Hace algunas semanas, cuando en Estados Unidos se aprobaba la primera vacuna contra el coronavirus SARS-CoV-2 que genera la enfermedad COVID-19, la expectativa por una masiva vacunación a la población era un sueño posible de concretar e imaginar para estar más cerca del comienzo del fin de virus que ya infectó a 21 millones de personas en ese país y mató a otras 365.000.
Tras la aprobación de la vacuna de Pfizer le siguió la también estadounidense Moderna. Pero a varias semanas de ello, el ritmo del proceso vacunación es uno de los temas que preocupa a las autoridades sanitarias. De las 20 millones de vacunas que se prometían para el 31 de diciembre de 2020, se ha logrado aplicar poco más de 4 millones.
Nancy Messonnier, directora del Centro Nacional de Inmunización y Enfermedades Respiratorias de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos, predijo que los retrasos en la administración de las inyecciones mejorarían pronto, incluso cuando los expertos en salud pública se han quejado del lento despliegue y la brecha entre la cantidad de dosis distribuidas y las que realmente van a los brazos de las personas.
“Yo pienso que las primeras etapas son una tarea complicada. Pero valen lo que significan. Hay que recordar que éstas son nuevas vacunas. Y además no son solo nuevas vacunas, son nuevas plataformas. Y la distribución de las vacunas, su almacenamiento, manejo y su administración, hace que sean vacunas complicadas. Y hablamos de complicadas porque nadie las ha producido antes. Lanzamos el inicio de la vacunación en medio de esta pandemia, que en este momento tiene lugar con muchos Estados, Departamentos de Salud, y Sistemas sanitarios están viendo los casos incrementarse. Y además las lanzamos durante las vacaciones de invierno. Por todas estas razones, muchos Estados han planificado un inicio lento de la aplicación de las vacunas, con números bajos de vacunados. Pero ahora que se terminan las vacaciones, y cuando los hospitales y centros de salud ya adquirieron un poco más de experiencia con estas vacunas yo creo que su aplicación será más masiva en las próximas dos semanas”, explicó la experta funcionaria.
De acuerdo a las estadísticas federales, solo una fracción de las vacunas COVID-19 distribuidas hasta ahora se han administrado a los trabajadores de la salud, a los residentes y al personal de los centros de atención, todos ellos quienes forma el primer grupo de prioridad para las inmunizaciones. “Las vacunas también comenzaron a llegar durante las vacaciones, ya que los departamentos de salud y los hospitales enfrentaban un gran número de casos y hospitalizaciones de COVID-19. Eso también contribuyó a los retrasos”, recalcó la especialista. “Son las primeras etapas de una tarea realmente complicada, pero una tarea para la que estamos preparados”, agregó.
Especialistas de los CDC han emitido recomendaciones sobre a quién se debe priorizar para las vacunas dado el suministro limitado, clasificando los grupos según su riesgo de exposición y quién tiene el mayor riesgo de contraer un COVID-19 más grave. Además, cada Estado está adaptando y brindando las recomendaciones a sus propias poblaciones. Pero Messonnier alentó a los proveedores a usar todo su suministro de vacunas, incluso si las personas terminan recibiendo las inyecciones antes de su lugar en la fila: “Si, por ejemplo, una instalación todavía tiene suministro pero nadie queda en una categoría en particular para vacunar, debería pasar a las personas en el siguiente nivel”, resaltó Messonnier. “Realmente espero que articular estas fases no genere barreras innecesarias. Es importante no dejar la vacuna en el refrigerador o en la jeringa”, recordó.
Respecto a otras estrategias que se están conociendo sobre la aplicación de distintas vacunas, como por ejemplo en Gran Bretaña, la experta afirmó que no está de acuerdo en expandir su suministro, es decir, extender el intervalo entre la administración de la primera y la segunda dosis, o cambiar potencialmente diferentes vacunas por dos dosis de las personas. “Los datos de los ensayos clínicos que demostraron la eficacia de las vacunas provienen del uso de la misma vacuna para las dos dosis administradas a intervalos específicos con tres o cuatro semanas de diferencia”, añadió.
Sus comentarios se hicieron eco de una declaración de altos funcionarios de la Administración de Alimentos y Medicamentos, quienes enfatizaron la “importancia de recibir las vacunas COVID-19 de acuerdo con la forma en que han sido autorizadas por la FDA para recibir de manera segura el nivel de protección observado en el grandes ensayos aleatorios que respaldan su eficacia. La protección total no se confiere hasta que se administra la segunda dosis. Si se demuestra que una vacuna de dosis única genera protección rápidamente, esa podría ser una mejor herramienta. Desviar la vacuna para tratar de apagar un incendio forestal probablemente no sea la estrategia correcta con estas vacunas”, resaltó.
Messonnier se esperanzó en que el suministro de vacunas se expanda mucho en la primavera, una época en la que las vacunas podrían estar más disponibles para el público en general, no solo para las personas con ciertos trabajos o condiciones de salud. Pero hacer la vacuna es solo un paso: inocular con éxito a la gran mayoría de la población requerirá grandes esfuerzos para educar al público, construir sitios accesibles donde las personas puedan vacunarse fácilmente y garantizar que las personas individuales se presenten cuando sea su turno obtener la vacuna. “Va a tomar un poco de trabajo de todos nosotros trabajando juntos para hacer el mejor uso de la vacuna lo más rápido posible”, agregó y enseguida, sugirió que las iglesias, las escuelas y los estadios de deportes podrían convertirse en lugares de vacunación como una forma de facilitar al máximo la obtención de las vacunas, además de los sitios tradicionales como consultorios médicos o farmacias.
Respecto a los efectos adversos registrados, Messonnier señaló que hasta ahora ha habido más de una docena de casos de anafilaxia asociados con las vacunas, de más de 4 millones de dosis administradas. Aun así, dijo, los sitios deben estar listos para tratar a cualquier persona que pueda tener una reacción grave y saber qué hacer si necesitan atención más avanzada.
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