la T4 se convierte en T3 y juntas regulan la velocidad con la que funcionan las células de su cuerpo.
¿Cómo puede enfermarse la glándula tiroides?
“Las enfermedades que puede presentar esta glándula, podemos dividirlas en las alteraciones estructurales y las alteraciones funcionales. Las estructurales son aquellas en las que se ve modificada la forma por nódulos o el tamaño denominado bocio, así como puede sufrir enfermedades neoplásicas, pero sin lugar a duda las alteraciones más frecuentes son las que alteran su función que puede ser de manera transitoria o permanente. Si se secretan demasiadas hormonas tiroideas, las células del cuerpo funcionan más rápido de lo normal (hipertiroidismo) y si se producen muy pocas hormonas tiroideas (hipotiroidismo), las células y los órganos de su cuerpo se enlentecen”, destacó la experta.
En tanto la médica endocrinóloga María Alejandra Rodríguez Zía (MN 70.787) detalló que “el hipotiroidismo es la disminución de la función de la tiroides, o sea que las hormonas tioideas -llamadas T3 y T4-, son producidas en menor cantidad, o no actúan correctamente”. Mientras que el hipertiroidismo es “una función exagerada de la glándula tiroidea que produce T3 y T4 de más y por eso llega a cada célula mucha energía que lleva a que todo el organismo se acelere”.
“Los síntomas del hipotiroidismo son cansancio, sueño y dificultad de levantarse, constipación, aumento de peso o mayor dificultad para adelgazar -describió Rodríguez Zía-. Más adelante el cuadro llega a manifestarse con piel gruesa y seca, uñas y el pelo débil y quebradizo, en las mujeres en las que el ciclo menstrual muchas veces se altera. En los dos sexos baja mucho la libido, y el cansancio se asocia a la falta de deseo para no tener relaciones sexuales”.
La especialista destacó que para ambas patologías, existe tratamiento eficaz que con diagnóstico, estudios y controles oportunos, los pacientes recuperarían su vida normal. “Los síntomas físicos suelen ser muy feos y pueden reducir la autoestima del individuo, repercutiendo en su trabajo, hogar y vida familiar. Pero también es real que son similares a otros problemas médicos comunes, por lo que ocasionalmente la enfermedad puede pasar desapercibida (especialmente en el hipotiroidismo). Lo más preocupante es que si no se tratan, puede causar complicaciones muy graves, y potencialmente fatales”, aclaró Rodríguez Zía.
¿Cómo se diagnostican los trastornos de la tiroides?
“Lo más importante es lograr que tu médico preste mucha atención a tus síntomas que muchas veces son minimizados o adjudicados al estrés, de esta manera se puede tener una buena idea sobre la actividad de su glándula que se profundizaran con hacerle algunas preguntas y examinar su cuello. Además, mediante una extracción de una pequeña muestra de su sangre se pueden conocer los niveles de las hormonas para saber si se secreta demasiada o muy poca T4 y / o T3, y la TSH. Para diagnosticar las alteraciones estructurales se deberá solicitar una ecografía tiroidea”, amplió la doctora Busnelli.
Y agregó: “Los síntomas físicos y los emocionales suelen ser desagradables para los pacientes y repercutir en su calidad de vida. Pero también es real que son similares a otros problemas médicos comunes, por lo que ocasionalmente la enfermedad puede pasar desapercibida (especialmente en el hipotiroidismo). Lo más preocupante es que si no se tratan, puede causar complicaciones graves, pero al ser correctamente abordadas la mayoría de las enfermedades tiroideas permiten llevar una vida normal”.
Problemas de tiroides y coronavirus
Los pacientes con hipotiroidismo no presentan un riesgo aumentado de padecer infecciones graves por COVID 19 respecto de la población general. Sin embargo, una infección grave puede descompensar un hipertiroidismo que no se encuentre bien controlado, lo que puede derivar en complicaciones adicionales y agravar la evolución.
“Es muy importante que los pacientes no suspendan ni disminuyan su tratamiento y se controlen con su endocrinólogo para revisar los niveles de hormonas tiroideas para poder realizar los ajustes necesarios de la medicación que se encuentran recibiendo, ante la eventualidad de un contagio de este coronavirus”, explicó a Infobae la doctora Sandra Licht, endocrinóloga de INEBA.
Y agregó: “Por su parte, los pacientes portadores de cáncer de tiroides tampoco presentan mayor riesgo de infección grave. Pacientes tratados, con terapia de sustitución con hormona tiroidea y en control, deben mantener su plan de seguimiento con su endocrinólogo. Los pacientes que han sido diagnosticados en este periodo y que no han sido operados, deben discutir con su endocrinólogo el plan a seguir. La mayoría de los cánceres de tiroides tiene un crecimiento lento, lo que permite que la cirugía se pueda diferir en meses, pero siempre manteniendo un seguimiento estrecho con el médico tratante”.
Por último, la especialista aclaró que existen pacientes con tiroiditis subaguda. Esto es una inflamación de la glándula tiroides que, habitualmente, se presenta en personas sin enfermedades a la tiroides. Uno de los factores que favorece el desarrollo de esta inflamación son las infecciones respiratorias virales. Por lo tanto, es factible que pacientes que han sufrido la infección COVID-19 puedan evolucionar posteriormente con este cuadro.
“Ante la presencia de aumento de volumen y dolor cervical anterior irradiado a la región retroauricular o nuca que dificulta tragar, acompañado de fiebre, palpitaciones y temblor, el paciente debe hacer la consulta con su médico clínico o bien con un endocrinólogo para que realice los estudios diagnósticos pertinentes. El control de esta situación siempre es de importancia y más en este momento en el que se ha definido que las secuelas post COVID son muchas y requieren de seguimiento profesional”, concluyó la especialista.
La Asociación Estadounidense de Tiroides (ATA), la Asociación Europea de Tiroides (ETA), la Fundación Británica de Tiroides (BTF) y la Asociación Estadounidense de Endocrinólogos Clínicos (AACE), han publicado declaraciones en sus respectivos sitios web oficiales para la orientación de los pacientes con patologías tiroideas durante la pandemia de COVID-19. Las declaraciones brindan información para médicos y pacientes sobre cómo lidiar con inquietudes específicas de la tiroides durante la pandemia.
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