Cuestionan en Dinamarca la orden de ejecutar a millones de visones por miedo a que contagien COVID-19

El gobierno danés se disculpó por matar a los animales en sus criaderos, sin la aprobación final del Parlamento. Dudas sobre el verdadero peligro de una mutación genética del coronavirus

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17 millones los visones fueron sacrificados y luego enterrados apresuradamente en enormes trincheras (Shutterstock)
17 millones los visones fueron sacrificados y luego enterrados apresuradamente en enormes trincheras (Shutterstock)

Kim Christensen es un granjero en Dinamarca que tiene 53 años y es propietario de un criadero de visones que heredó de su padre. Cuando la primer ministro danesa anunció el mes pasado que todos los visones del país deberían ser sacrificados para evitar la propagación de una cepa mutante de coronavirus, se le estrujó el corazón y temió el fin del legado familiar y una brutal pérdida económica.

A la mañana siguiente a las 6 am, Kim comenzó a abrirse camino a través de 44 filas de jaulas repletas, gaseándolos con monóxido de carbono. Al final de la jornada él y sus empleados habían mataron a todos los 23.000 animales que criaban. A pesar de saber que este acto acabaría con su negocio, también pensó que si se apresuraban iban a prevenir una nueva pandemia de una variante del coronavirus del visón potencialmente resistente a las vacunas creadas.

Cientos de visones son enterrados en una fosa en un área militar cerca de Holstebro, en Dinamarca. EFE/Morten Stricker/Dagbladet Holstebro Struer/Jysk Fynske/Archivo
Cientos de visones son enterrados en una fosa en un área militar cerca de Holstebro, en Dinamarca. EFE/Morten Stricker/Dagbladet Holstebro Struer/Jysk Fynske/Archivo

Pero un mes más tarde, esa suposición ahora se puso en duda y a nivel nacional se cuestiona el manejo que tuvo el gobierno por la matanza de millones de visones en toda Dinamarca. Se calcula que fueron 17 millones los visones sacrificados, que luego fueron enterrados apresuradamente en enormes trincheras. Allí la descomposición de sus cuerpos enterrados en fosas poco profundas, generó el resurgimiento de sus tumbas, por la propia elevación que generaron los gases, lo que fue calificado por los medios de comunicación como los “visones zombis”. Esta acción irresponsable en las fosas comunes suponen también un riesgo de contaminación para el suministro de agua potable de la región.

El escándalo es tal, que la primera ministra danesa Mette Frederiksen lloró y se disculpó personalmente por la gestión de la crisis sanitaria en la que una mutación de Covid-19 condujo al gobierno a sacrificar millones de visones de criaderos. Hace pocos días, la jefa del gobierno visitó una granja de cría de visones en la municipalidad de Kolding, donde todos los animales fueron sacrificados pese a estar sanos, algo que el Ejecutivo no tenía legalmente derecho a hacer, como después quedó demostrado. Frederiksen sabía que estaba infringiendo la ley cuando ordenó el amplio sacrificio sin la aprobación del Parlamento.

La primera ministra danesa, Mette Frederiksen, se disculpa en una conferencia de prensa - EFE/EPA/Philip Davali/Archivo
La primera ministra danesa, Mette Frederiksen, se disculpa en una conferencia de prensa - EFE/EPA/Philip Davali/Archivo

“No tengo el menor problema en disculparme por el curso que tomaron los acontecimientos, puesto que se cometieron errores”, declaró Frederiksen a la cadena TV2, visiblemente emocionada y enfatizó que es importante recordar que la culpa no corresponde a los criadores. “Es a causa del coronavirus, y espero que pueda haber una pequeña luz al final del túnel para los criadores de visones daneses en estos momentos”, añadió.

Y es que a comienzos de noviembre, Dinamarca, el mayor exportador mundial de pieles de estos mamíferos, anunció que se sacrificaría a los más de 17 millones de visones que había en el país tras descubrirse que una mutación del coronavirus en estos podría poner en peligro la eficacia de futuras vacunas. No obstante, días después, el gobierno tuvo que reconocer que no contaba con una base legal suficiente para ordenar esta medida.

FOTO DE ARCHIVO: Visones enjaulados observan después de que los oficiales de policía llegaron a la granja de visones de Thorbjorn Jepsen, en medio del brote de la enfermedad por coronavirus (COVID-19), en Gjoel, Dinamarca, el 9 de octubre de 2020. Henning Bagger/Ritzau Scanpix/via REUTERS
FOTO DE ARCHIVO: Visones enjaulados observan después de que los oficiales de policía llegaron a la granja de visones de Thorbjorn Jepsen, en medio del brote de la enfermedad por coronavirus (COVID-19), en Gjoel, Dinamarca, el 9 de octubre de 2020. Henning Bagger/Ritzau Scanpix/via REUTERS

El ministro de Agricultura de entonces, Mogens Jensen, se disculpó y renunció la semana pasada. “Están haciendo el mayor retroceso del mundo”, dijo Christensen, cuyo padre, entonces de 17 años, fundó su granja en 1964 al final de un camino de tierra en las afueras de Jyllinge, una ciudad de alrededor de 10.000 habitantes a 40 kilómetros al noroeste de Copenhague.

El fiasco del visón ha arruinado a Frederiksen, quien había disfrutado de un fuerte apoyo para su manejo de la pandemia. El cultivo de visones es una industria centenaria en Dinamarca, y el país es el mayor productor de pieles del mundo. En subastas que atraen a compradores de Rusia, China y de todo el mundo, Kopenhagen Fur, la casa de subastas de pieles más grande del mundo, vendió 25 millones de pieles de visón de productores daneses el año pasado. Antes de que comenzara la matanza, el país tenía tres veces más visones que personas.

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