La pandemia del coronavirus no se detiene. Más de 220.000 personas contagiadas y 9.000 fallecidas en todo el mundo dan una dimensión de la enfermedad que hace tres meses se originó en un mercado de animales vivos en Wuhan, provincia de Hubei, China.
Economías paradas, países con fronteras cerradas, el virus presente en más de 150 naciones y una sola voz que se repite: cuarentena, aislamiento y distanciamiento social, como herramientas efectivas hasta tanto los científicos de los principales centros médicos de avanzada den con un tratamiento eficaz o una vacuna clave para frenar la pandemia declarada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) la semana pasada.
En este contexto, los gobiernos remarcan que hay que aislarse en la casa mientras se gana tiempo, hasta dar con una solución que provenga del campo científico. En esta línea, hoy la industria farmacéutica mundial se comprometió a disponer de una vacuna contra el COVID-19 “en todo el mundo”, en un plazo de 12 a 18 meses.
Voceros de los principales laboratorios explicaron que actualmente hay en desarrollo decenas de ensayos clínicos que están en marcha para poner a punto kits de detección menos caros y más precisos, así como un tratamiento o una vacuna capaces de combatir el coronavirus.
“Haremos todo lo posible para que la vacuna sea accesible a todos los que la necesiten”, anunció Paul Stoffels, vicepresidente del comité ejecutivo de Johnson & Johnson.
“Es una promesa que la industria farmacéutica hace en conjunto”, agregó en el curso de una videoconferencia organizada por la Federación Internacional de Fabricantes Farmacéuticos (IFPMA).
Las formalidades administrativas pueden simplificarse y acelerarse en esta carrera contra reloj, los recursos no faltan y las asociaciones del sector público y privado permiten diluir el riesgo financiero por las inversiones colosales que exigen la investigación y la producción.
Sin embargo, advierten que tanto productores como autoridades de control no pueden transigir sobre la seguridad de una potencial vacuna, y por tanto no se puede acelerar el calendario de los ensayos clínicos y el estudio de los resultados.
“Tenemos tres ejes de trabajo: asegurar la distribución, redirigir la tecnología existente y crear nuevos tratamientos, nuevas vacunas, nuevos tests de detección que contribuirán a erradicar el COVID-19”, precisó David Ricks, consejero delegado de Eli Lilly and Company y presidente de Ifpma.
Por eso, los industriales estiman que una vacuna podría estar en el mercado en los próximos 12 a 18 meses. Una vez que la fórmula esté validada por las agencias de regulación, habrá que producir una cantidad suficiente y garantizar el suministro a todo el planeta, es decir, a unos 7.500 millones de personas.
Con el fin de superar los obstáculos a la producción y el transporte, los directivos de los grandes laboratorios han pedido a los Estados que “clasifiquen la industria farmacéutica entre los sectores esenciales” de la actividad del país y permitan a los trabajadores desplazarse hasta las plantas.
Pero una voz disonante se alzó entre la industria farmacéutica, haciendo tomar conciencia a quienes critican los lentos o nulos progresos evidenciados por la comunidad científica en estos tres meses, desde que se inició el brote y se dispuso del genoma completo del nuevo virus.
“Nunca se ha concebido una vacuna eficaz contra algún miembro de la familia de los coronavirus para los humanos y esto hace que la mayoría de los programas de ensayos clínicos que se realizan contra el COVID-19 estén condenados al fracaso”, advirtió Rajeev Venkayya, responsable del desarrollo de vacunas del grupo Takeda. Pero, agregó, la ventaja de embarcarse en todo tipo de proyectos en búsqueda de una vacuna eficaz es que “algunos lo lograrán”.
Carrera por tener la vacuna
El Ministerio de Defensa de China anunció este martes haber desarrollado “con éxito” una vacuna contra el nuevo coronavirus SARS-CoV-2 y ha autorizado las pruebas en humanos, aunque no precisó cuándo comenzarían tales ensayos. La vacuna está preparada para llevar a cabo “una producción a gran escala, segura y efectiva”, aseguró la epidemióloga Chen Wei, líder del equipo de investigación de la Academia Militar de Investigación Médica, dependiente de la Academia Militar de Ciencias, que ha desarrollado el medicamento.
Ayer, el presidente estadounidense Donald Trump elogió los esfuerzos por conseguir una vacuna contra el coronavirus, en referencia al estudio que ya comenzó a probar la fórmula con 45 voluntarios en el estado de Washington.
“Estoy orgulloso de reportar que una candidata a la vacuna ha comenzado la fase 1 de pruebas clínicas. Es uno de los desarrollos más rápidos de la historia”, celebró en una conferencia de prensa. “Solía demorar años", enfatizó el mandatario, quien resaltó la gran diferencia con la duración de otros procesos previos para una vacuna.
“También estamos desarrollando terapias antivirales, con primeros resultados promisorios, para reducir la severidad y duración de los síntomas”, declaró, rodeado del equipo estadounidense encargado de liderar las tareas contra la pandemia.
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