Cada día, casi tres millones de personas en Estados Unidos se vacunan contra la enfermedad COVID-19, como la forma más eficaz para prevenir el contagio del virus y eliminarlo en un futuro a mediano plazo.
Y muchas de esas personas vacunadas son argentinos. Es que la posibilidad de acceder a una rápida vacunación y las menores restricciones para las actividades recreativas motivaron un aumento en la cantidad de argentinos que viajaron en las últimas semanas a la ciudad de Miami, en los Estados Unidos. Se estima que durante el mes de abril viajaron a la ciudad estadounidense entre 10.000 y 12.000 argentinos en 48 vuelos, según información de la Administración Nacional de Aviación Civil (Anac). Y muchos de ellos, por no decir casi todos, han viajado con el propósito de vacunarse.
Las noticias sobre las facilidades para la vacunación de turistas disparó en las últimas semanas la demanda de vuelos y hospedajes en Miami, y también los precios de los pasajes para volar en forma inmediata. Cada vez hay menos restricciones para recibir la vacuna contra el COVID 19 en el estado de Florida. Desde comienzos de abril toda persona mayor de edad (o inclusive los mayores de 16 años acompañados por un padre o tutor encargado), puede ser vacunada sin necesidad de pertenecer a un grupo de riesgo. La única limitación era la exigencia de presentar una prueba de residencia en la Florida. A partir de ahora, en la mayor parte de los centros grandes de vacunación, ya ni siquiera exigirán ese requisito.
Pero más allá de esta situación, una pregunta persiste una vez ya vacunado. Y es sobre los efectos secundarios o adversos que pueden producir las vacunas en el cuerpo. “Lo que podría ser un error es que las personas se sorprendieron o no estuvieran preparadas para tener efectos secundarios”, precisó el doctor William Moss, director ejecutivo del Centro Internacional de Acceso a Vacunas de la Facultad de Salud Pública Bloomberg de Johns Hopkins.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC) advierten que es posible que una persona experimente efectos secundarios, los cuales son signos normales de que su organismo está generando protección. Estos efectos secundarios pueden afectar la capacidad de realizar sus actividades diarias, pero deberían desaparecer al cabo de pocos días. Y aclara que algunas personas no sufren ninguno de los efectos secundarios esperables.
Así, detalla dentro de los efectos secundarios comunes se encuentra los de dolor, enrojecimiento e hinchazón, en el brazo (lugar de aplicación) y cansancio, dolor de cabeza, dolor muscular, escalofríos, fiebre y náuseas en todo el cuerpo.
También recomienda consultar al médico si se debería tomar algún fármaco de venta sin receta médica como ibuprofeno, acetaminofeno, aspirina o antihistamínicos, para los dolores o molestias que pueda sentir después de vacunarse. “Puede tomar para aliviar los efectos secundarios posteriores a la vacunación si no tiene otros problemas de salud que le impidan tomar estos medicamentos habitualmente”, aclara y afirma que los efectos secundarios después de la segunda dosis pueden ser más intensos que los que experimentó después de recibir la primera. Estos efectos secundarios son signos normales de que su organismo está generando protección y deberían desaparecer al cabo de unos días.
“Si la irritación o sensibilidad en la zona de la inyección empeoran pasadas las 24 horas. O si sus efectos secundarios le preocupan o parecen no estar desapareciendo al cabo de algunos días, deberá llamar a su médico de confianza”, reafirman.
Cuáles son las vacunas que se dan en Miami
Estados Unidos ha aprobado hasta ahora 3 vacunas en uso de emergencia a través de su agencia regulatoria, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA). La vacuna contra el COVID-19 de Pfizer-BioNTech y la vacuna contra el COVID-19 de Moderna requieren la administración de 2 dosis para obtener la protección óptima. Y la persona debe recibir la segunda dosis incluso si tiene efectos secundarios después de la primera, excepto que el proveedor de la vacuna o su médico le digan que no se la aplique. Solo necesitará 1 dosis de la vacuna contra el COVID-19 Janssen de Johnson & Johnson (J&J/Janssen) para obtener la protección óptima, ya que la misma es de una sola aplicación (one shot).
Los CDC afirman que el organismo humano necesita tiempo para generar protección luego de aplicarse cualquier vacuna. Las personas se consideran completamente vacunadas dos semanas después de haber recibido la segunda dosis de las vacunas contra el COVID-19 de Pfizer-BioNTech o Moderna o dos semanas después de haber recibido la vacuna contra el COVID-19 de dosis única de J&J/Janssen. Igualmente, debe seguir usando todas las herramientas disponibles para protegerse y proteger a otras personas hasta estar totalmente vacunado.
“Una vez que haya recibido la vacuna completa contra el COVID-19, quizá pueda empezar a hacer algunas cosas que había dejado de hacer a causa de la pandemia. Aún estamos aprendiendo cómo las vacunas impactarán en la propagación del COVID-19. Una vez que haya recibido la vacuna completa contra el COVID-19, deberá seguir tomando precauciones en los lugares públicos como usar mascarilla, mantener una distancia de 2 metros del resto, evitar multitudes y espacios con poca ventilación y lavarse las manos con frecuencia”, agregaron los CDC que seguirán actualizando las recomendaciones en la medida que tengan más información.
Los CDC recomiendan que las personas que tienen antecedentes de anafilaxis estén bajo observación durante treinta después de recibir la vacuna, y que el resto permanezca bajo observación durante quince minutos.
Efectos secundarios
“Los efectos secundarios de las vacunas no son inusuales. Por ejemplo, la vacuna contra la gripe estacional puede producir fiebre y fatiga, entre otras reacciones. Y la vacuna contra la culebrilla (herpes zóster) puede causar escalofríos, dolor muscular y malestar estomacal. En cierta forma, estas reacciones leves a moderadas son algo positivo, porque son una señal de que el sistema inmunitario está respondiendo a la vacuna. Lo importante es evaluar el malestar temporal frente a los beneficios más duraderos: un nivel posiblemente alto de protección contra una enfermedad que ha alterado la vida cotidiana de muchos de nosotros y ha cobrado la vida de más de 3 millones de personas en todo el mundo”, explicó el doctor Moss.
“Estamos dispuestos a tolerar molestias en otros aspectos de nuestra vida. Muchas personas hacen ejercicio, terminan con dolores musculares y no dicen: ‘Nunca volveré a hacer ejercicio’. Hay simplemente muchos aspectos de nuestra vida en los que debemos estar dispuestos a sacrificar cierto grado de molestia a cambio de un mayor alcance”, agregó el experto.
Respecto a los efectos secundarios de cada vacuna, el especialista afirmó: “Los efectos secundarios de las vacunas de Moderna y Pfizer-BioNTech fueron los esperados y que no fueron graves en la gran mayoría de los primeros 22 millones de personas vacunadas. Parecería que los secundarios efectos de la vacuna de Johnson & Johnson son algo menores que los de las otras dos vacunas, dijo Moss. En los datos de los ensayos clínicos que se presentaron ante la FDA, los efectos secundarios más comunes fueron dolor de cabeza (39%), fatiga (38%), dolor muscular (33%), náuseas (14%) y fiebre (10 %)”, explicó el doctor Moss.
Si bien se ha demostrado que las vacunas contra el coronavirus son eficaces en los adultos mayores, las personas de 50 años o más presentan efectos menos secundarios que las personas más jóvenes que reciben la vacuna. Solo alrededor del 25% de las personas de 50 a 64 años y el 4% de las personas de 65 a 74 años que recibieron la vacuna de Moderna o la de Pfizer-BioNTech entre el 14 de diciembre y el 13 de enero tuvieron efectos secundarios, según datos de los CDC. Mientras tanto, el 65% de las personas menores de 50 años reportaron una reacción.
Los datos de los ensayos clínicos de la vacuna de Johnson & Johnson mostraron un efecto similar. Los investigadores todavía están estudiando el motivo de este fenómeno, pero advierten que probablemente se relacione con la declinación de la respuesta inmunitaria que sucede con la edad.
El solo hecho de que las vacunas hayan pasado de los participantes del ensayo al público no significa que se interrumpirá su control. La FDA seguirá observando a las personas que se vacunen para detectar efectos secundarios prolongados y efectos desfavorables o enfermedades. Una forma en que las autoridades de la salud controlan los efectos secundarios es con una aplicación llamada v-safe que se descarga en un teléfono inteligente. Cuando se recibe la primera dosis de la vacuna, el proveedor de atención médica dará información para comenzar a usarla. Los expertos en enfermedades infecciosas recomiendan la participación de quienes se vacunen, porque les proporciona información importante sobre la seguridad de la vacuna. La encuesta diaria lleva solo unos 30 segundos y la aplicación protegida su privacidad ya que elimina su número de teléfono después de finalizar la encuesta.
Los datos recogidos por v-safe, la herramienta para teléfonos inteligentes que se busca que todo el mundo la use para hacer un seguimiento de los efectos secundarios después de la vacunación, también muestran un aumento de los efectos secundarios notificados después de la segunda dosis.
Por ejemplo, alrededor del 29 por ciento de las personas declararon fatiga después de la primera inyección de Pfizer-BioNTech, pero esa cifra aumentó al 50 por ciento después de la segunda dosis. El dolor muscular aumentó del 17 por ciento tras la primera inyección al 42 por ciento tras la segunda. Mientras que solo un siete por ciento de las personas tuvieron escalofríos y fiebre después de la primera dosis, esta cifra aumentó a un 26 por ciento después de la segunda.
Y respecto a la vacuna de Moderna, ha provocado dolor en el área de la inyección en un 92% de los casos, fatiga en un 70% de ellos, cefalea en un 64,7%, mialgias (61,5%), artralgias (46,4%), escalofríos (45,4%), náuseas y vómitos (23%), fiebre (15,5%) e inflamación en el lugar del pinchazo (14,7%). Son efectos que suelen ser de intensidad leve o moderada, que se prolongan unos días después de la vacunación y que son más habituales tras la segunda dosis y a menor edad.
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