Desde el comienzo de la pandemia por COVID-19 en diciembre de 2019 en todo el mundo, los trabajadores de la salud han estado en la primera línea de la respuesta de cada país luchando contra este nuevo patógeno que emergió en China y rápidamente se extendió a todos los países.
Este sector fue el que más ha sido afectado en la actual pandemia, trabajando para satisfacer el aumento repentino de infecciones y en la demanda y la carga de trabajo en muchas áreas médicas, dado que el coronavirus es un virus que ha desorientado a los científicos, provocando fallos multiórgánicos y generando también la enfermedad de COVID-prolongado en millones de casos.
En distintos grados de afectación, los médicos, enfermeros, anestesiólogos, terapistas de cuidados intensivos, y demás personal sanitario han experimentado una gran cantidad de factores estresantes psicológicos, incluidos el temor de contraer el virus y poner en peligro a sus seres queridos, preocupaciones por la falta de equipo de protección personal (EPP) y angustia relacionada con los resultados adversos del paciente y la pérdida de vidas, a pesar de sus mejores esfuerzos.
En la Argentina, el Conicet, en conjunto con las universidades de Buenos Aires (UBA), Adventista del Plata (UAP), Austral (UA) y de Ciencias Sociales y Empresariales (UCES), formó el denominado “Equipo de Investigación GPS Salud” que se dedicó al trabajo en detalle para analizar el comportamiento y la situación psicológica de los trabajadores de la salud de la Argentina mediante una investigación longitudinal.
El informe tuvo una primera edición, con 809 casos recogidos entre el 6 y el 15 de abril, y una actualización con más de 1.500 casos, publicada tres semanas después. Precisamente, documento fue titulado: “Preocupa la salud mental del personal de salud afectado a la atención de pacientes con COVID-19”. En él, se informó que el 90% de los trabajadores de salud del país admitieron sufrir episodios de depresión y ansiedad por el temor a contagiar de coronavirus a alguno de sus familiares.
María Cristina Richaud, psicóloga e investigadora del Conicet, trabaja en destacar las dificultades que tiene el personal de salud que debe enfrentar la pandemia por COVID-19, divulgándolas a través de los principales medios de comunicación del país.
“En 2020 analizamos durante 5 períodos desde abril y junio, como repercutía la pandemia COVID-19 en el personal de salud, como médicos, enfermeros y todo aquel que trabaje en ese sector. Observamos una necesidad de tener apoyo psicológico como algo preponderante. Más del 85% requería tener uno en una encuesta de sanitarios de todo el país y de diferentes profesiones. Solo el 22% manifestó tener un grupo de apoyo para contener la salud mental”, explicó Richaud a Infobae.
La especialista destacó que pese a estar vacunados, el miedo de contagiarse con nuevas cepas se mantiene en un 65%. Y de contagiar a otro sube a 85%. Y ante la pregunta de si empeoró el clima laboral, los números subieron de un 68 a 86% durante la pandemia. “El 45% piensa que está a punto de estallar. Y la irritabilidad crece a un 65% de los consultados. Además, los trastornos del sueño están en un 57% de los profesionales, cuando si se llega a un 30% es muchísimo”, completó Richaud, que destacó que el personal de salud que viene trabajando sin descanso después de un año, está al límite.
Durante el intervalo de esas tres semanas, entre los indicadores de depresión entre los trabajadores de la salud, la irritabilidad subió del 34% al 54% y los de ansiedad se incrementaron del 53% al 73%. Además, la percepción de que el cansancio interfirió en su performance creció del 67% al 71%, la percepción de que empeoró el clima laboral se incrementó del 68% al 86%.
Por eso para seguir avanzando en analizar esta problemática y buscar soluciones en conjunto, GPS Salud convoca a sus miembros y profesional sanitario en general a completar un segundo cuestionario para que se conozca su situación. “Queremos contar con datos duros para dar a conocer a toda la sociedad lo que pasa e insistir en la aplicación urgente de un plan de contingencia psicosocial para ayudar al personal de salud a sobrellevar sus angustias y temores. Se trata de una segunda etapa bastante diferente a la primera, pero buscamos más datos y testimonios. Hemos visto que los problemas y requerimientos se incrementan o se mantienen altos”, destacó Richaud.
El doctor Ruben Muzio, co-coordinador de este estudio explicó a Infobae cómo surgió la idea de este estudio federal: “Empezamos el año pasado haciendo un estudio sobre los principales problemas y temores en el personal de salud que estaban en la primera línea de atención del COVID-19. Nosotros buscamos tener datos y evidencias científicas sólidas para llevar adelante con esos elementos, un plan de contingencia y mitigar los efectos negativos de este evento extraordinario que sorprendió a todos los sistemas sanitarios del mundo”.
Y agregó: “Si bien hay una cobertura y un plan de salud nacional, la mayoría de los médicos y enfermeros no están capacitados para administrar esta pandemia tan prolongada. En general, la primera parte de esta pandemia generó mucha incertidumbre en el personal de salud, porque no estaban capacitados o no tenían los elementos para afrontar la gravedad del tema, además de tener la incertidumbre de enfrentarse a un virus nuevo, desconocido y que trajo tantos contagios y muertes. Esta situación acrecentó los niveles de incertidumbre en el personal de salud, con registro de estrés crónicos, burnout y varias patologías mentales que afectan a la persona y a su delicado trabajo”.
Pandemia y enfermería
En medio de la pandemia por COVID-19, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el 2021 “Año Internacional de los Trabajadores Sanitarios y Asistenciales”, como una invitación a reconocer y agradecer la dedicación, compromiso y sacrificio de millones de profesionales que están en primera línea de acción contra la emergencia sanitaria.
María Rosa López, licenciada en Enfermería y Directora de la carrera de enfermería a Distancia de la Fundación Barceló reconoció a Infobae el agotamiento que atraviesa el sector de la enfermería en plena pandemia por coronavirus.
“Tenemos un equipo de salud cansados, agotados. En la primera ola, ante la falta de recursos, nos encontramos con muchas licencias, por lo que el personal debió hacer más carga horaria. Nosotros brindamos un servicio de cuidado los 365 días, las 24 horas. En esta segunda ola se nos agrega el agotamiento. También hemos sufrido la pérdida de seres queridos, desde familiares hasta compañeros de trabajo. Hemos perdido más de 150 enfermeros en esta pandemia”, resaltó la profesional.
Según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Argentina es el país de América Latina que menos cantidad de enfermeros tiene por habitante: sólo hay matriculados 4,24 enfermeros por cada diez mil personas, según detalla el informe Distribución de la fuerza de trabajo en enfermería en la Región de las Américas realizado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Si bien las cifras corresponden al año 2018, este déficit quedó acentuado con la llegada del COVID-19 durante el 2020 y la necesidad de adaptarse a los desafíos sanitarios que conlleva una pandemia.
La necesidad de crecimiento en este sector es urgente debido a que un mayor número de enfermeros evitaría saturaciones en los sistemas de salud y descomprimiría la exigente labor en la que se encuentran actualmente dichos trabajadores.
En septiembre de 2020 la Fundación Cardiológica Argentina (FCA) encuestó a más de 2000 trabajadores sanitarios (médicos, enfermeros, psicólogos, kinesiólogos, entre otros). “Miedo a contagiar a familiares o seres queridos, ansiedad e insomnio son algunos de los efectos que diferentes profesionales de la salud están experimentando desde el comienzo de la pandemia de COVID-19 a raíz del trabajo que realizan”, fue uno de los datos más concluyentes del sondeo.
“Se necesita urgente un plan de mitigación de esta clase de impactos en el personal de la salud en el contexto de la pandemia”, advirtió el médico clínico y miembro de la FCA Carlos González Malla, uno de los autores del sondeo. En tanto el presidente de la FCA, Jorge Tartaglione, señaló que “a lo largo de todo el país los profesionales de la salud han mostrado una absoluta entrega. Sin embargo, hoy muchos enfrentan situaciones de discriminación por el trabajo que realizan y deben convivir a diario con el miedo a contagiar a sus seres queridos”. “Se trata de una realidad adversa que merece la atención tanto de las autoridades nacionales como de los directivos de instituciones sanitarias y de la población en su conjunto”, agregó.
El relevamiento arrojó que el 82% de los encuestados considera que su trabajo en el sector de la salud le generó “algún tipo de impacto emocional a raíz de la pandemia”. Entre los principales efectos que experimentaron desde el inicio de la circulación del SARS-CoV-2, mencionaron el miedo a contagiar a un familiar o ser querido, la ansiedad, el insomnio y la tristeza.
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