Muchos países que transitaron la peor etapa de contagios y muertos por COVID-19, donde su sistema sanitario estuvo colapsado al grado de tener que elegir a qué pacientes atendían y a quienes dejaban morir, están viviendo una nueva etapa de rebrotes que genera mucha preocupación.
Es que pasada la peor parte de la pandemia, muchos países decidieron relajar los cuidados y prohibiciones a fin de reactivar la golpeada economía y que la sociedad recupere cierta normalidad que había sido trastocada por el novel virus. Junto con la reapertura de bares, la reactivación del turismo, las salidas recreativas, las reuniones sociales y eventos de hasta 100 o 50 personas, se reportó un preocupante crecimiento de contagios en varios países europeos, con cifras que no se veían desde hace meses atrás.
España registró casi 3000 nuevos casos el último viernes, la cifra más elevada desde que se levantó el estado de alarma, con lo que el total acumulado asciende a 382.432, el más alto de los países de Europa Occidental. “Los rebrotes son la norma, no son la excepción, ni en España ni en ningún país de la Unión Europea”, dijo Arancha González Laya, ministra de Asuntos Exteriores del Gobierno de España.
“Todos los países están tomando medidas para luchar contra la COVID-19 que creen que son necesarias para proteger a sus ciudadanos. Lo respetamos como respetamos siempre las decisiones de los países terceros”, agregó la funcionaria al conocer que Alemania, República Checa y Gran Bretaña habían impuesto una cuarentena a las personas que regresan de España, lo que supone un nuevo golpe a las esperanzas de un rápido resurgimiento del turismo, que representa alrededor del 12% de la economía española.
Es por eso que a primera hora del viernes, España anunció una serie de medidas para limitar la vida nocturna, incluyendo el cierre de discotecas, bares de copas y salas de baile.
“Estamos en la segunda ola y la vacuna no acabará con el problema”, afirmó en las últimas horas el doctor Juan Gestal, profesor emérito de Salud Pública y Medicina Preventiva de España. “Ya estamos en la segunda ola de la panemia del coronavirus: “la diferencia con la primera es que estamos mejor preparados”, advirtió el epidemiólogo, que avisó que “lo que queda de COVID va a ser largo”.
Rebrote en Italia
Italia registra las peores cifras desde el desde el 24 de junio. Ha certificado el viernes 547 nuevos casos, totalizando a hoy 254.235 infectados y 35.400 muertos. Italia, que exige la cuarentena a los viajeros provenientes de Rumanía y Bulgaria e impide la entrada a aquellos de los Balcanes, está preocupada por el aumento de los contagios de coronavirus entre sus vecinos, en particular en España y Francia.
“Francia, España, Balcanes: Italia está rodeada por contagiados”, advirtió ayer el diario Il Corriere della Sera. El ministro de Salud, Roberto Speranza, reconoció que está preocupado por lo que ocurre en el resto de Europa y teme nuevos brotes a partir de casos importados.
Unos treinta jóvenes italianos de la región Veneto (nordeste), que pasaron vacaciones en Croacia, regresaron contagiados, una historia que se ha repetido en otras regiones. “Debemos estar preparados: en las próximas dos semanas aumentará el número de contagios con el regreso de las vacaciones”, advirtió Rodolfo Punzi, director del departamento de enfermedades infecciosas del hospital Cotugno en Nápoles, citado por el diario La Stampa.
Italia también ha impuesto un cordón sanitario a ciertos países y cerró sus puertas a los viajeros de Kosovo, Serbia, Montenegro, Bosnia, Macedonia del Norte y Moldavia. En primera línea en la batalla contra el coronavirus, el país peninsular exige el uso de mascarilla y el distanciamiento social, aunque con la llegada del verano las medidas son menos respetadas.
Los diarios están llenos de fotos que muestran las playas abarrotadas durante el fin de semana. Varios balnearios han impuesto severas restricciones al acceso a las playas, pero la vigilancia de los kilómetros de costa es casi imposible para muchos municipios.
Grecia anunció también nuevas restricciones debido al repunte de casos entre las que figuran limitar a 50 el número máximo de personas en eventos públicos y sociales, excepto en teatros y restaurantes. Además tendrán que cerrar a media noche. Estas restricciones y horarios se impondrán hasta finales de mes, pendientes de la evolución de los contagios en el país.
En tanto, el Gobierno de Francia declaró el viernes “zona roja” a la ciudad de París y a la comarca de Marsella, a causa del elevado riesgo de transmisión del coronavirus. El decreto otorga a las autoridades locales la facultad de limitar la circulación de personas y vehículos, de restringir el acceso al transporte público y a los viajes aéreos, de limitar el acceso a los edificios públicos y de cerrar algunos establecimientos en los que existe un alto riesgo de infección. La medida es consecuencia del fuerte aumento de las infecciones por COVID-19 en las dos últimas semanas.
Las autoridades de Alemania han informado este miércoles de un nuevo repunte de contagios del nuevo coronavirus, después de registrar más de 1500 positivos adicionales en las últimas 24 horas, hasta un total de 226.914 desde el inicio de la pandemia. El Instituto Robert Koch (RKI), la agencia pública dedicada al control de enfermedades infecciosas en Alemania, ha recogido en su balance 1.510 nuevos positivos y siete fallecidos en 24 horas. La cifra de víctimas mortales asciende ya a 9234, mientras que la de pacientes recuperados se acerca a los 204.000. Renania del Norte-Westfalia ha sobrepasado los 55.000 positivos (55.375) y se mantiene como la región más afectada por el virus, por delante de Baviera, que acumula más de 53.700. La capital, Berlín, ha registrado al menos 10.394 personas contagiadas por este virus, originado en 2019 en la ciudad china de Wuhan. El Gobierno de Angela Merkel reconoció la semana pasada que los datos son “preocupantes” y llamó a la cautela de la población, especialmente de los jóvenes, considerados factor clave en los contagios.
Situación en Asia y Oceanía
Nueva Zelanda anunció que extenderá el confinamiento en Auckland, con 1,7 millones de habitantes, durante 12 días en principio, hasta el 26 de agosto. Allí se registró un brote después de 102 días sin registrarse contagios locales. El actual brote es de 29 casos.
Corea del Sur ha sumado en el último día casi 300 nuevos contagios, con Seúl como principal foco en el repunte de casos, por lo que las autoridades están estudiando la posibilidad de endurecer las restricciones en el área metropolitana de la capital con el fin de frenar la propagación de la COVID-19.
Además, hoy se conoció que trabajadores de salud de Corea del Sur hallaron 623 casos de coronavirus ligados a una iglesia dirigida por un crítico del presidente del país, y las autoridades comenzaron a restringir las reuniones en el área metropolitana de Seúl por temor a que los contagios de descontrolen.
El país ha registrado por quinto día consecutivo un aumento de tres dígitos y ha sumado en este periodo casi 1000 nuevos contagios después de que el domingo se registraran 279 infecciones, superando por primera vez desde marzo los 200 contagios.
El domingo, las autoridades sanitarias elevaron a nivel 2 el grado de distanciamiento social en Seúl y sus alrededores debido al aumento de casos, lo que prevé la prohibición de reuniones con más de 100 personas y la asistencia de espectadores a los eventos deportivos. Sin embargo, las autoridades sanitarias han advertido de que podrían adoptar medidas más estrictas de distanciamiento social a menos que remita el ritmo de contagios en el área metropolitana de Seúl, donde reside casi la mitad de la población del país.
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