“Me llegó la propuesta de la prestigiosa revista Nature, que estaba por lanzar una colección de artículos titulada Coping with COVID (Lidiando con el COVID), en los que inmunólogos y especialistas en la salud pública de diferentes lugares del mundo explican cómo la enfermedad COVID-19 afectó a sus países durante el último año y la forma en que la ciencia de cada nación respondió a la pandemia en cada caso. Por eso, llamé al doctor Jorge Geffner y los dos coincidimos en revalorizar los logros científicos alcanzados en el país y la voluntad altruista de cientos de jóvenes investigadores para trabajar en pos de derrotar a la pandemia”, comentó emocionado a Infobae el doctor Gabriel Rabinovich, investigador en el Instituto de Biología y Medicina Experimental (IBYME, CONICET) y uno de los científicos más destacados de Argentina.
Y es que justamente esta semana, la revista Nature Inmmunology publicó en su último número la investigación realizada por ambos científicos para enfatizar el rol de la comunidad científica argentina-especialmente de sus jóvenes- en la respuesta que hubo y hay a la llegada del nuevo coronavirus SARS-CoV-2 y la pandemia que trajo su enfermedad.
“En este artículo, que es una breve reseña de la pandemia en Argentina, una de las cosas que más nos conmovió es la enorme cantidad de gente joven que dejó sus tareas habituales, sus estudios de grado, doctorales, tesis y trabajos de investigación en otra rama científica o médica y puso una garra impresionante para colaborar en la distintas áreas de trabajo para enfrentar al virus. Por eso, con Geffner, quisimos destacar y reivindicar el esfuerzo y compromiso enorme que tuvieron para realizar kits diagnósticos y serológicos, distintas plataformas de estudio del virus, diseño de fármacos, ensayos clínicos, generación de herramientas para favorecer el diagnóstico y las terapias para combatir la enfermedad en cuadros leves, moderados y graves”, agregó Rabinovich, que también es profesor en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (FCEN, UBA).
“Esto es muy importante ya que hay un potencial enorme de jóvenes que ante una circunstancia totalmente inusual y extraordinaria volcaron sus capacidades y expertise. Inclusive en áreas administrativas e incluso un grupo creó la plataforma ‘Ciencia Anti-Fake News’, con el objetivo de brindar información precisa basada en evidencia científica y evitar la propagación de noticias falsas a través de las redes sociales, lo que me emocionó mucho”, puntualizó el especialista, que valorizó el sacrificio de los jóvenes al destacar: “Me encontré con muchos jóvenes con unas ganas enormes de ayudar. Cada uno se fue insertando al lugar donde podía ayudar. Que fueron a geriátricos, hospitales, que han realizado tareas administrativas y de monitoreo de datos, etc. Estos nos demostró que hay una generación nueva dispuesta a ayudar al otro”.
El artículo científico comienza con el señalamiento de que el inicio de la pandemia SARS-CoV-2 coincidió con la llegada de un nuevo gobierno en Argentina y la consiguiente restauración del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, que fue acompañada de un compromiso por parte de las nuevas autoridades de aumentar sustancialmente los fondos para apoyar la ciencia y la tecnología.
“Teníamos un límite en la cantidad de caracteres para el paper científico, por eso apareció el miedo de olvidarnos de algún desarrollo importante. Pero destacamos que en los primeros días de la pandemia, el nuevo Ministerio de Ciencia y Tecnología llamó a la creación de una Unidad de Coronavirus y llamó al Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y a la Agencia Nacional de Promoción de la Ciencia y Tecnología a trabajar juntos para concentrar los esfuerzos de toda la comunidad científica en los desafíos que plantea el COVID-19”, indicó el científico, que aclaró que “en ese momento, varios institutos del CONICET dedicados a la investigación fundamental reorganizaron rápidamente sus instalaciones, estructura y operaciones para trabajar en colaboración para mejorar nuestro diagnóstico y comprensión de la infección por SARS-CoV-2 en Argentina. Estos esfuerzos multicéntricos engendraron un fuerte sentido de cooperación y solidaridad”.
“Se realizaron desde modelos matemáticos que interpretan las curvas de la pandemia hasta desarrollos científicos concretos. Hubo mucho movimiento que pocas veces se logra en otros tiempos. La articulación entre grupos fue clave. Y el trabajo multidisciplinario fue realmente importante con científicos que ofrecían distintas técnicas de investigación de sus laboratorios para compatir trabajos. En marzo, al principio de la pandemia, convocamos a distintos jóvenes estudiantes y becarios para colaborar en soluciones frente al COVID. La respuesta fue impresionante. Tuvimos más de 100 voluntarios ad honoren para trabajar, para aportar algo concreto a la ciencia argentina contra la pandemia. Por eso, en este paper de Nature, una revista con tanta jerarquía, quisimos brindar nuestro reconocimiento a ellos”, destacó a Infobae el doctor Geffner, investigador del Instituto de Investigaciones Biomédicas en Retrovirus y SIDA (INBIRS, CONICET) y profesor de la Facultad de Medicina de la UBA.
Rabinovich y Geffner destacaron los desarrollos tanto de kits serológicos como de diagnóstico molecular (basados en la amplificación isotérmica de la muestra de ARN), la elaboración de protocolos para la colección y el uso de plasma de pacientes recuperados, así como la realización de distintos estudios a doble ciego de este tipo de tratamientos, el desarrollo de un agente terapéutico basado en fragmentos de anticuerpos policlonales equinos, los avances en el desarrollo de una vacuna y la secuenciación (en el marco del proyecto PAIS) del genoma de 450 variantes del SARS-CoV-2 que circulan en la Argentina.
Otros de los logros mencionados son la elaboración de protocolos para hacer análisis de PCR con transcripción reversa sin necesidad de extraer ARN viral, la fabricación de respiradores para salas de terapia intensiva, la importante participación de la Fundación Infant en los ensayos de fase 3 de la vacuna Pfizer–BioNTech y la creación de un biobanco para la recolección y conservación de leucocitos de sangre periférica de más de mil pacientes con COVID-19, para el análisis de los aspectos virológicos e inmunológicos de la infección por SARS-CoV-2 a nivel nacional.
“La Unidad de Coronavirus ha brindado apoyo a más de 100 iniciativas de investigación básica y traslacional. Estos proyectos están dirigidos a objetivos críticos, incluida la creación de nuevos kits de diagnóstico, enfoques terapéuticos y plataformas epidemiológicas. Dadas las continuas dificultades para adquirir reactivos de diagnóstico en el mercado internacional, varios grupos de investigación emprendieron la importante tarea de fabricar reactivos y generar kits dentro de Argentina. Los esfuerzos científicos en Argentina incluyen contribuciones pioneras a la terapia y la prevención. Al comienzo de la pandemia, un grupo de 90 científicos y médicos argentinos se unieron para crear CPC-19 (Plasma Convaleciente COVID-19) para educar a las instituciones de salud y a la sociedad en su conjunto sobre las pautas para la recolección y el uso de plasma convaleciente. Los resultados de un ensayo aleatorizado, doble ciego y controlado con placebo (ECA) en Argentina que utilizó plasma de convalecencia que contenía títulos altos de anticuerpos anti-SARS-CoV-2 revelaron que esta modalidad de tratamiento redujo los síntomas graves de COVID-19 a la mitad cuando se administró a pacientes ancianos dentro de las primeras 72 h de la enfermedad. Por el contrario, los resultados de un segundo estudio no revelaron diferencias en el estado clínico o la mortalidad general entre los pacientes tratados con plasma convaleciente frente a placebo a los 5-10 días después del inicio de los síntomas”, precisaron ambos en el paper publicado.
Y agregaron: “Científicos de toda Argentina han ofrecido sus servicios en la batalla contra esta pandemia, incluidos aquellos con experiencia en ciencia de datos y disciplinas asociadas como la física y las matemáticas. En la misma línea, el grupo de tecnología médica, TECME, en colaboración con VENG, grupo argentino enfocado en desarrollos tecnológicos y servicios, ha duplicado la capacidad nacional para generar respiradores para uso clínico.
Al preguntar cómo sigue la lucha contra la pandemia en el país y en el mundo, Geffner destacó que las medidas de cuidado como el lavado de manos, el uso de barbijo y el distanciamiento social son muy importantes de mantener, más allá de la aplicación de las vacunas. Y respecto a ese tema, destacó que hay que inmunizar a los mayores de 60, que es donde se concentra la morbilidad severa y mortalidad. “Si hacemos eso, la segunda ola la vamos a padecer mucho menos, con muchas menos muertes. Es una buena noticia la llegada de millones de vacunas en los últimos días. Hay que avanzar urgente en este proceso de vacunación”, puntualizó.
Por su parte, Rabinovich observó el futuro con el virus de por medio al explicar: “Lo próximo que se viene es convivir con el virus y generar de nuevas terapias y formas de monitoreo epidemiológico para derrotarlo. Es un virus nuevo y estamos aprendiendo a conocer los mecanismos inmunólogos que gatilla y cómo el virus genera la inflamación. No toda la respuesta inmunológica que genera sirve, ya que parte de la respuesta de nuestro organismo daña el propio tejido y células. El esfuerzo ahora está puesto en encontrar antivirales y antiinflamatorios para evitar que el COVID llegue a la etapa de severidad y que los pacientes no deban ingresar a una sala de terapia intensiva. Más allá de todo lo malo que trajo la pandemia, nos brindó un gran desafío”
“El virus ha atacado a todo el mundo, no diferenció clases sociales o países. Y aprendimos que si no existe la ciencia que estudie racionalmente el actuar del virus y una política científica que los apoye, no podremos derrotar a esta o cualquier pandemia”, concluyó el especialista.
SEGUÍ LEYENDO: