Existe una tendencia poco saludable que es tomar o dar de tomar a menores, ciertos analgésicos antes o después de vacunarse para prevenir efectos adversos leves como fiebre, cefalea, dolor muscular, fatiga, astenia y dolor en el sitio de la inyección.
En medio de la actual campaña de vacunación contra el coronavirus para prevenir la enfermedad COVID-19 que genera, esta práctica poco recomendada puede intensificarse y contribuir a tomarlos sin razón alguna. Y algunos expertos internacionales advierten que la toma de los mismos podría generar una respuesta inmunitaria menor de la vacunas en el organismo.
Las vacunas funcionan básicamente engañando al cuerpo, haciéndole creer que tiene un virus para que prepare defensas contra él. Su aplicación puede generar efectos adversos leves normales y esperables. Pero no en todos los vacunados. “Estos síntomas significan que su sistema inmune están acelerándose y que la vacuna está funcionando”, explicó la doctora Rochelle Walensky, directora de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés), en una conferencia de prensa reciente.
Cristina Freuler, médica infectóloga, jefa del Departamento de Medicina Interna del Hospital Alemán explicó a Infobae que “no hay ninguna evidencia científica” de que disminuya la respuesta inmunitaria el tomar los analgésicos. “Lo lógico es tomarlo si uno tiene un efecto adverso como fiebre o cefaléa. Muchas personas lo hacen en forma preventiva o se lo aplican a bebes. Hay que esperar a ver si hay algún efecto adverso posterior asociado a la vacuna para tomarlo”.
Y agregó: “Si pensamos en la vacuna del coronavirus, sabemos que alrededor del 30 por ciento va a tener un efecto adverso leve. Si todos toman analgésicos para evitar esto, va a haber un 70% de personas que está tomando analgésicos sin tener necesidad de los mismos. Es cierto que los analgésicos tomados en forma poco frecuente no tienen por qué producir daño. Pero mi criterio es que cuanto menos medicación uno tome, mejor”.
Para la doctora Lilián Testón, infectóloga y coordinadora de epidemiología del grupo Stamboulian, los analgésicos y antipiréticos como el parecetamol o ibuprofeno son efectivos para el manejo de los efectos adversos como el dolor en el sitio de la inyección, dolores musculares y fiebre.
“Sin embargo el CDC no recomienda la administración de estas drogas, previa a la inyección de la vacuna por la posibilidad de la disminución en la respuesta inmune. Esta recomendación está hecha para las vacunas genómicas que se aplican en Estados Unidos, como la de Pfizer y Moderna. Las mayores recomendaciones existen para las reacciones anafilácticas que producen la vacuna de Pfizer”, explicó a Infobae al especialista y agregó que “se pueden utilizar para minimizar los efectos adversos una vez que fue aplicada la vacuna. Es necesario consultar al médico en caso de que el enrojecimiento en el sitio de la inyección aumente luego de 24 horas o si los efectos adversos secundarios le preocupan o parecen no desaparecer al cabo de unos días”.
Los CDC ofrecen otros consejos para bajar la fiebre como sostener un paño húmedo y frío contra la zona del pinchazo y ejercitar ese brazo. Para la fiebre aconsejan tomar muchos fluidos y vestirse con ropa ligera.
Efectos adversos para la vacuna Sputnik V
En la guía sobre Lineamientos Técnicos para la Campaña Nacional de Vacunación contra la COVID-19, con fecha diciembre 2020 publicada por la Dirección de Control de Enfermedades Inmunoprevenibles del Ministerio de Salud de la Nación, existe una apartado en el que específicamente habla sobre los Eventos supuestamente atribuibles a la vacunación e inmunización (ESAVI), definida como cualquier situación de salud no esperada (signo no favorable o no intencionado, hallazgo anormal de laboratorio, síntoma o enfermedad) que ocurre posterior a la vacunación y que no necesariamente tiene una relación causal con la vacunación o con el producto biológico.
La cartera sanitaria aclara que “es importante mencionar que la aparición de un ESAVI, si bien denota una asociación temporal, no implica necesariamente una relación de causa y efecto. La causalidad entre el evento y la vacunación se determinará mediante la investigación del caso”.
En contexto de la Campaña Nacional de vacunación contra la COVID-19 se vigilarán los eventos habitualmente reportados para otras vacunas. Para el caso de las vacunas contra la COVID-19 se hará hincapié en los eventos adversos descriptos en los estudios publicados en las fases clínicas disponibles hasta el momento para las diferentes vacunas:
1. Fiebre
2. Cefalea
3. Dolor muscular generalizado
4. Fatiga
5. Astenia
6. Dolor en el sitio de la inyección
7. Linfopenia
Sobre la aplicación de la vacuna rusa Sputnik V, el Ministerio de Salud indica que “los eventos adversos (EA) característicos identificados en Estudios Clínicos, así como en estudios de otras vacunas basados en una plataforma tecnológica similar, son principalmente leves o moderados y pueden desarrollarse en el transcurso del primer o segundo día después de la vacunación, resolviéndose dentro de los 3 días posteriores”.
Según la publicación, los más frecuentes locales son: dolor en el lugar de la inyección, hiperemia e hinchazón. Y generales: reacciones a corto plazo como síndrome pseudogripal de corta duración (caracterizado por escalofríos, fiebre, artralgia, mialgia, astenia, malestar general, dolor de cabeza).
Para ello “se recomienda el uso de AINEs/paracetamol ante la aparición de fiebre después de la vacunación. En caso de presentar efectos secundarios, se puede indicar tratamiento sintomático si es necesario: antihistamínicos y/o antitérmicos. El uso de estos medicamentos en estudios clínicos no ha demostrado interacciones farmacológicas”.
Menor respuesta inmunitaria
Ciertos analgésicos que atacan la inflamación, incluyendo el ibuprofeno podrían frenar la respuesta inmunitaria, según un último estudio en ratones publicado en el Journal of Virology que halló que estos medicamentos pueden reducir la producción de anticuerpos, las sustancias que impiden que el virus infecte a las células.
“Si ya está tomando alguno de estos medicamentos por un problema de salud, no debería dejar de hacerlo antes de recibir la vacuna, al menos no sin consultar antes con su médico”, señaló Jonathan Watanabe, farmacéutico de la Universidad de California en Irvine.
No se deben tomar calmantes como medida preventiva antes de recibir una vacuna a menos que un doctor se lo indique, apuntó. Lo mismo ocurre después de recibirla: “Si no necesita tomarlo, no lo haga”, afirmó Watanabe. Si precisa un analgésico, el paracetamol “es más seguro porque no altera la respuesta inmunológica”, agregó.
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