Desde hace más de 30 años, existe una disciplina, reconocida también como una subespecialidad dentro de la medicina, que se denomina informática en salud. No es exclusivamente para médicos ya que un especialista en esta rama es un profesional de diferentes ámbitos formado en sistemas de información aplicados a los procesos asistenciales.
En la Argentina, el Hospital Italiano dicta esta especialización que dura 3 años (y la maestría, 2), con una residencia de informática médica, que tiene una especialidad reconocida por el Ministerio de Educación. También, el Gobierno de la Ciudad la ofrece y tiene residentes cursando.
Al principio era solo para médicos, después se sumaron enfermeros y luego, profesionales de diferentes orígenes que trabajan en ámbitos de la salud. Abarca tres ejes: ciencias de la computación (base de datos, programación, infraestructura), gestión (por ejemplo, de cambios, de proyectos o sanitaria) y ciencias de la informática médica (sistemas de soporte para toma de decisiones y sistemas clínicos, entre otros).
Cambios que llegan para quedarse
“Esta pandemia va a generar muchos cambios que llegaron para quedarse, el hecho de tener que atender a los pacientes a distancia no presencialmente, es algo que va a romper muchas barreras, tanto regulatorias como de resistencia al cambio de parte de los profesionales de la salud, organizaciones médicas, y de los mismos pacientes”, señala a Infobae Daniel Luna, médico, Doctor en ingeniería informática, a cargo del Departamento de Informática en Salud del HIBA (Hospital Italiano de Buenos Aires) y miembro fundador del International Academy of Health Sciences Informatics (IAHSI).
Luna asegura que un tercio de las atenciones ambulatorias ya se podrían hacer, tanto para evaluación primaria como para seguimiento efectivo una vez atendidos, por procesos de telemedicina. “Creo que es el primer cambio que vamos a poder ver”, dice.
Por otro lado, expresa: “Esto va a llegar para quedarse en el sentido de que las empresas entiendan, valoren y planifiquen estratégicamente una verdadera transformación digital para hacer frente no solo a estas cuestiones, sino a una mejora en la calidad de prestación de servicios de cara a los pacientes”.
Herramientas a disposición
El Hospital Italiano firmó un convenio con el Gobierno de la ciudad para brindar toda su historia clínica electrónica y poder implementarla en el ámbito de la ciudad de Buenos Aires. Lo mismo sucede con algunos municipios del conurbano y otras instituciones como Prefectura y algunas organizaciones privadas.
“Hay iniciativa de open data en muchos lados, por lo pronto acá hay obligación de informar datos específicos a nivel gubernamental, y el resto sirve para el procesamiento interno, tanto para la facturación y procesos administrativos transaccionales, como para procesos de gestión clínica”, dice Luna.
En el caso del HIBA, cuentan con herramientas de procesamiento de lenguaje natural, speech recognition, datos clínicos de laboratorio, imágenes, señales fisiológicas, datos bioinformáticos de secuenciamiento genético, entre otros.
“Todo esto va a un único repositorio de datos clínicos que luego se utiliza tanto para la investigación como para el monitoreo epidemiológico ya no a nivel de una persona, sino de las poblaciones. Este tablero de procesamiento de datos es muy útil en el caso de la pandemia porque permite entender el panorama global de la población”, agrega.
Formas de procesar los datos
“En el CEMIC, diseñamos dashboards (tableros de control) con indicadores dinámicos para que nuestros profesionales visualicen la información online . Esto es un insumo fundamental para la toma de decisiones, en donde las necesidades son muy cambiantes y urgentes; con la pandemia que estamos viviendo es central el manejo de la información actualizada al momento”, señala a Infobae José Luis López, director de Sistemas y Tecnología de CEMIC.
En el caso del sistema de salud público, hay diferentes formas de procesar los datos, según el hospital. Al recibir pacientes con casos sospechosos de coronavirus, los médicos completan una ficha epidemiológica en papel, que luego, en otras instancias es digitalizada.
El Estado trabaja con diferentes herramientas para procesar la información. Recientemente, ante una posible saturación del sistema de salud, dos empresas de tecnología donaron un dashboard al Gobierno para que la Nación, provincias y municipios puedan tomar control de estado de recursos, es decir, contabilizar la cantidad de camas en terapia intensiva o la cantidad de respiradores a disposición.
La herramienta de Globant y Salesforce analiza esta información en 1.400 centros de salud públicos y privados, actualizando datos cada 6 horas. La información solo está disponible para el Gobierno.
Mucha información, descentralizada
“La instalación de esta pandemia lo que produce es una cantidad de información que viene de múltiples lugares. No hay un lugar centralizado de producción de la información, entonces, como la información se produce en un montón de lugares diferentes, también se analiza en un montón de lados diferentes”, señala a Infobae el Dr. Raúl Sala, director médico de En Casa - Internación Domiciliaria.
Explica que cuando se producen situaciones de semejante flujo de información, no existe un referente claro para el manejo de esa información. El ministerio de Salud y la OMS son referentes oficiales pero hay miles de fuentes de información.
“El problema es que, cuando cualquier dato se hace válido, o quiere serlo o se toma así, termina siendo válido, y en realidad, son versiones parciales de la realidad que no contribuyen a una conclusión común. No existe hoy una centralización de esta información. Si buscamos, desde antes de la pandemia, en internet observatorios de salud´, hay un montón. Cuando se necesita información de un tema y no hay una fuente oficial de ese dato, se crea un observatorio para ese dato. Existen millones de observaciones parciales”, señala.
Asimismo, Sala entiende que la credibilidad para la interpretación de grandes volúmenes de información en medicina no estará dada por una aplicación que la organice. “En general, tiene que ver con la credibilidad del interlocutor. Una inteligencia artificial mediocre en un interlocutor creíble tiene mucho más impacto que un súper análisis en un interlocutor desconocido. Eso también tiene que ver y crear la institución de tamaña credibilidad lleva muchísimo tiempo”, concluye.
Por qué tiene que crecer la especialidad de informática en salud
Según la doctora Guadalupe Caballero, especialista en Dermatología y Magister en Informática Sanitaria, integrante del equipo de Informática en Salud de TIPS, quien trabaja en el Hospital Privado de Córdoba: “Ante esta avalancha de información, que se hizo claramente visible con la crisis desencadenada por el Covid-19, pero existente ya desde hace décadas, surge la necesidad de que miembros del sistema de salud (médicos, enfermeras, farmacéuticos, informáticos, entre otros) se especialicen en la adquisición, almacenamiento, organización y uso de esta información de manera eficiente”.
En relación al procesamiento de datos, manifiesta que uno de los requerimientos más importantes en este sentido, es la implementación de estándares que permitan el intercambio de información entre diferentes interesados y que los datos, durante este trayecto, no pierdan su sentido e integridad.
“Es así que nuestros sistemas de información, incluyendo la historia clínica electrónica (HCE) y los sistemas de soporte para la toma de decisiones, utilizan el servidor de terminología clínico que permite a los médicos registrar los signos, síntomas y diagnósticos de sus pacientes utilizando un lenguaje que le resulte familiar, el cual automáticamente queda codificado mediante el uso de clasificaciones internacionales tales como la clasificación internacional de enfermedades 10 (CIE-10) y SNOMED CT”, señala.
Recientemente, y ante la necesidad de contar con estadísticas globales, confiables y actualizadas, la OMS creó dos nuevos códigos de urgencia “CIE-10” para consignar los casos de coronavirus. “El “U07.1 COVID-19, virus identificado” para las infecciones confirmadas, y el “U07.2 COVID-19, virus no identificado” para los casos sospechosos.
"Independientemente de la región geográfica o del lenguaje utilizado por sus habitantes, el significado de dichos códigos no varía, lo que permite su utilización universal en el reporte epidemiológico”, concluye.
MÁS SOBRE ESTE TEMA: