Hace pocos días terminó el 2020 que, además de dejar una nueva pandemia de COVID-19 originada por el nuevo coronavirus SARS-CoV 2, también demostró el avance científico más significativo del año: las vacunas para prevenirlo y combatirlo.
Y dentro del lote de vacunas contra la nueva enfermedad que ya se aplican en varios países del mundo, que ya contabiliza 92 millones de infectados y casi 2 millones de muertos, hay dos vacunas innovadoras que han demostrado una alta eficacia y muy buena seguridad. Los dos requisitos básicos para desarrollar una vacuna. Ellas son las vacunas de los laboratorios Pfizer-BioNTech y Moderna, que utilizan la nueva plataforma de ARN mensajero.
Al día de hoy, las dos vacunas contra el nuevo coronavirus que han mostrado una mayor eficacia y cuyos informes se han publicado en revistas científicas revisadas por pares o han logrado la aprobación de importantes agencias regulatorias médicas en el mundo, se basan en esta molécula, en concreto en un subtipo conocido como ARN mensajero que concretamente tiene como objetivo transmitir el mensaje de la vida contenido en el ADN y convertirlo en todas las proteínas que nos permiten respirar, pensar, movernos, vivir. Esta molécula es tan importante que muchos científicos creen que con ella la vida pudo comenzar en la Tierra, hace más de 3.000 millones de años. Y que hoy es una de las principales armas para sacar al mismo planeta de la peor pandemia de los últimos años.
La tecnología del ARN mensajero que utilizan ambas vacunas lleva instrucciones de ADN para que las células del cuerpo humano generen ciertas proteínas protectoras, generando una eficacia del 95% frente al virus SARS-CoV-2 en siete días después de la segunda dosis de vacuna y 28 días después de la primera. La vacuna, según especificaron desde las compañías, fue en general bien tolerada, aunque en algunos casos causó fiebres y dolores locales donde fue inyectada, pero sin que se detectase ninguna reacción grave.
Según precisó el prestigioso médico estadounidense Eric Topol, director de Medscape, las dos primeras vacunas que demostraron ser efectivas para inhibir la enfermedad COVID-19 fueron ambas ARNm, logrando una eficacia (y seguridad) del 95% entre 74.000 participantes (la mitad que recibieron placebo) después de la administración intramuscular de dos inyecciones, con un intervalo de 3 a 4 semanas.
Con las vacunas de ARN, “todo lo que se necesita es la secuencia del antígeno”, explicó David Weissman, el inmunólogo que coinventó la técnica perfeccionada a mediados de la década de 2000 y que allanó el camino para esta tecnología.
Las vacunas de ARNm podrían preparar el terreno para utilizar esa plataforma tanto para patógenos ya conocidos como para los emergentes, pudiendo cambiar por completo el panorama vacunológico. Se están ensayando vacunas de ARNm de segunda generación que protegerían con un solo pinchazo y el haber padecido tres brotes graves de enfermedad por coronavirus en los pasados veinte años, hace vislumbrar una vacuna universal frente a coronavirus utilizando esa plataforma. La gripe, con sus mutaciones anuales, podría ser también una buena candidata para una vacuna de ARNm que se podría producir rápidamente y a demanda”.
Cómo funciona
Todas las vacunas tienen el mismo objetivo: entrenar el sistema inmunológico para que reconozca el coronavirus y así elevar sus defensas de forma preventiva, con el fin de neutralizar el virus real de producirse el contagio.
Las vacunas convencionales se pueden elaborar a partir de virus inactivos (como polio o la gripe), atenuados (sarampión, fiebre amarilla) o simplemente proteínas llamadas antígenos (hepatitis B). Pero con la de Pfizer y su socio alemán BioNTech, así como con la de la estadounidense Moderna, se inyectan en el cuerpo hebras de instrucciones genéticas bautizadas ARN mensajero, es decir, la molécula que le dice a nuestras células qué hacer. Cada célula es una minifábrica de proteínas, según las instrucciones genéticas contenidas en el ADN de su núcleo.
El ARN mensajero de la vacuna se fabrica en laboratorio. Mediante la vacuna se inserta en el cuerpo y toma el control de esta maquinaria para fabricar proteínas o antígenos específicos del coronavirus: sus “espículas”, esas puntas tan características que están en su superficie y le permiten adherirse a las células humanas para penetrarlas.
Estas proteínas, inofensivas en sí mismas, serán liberadas por nuestras células tras recibir las instrucciones de la vacuna, y el sistema inmunológico en respuesta producirá anticuerpos. Estos anticuerpos permanecerán de guardia durante mucho tiempo -según se espera- con la facultad de reconocer y neutralizar el coronavirus en caso de que nos infecte.
“Empezó una nueva etapa del desarrollo de las vacunas. El mundo se dirige hacia las vacunas de tecnología de ARN mensajero. Todos los laboratorios del mundo que las fabrican van a tener que considerar utilizar este tipo de tecnología. Cuando entendamos sobre la precisión de lo que se está generando, no va a haber vuelta atrás”, indicó en una entrevista exclusiva con Infobae el médico genetista Jorge Dotto (M.N. 107.411), uno de los referentes en genética a nivel mundial.
Técnica inédita
Durante décadas, los científicos han soñado con las posibilidades aparentemente infinitas del ARN mensajero o ARNm personalizado. Los investigadores entendieron su papel como un libro de recetas para los billones de células del cuerpo, pero sus esfuerzos por expandir el menú han llegado a trompicones. El concepto: al hacer ajustes precisos al ARNm sintético e inyectarlo a las personas, cualquier célula del cuerpo podría transformarse en una fábrica de drogas a pedido.
“Es una tecnología totalmente revolucionaria. Con esta secuencia que recibe a nivel artificial, le damos al sistema inmune la instrucción para generar la proteína. Se trata de un nivel de precisión que nunca antes habíamos visto. Antes de la llegada de estas vacunas, la genética se comprendía como algo muy lejano, invisible y por supuesto, incomprensible. Hoy la gente entiende de qué se trata. La genética es una manera de entender mecanismos y dar soluciones. Ya no forma parte de un campo lejano y de ciencia ficción”, advirtió el prestigioso genetista.
Pero convertir la promesa científica en realidad médica ha sido más difícil de lo que muchos suponían. Aunque es relativamente fácil y rápido de producir en comparación con la fabricación de vacunas tradicionales, ninguna vacuna o fármaco de ARNm hasta ahora había obtenido la aprobación.
Ficha técnica
Nombre: Vacunas de ARNm de Pfizer-BioNTech y Moderna SARS-CoV-2
Aprobado para: Autorización de emergencia en mayores de 16 años para vacunación contra infección por SARS-CoV-2
Tipo: ARNm en nanopartículas lipídicas
Objetivos moleculares: La glicoproteína viral de pico (S)
Objetivos celulares: La vacuna induce la producción de anticuerpos por parte de las células B contra la proteína pico del virus. También se generan células T, particularmente CD4 + y CD8 + contra la proteína pico de SARS-CoV-2.
Efectos sobre los objetivos: Los anticuerpos se unen a los sitios blanco en la glicoproteína de superficie del SARS-CoV-2 y lo neutralizan o inactivan al virus para su destrucción y eliminación posterior por el sistema inmunológico.
Desarrollado por: BioNTech / Pfizer y Moderna / NIH VRC
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