“No pasa nada, esto no me va a afectar, están exagerando”. “Es catastrófico, no lo van a poder controlar, estamos totalmente desprotegidos”. “Debo aprovechar esta situación para hacer todo lo que tengo pendiente, debo ganar tiempo”. La nueva pandemia dispara estados de ansiedad. El elevado nivel de incertidumbre que acompaña esta situación precipita y mantiene un estado de captación ansiosa que constituye la preparación frente a una amenaza nueva y desconocida.
“Lo primero que hay que tener en cuenta es que la cuarentena es un desafío. Los pocos estudios previos sobre psicología y cuarentena plantean que es una elección entre la infección o la alteración psicológica que se pueden agravar en una persona, producto del encierro. Por ende hay que pensarlo como el mal menor si se tiene en cuenta el contexto de pandemia”, dijo a Infobae el doctor Martín Etchevers, profesor a cargo de la materia Clínica Psicológica y Psicoterapias: Emergencia e Interconsultas.
De este modo, en un documento elaborado por la facultad de psicología de la Universidad de Buenos Aires (UBA) llamado Recomendaciones psicológicas para afrontar la pandemia, se enumeraron algunas de las emociones que podemos estar sintiendo ante esta situación:
Miedo: a perder la salud, a las posibles consecuencias de la enfermedad, a la falta de recursos, a la falta de insumos básicos. Es posible sentir miedo ante una situación que se percibe como nueva y amenazante.
Pensamientos como “me puede pasar a mí” o “puedo contagiar a mi familia”. Estos sentimientos pueden generar tanto reacciones funcionales en donde es posible que aparezcan conductas creativas, actividades formativas o recreativas. En el caso de las reacciones disfuncionales que pueden incrementarse -aquellas conductas que implementamos para regular nuestras emociones negativas-, encontramos como ejemplo consumir noticias compulsivamente, entre otras.
Frustración: esta situación puede provocar una sensación de pérdida de libertad, de dificultad en llevar adelante proyectos y actividades personales. Puede haber pensamientos del tipo “no puedo hacer lo que hago siempre”, “no puedo terminar mi trabajo”, “quiero salir y no puedo”. Frente a esta situación novedosa estamos obligados a ser pacientes y debemos generar nuevos hábitos.
Enojo: suele ocurrir cuando experimentamos la sensación de que está ocurriendo un hecho injusto. Puede haber pensamientos del tipo de “el gobierno tendría que haber cerrado antes, esto no es mi culpa” u “otras personas no respetan la cuarentena y se aprovechan”. Lo que puede provocar conductas irresponsables como salir de casa o iniciar pleitos. Es importante recordar la importancia de realizar las denuncias por los medios oficiales y no exponerse a situaciones violentas.
Ambivalencia: es posible sentir alivio por estar en casa pero también emociones como miedo, frustración o enojo. Puede suscitarse en pensamientos del tipo “ahora puedo hacer lo que nunca hago. Aunque quisiera saber cuándo terminará todo esto”.
Desorganización: el hecho de no poder continuar con la propia rutina es un factor que desorganiza nuestra estructura ya que perdemos la sensación de control. Es importante recordar la capacidad que tenemos para reorganizar una nueva estructura.
Aburrimiento: el aislamiento provoca que la posibilidad de vincularse para compartir tiempo con otros se reduzca significativamente; con lo cual nuestras actividades de ocio y esparcimiento disminuyen significativamente. En este sentido, pueden aparecer pensamientos del tipo “¿ahora qué hago?”, “¿cuándo podré salir a divertirme?”. Es importante utilizar los medios digitales que tenemos a nuestro alcance para seguir manteniéndose en contacto.
Tristeza: esta situación puede darse por la ruptura de la cotidianeidad. También puede agravarse con el aislamiento y por tener contacto reiterado con noticias negativas. Pueden aparecer pensamientos del tipo “no tengo ganas de hacer nada”. En este sentido, es vital compartir estos sentimientos con las personas con las que comparte su hogar o con otros a través de medios virtuales.
Sentimiento de soledad: la falta de vinculación puede provocar una sensación de soledad y agravarse especialmente en aquellas personas que viven solas. Pueden aparecer pensamientos del tipo “qué hago si me pasa algo”. Es importante tener en cuenta que otros están pasando la misma situación y que puede ser posible establecer nuevas formas para vincularnos. Quizás con personas a nuestro alrededor (vecinos, comerciantes de la zona, entre otros) o también a través de medios virtuales que hasta ahora no habíamos utilizado.
Sensación de encierro: el aislamiento puede hacernos sentir encerrados y agobiados. Pueden aparecer pensamientos del tipo “quiero salir a la calle y juntarme con gente”. Recordar lo transitorio de esta situación y la posibilidad de realizar otras actividades pendientes en el hogar es importante para utilizar recreativa y productivamente el tiempo.
Ansiedad: la situación puede provocar sensaciones desagradables en relación a la incertidumbre. A su vez, pueden aparecer conductas y pensamientos que busquen huir de la realidad. Pensamientos del tipo “voy a dormir hasta que termine esto”. Es importante intentar mantener una rutina, establecer una serie de actividades para realizar durante el día y separar un espacio del mismo para el esparcimiento.
La sobreinformación, un factor amplifica las emociones en cuarentena
Monitorear constantemente el número de infectados y fallecidos confirmará un sesgo negativo que incrementará el malestar y hará más difícil las personas se mantengan reguladas. La aceptación de esta situación implica tomar estos fenómenos imponderables como parte de la naturaleza y estar más en contacto con el presente sin hacer proyecciones a las posibles consecuencias de esta situación.
“El conocimiento es bueno, al igual que la información; es como consumir un alimento: cuanto mayor calidad tenga, mejor nos hará. Sin embargo, como cualquier alimento debemos regularlo, ya que puede tener efectos negativos. La sobreinformación no es buena porque la gente tiende a consumir información que coincide con su pensamiento previo, por ende, si son negativos, va a consumir noticias pesimistas. Lo cierto es que los pensamientos de cada uno no son equivalentes a la realidad y de esto dependerá mucho el efecto de la información", apuntó Etchevers.
Por otro lado, el especialista explicó que alterar la conducta impacta en las emociones: "Todos tenemos que entender que esto es un gran esfuerzo y que hay que ser conscientes que el estado de ánimo será vulnerable e impactará en la conducta de cada uno ".
En este sentido, la facultad de psicología enumeró las recomendaciones y consejos para ayudar a controlar la ansiedad en relación al coronavirus:
• Mantener los horarios del sueño.
• No sobreexponerse a noticias y consultar solamente fuentes confiables (organismos oficiales, instituciones prestigiosas) y en momentos del día establecidos (por ejemplo, al mediodía o a la tarde, y no tanto al despertar o antes de dormir).
• Aunque no vaya a salir de su casa, quitarse el pijama o la ropa de dormir para evitar la sensación de discontinuidad y poder organizar los ciclos del día.
• Proponerse aprender algo nuevo a través de tutoriales o cursos online, hay muchos gratuitos y de calidad.
• Hacer una rutina de ejercicios físicos periódica en casa, siempre tomando en cuenta que es una situación especial.
• Continuar accediendo a la naturaleza y a la luz solar siempre que sea posible.
• Alimentarse bien y mantenerse hidratado.
• Mantener sus redes sociales de contención emocional con sus familiares, amigos y personas de confianza a través de medios digitales.
• Limitar los grupos de chats que difunden noticias, muchas de ellas falsas o erróneas ya que promueven pensamientos negativos y catastróficos y le imponen a nuestra mente un sobreesfuerzo.
• Ser considerado con uno mismo, con sus estados emocionales, teniendo presente que los cambios de rutina tan abruptos, la incertidumbre y la amenaza de la pandemia afecta nuestro estado emocional por más saludables que seamos. Considerar que esto mismo le ocurre a los demás, por lo tanto, intentar ejercitar la tolerancia con nosotrosmismos y con los demás.
• Las personas somos seres rutinarios, sociales y valoramos la previsibilidad. Tengamos presente que la pandemia en pocas semanas alteró todo esto.
• El cambio implica desarrollar conductas flexibles y adaptativas a esta situación con la finalidad de afrontarla positivamente.
• El armado de nuevas rutinas es un desafío, requiere flexibilidad y tener en cuenta que es un esfuerzo el cambio de rutinas muy abrupto.
• Si se tienen hijos o menores cercanos, es importante hablar con ellos. Converse sobre la información oficial sobre el coronavirus en un lenguaje adecuado a la edad y de manera honesta. Recuerde que la familia y los afectos observan nuestras emociones y comportamientos.
• Los niños tanto como los adultos requieren mantener espacios de juego y divertimento que promuevan emociones positivas.
• Si vive en espacios reducidos y en familia no los sobreexija con tareas. Tenga presente que respectar la cuarentena es ya un esfuerzo en sí mismo y como tal es valioso. Converse en familia sobre el sentido altruista de las conductas responsables para que tengan sentido los esfuerzos.
• Buscar ayuda adicional. Si se siente muy nervioso, triste, ansioso o que la situación afecta alguna esfera de su vida, busque un profesional de la salud mental. Siempre con la finalidad de encontrar modos constructivos de manejar la adversidad.
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