Los problemas ambientales en la actualidad son evidentes. Las afectaciones están en todos los ecosistemas en donde se desarrolla la vida de las especies: la tierra, el mar e incluso el cielo. Es por eso que las tendencias sobre el cuidado del planeta han apuntado, desde hace un tiempo, a la reutilización de los recursos.
Bajo este panorama desolador y con el propósito de contribuir para revertirlo es que surgió Olio, una aplicación digital con la cual se le puede dar una segunda vida a aquellas cosas que ya no se utilizan. Permitir que alguien más vuelva a usar un objeto o que aproveche algunos alimentos antes de que se desperdicien puede convertirse en una acción significativa para el planeta.
Y es que uno de los principales retos de la contaminación global se relaciona los deshechos generados por las personas. De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés), “se estima que un tercio de todos los alimentos producidos a nivel mundial se pierden o se tiran”.
Olio surgió a partir de esta problemática en el Reino Unido en 2015 y desde inicios de este año se encuentra disponible para el público mexicano. En un inicio, la app había sido creada con el fin de compartir comida, pero posteriormente se le hallaron nuevos usos como aprovecharla para distribuir artículos.
La inspiración de esta función se basó en el hecho de que muchos usuarios no tenían alimentos para donar, pero sí otros bienes además de la convicción de generar un cambio para el cuidado del planeta. Hasta ahora, en México ya cuenta con más de 75 mil usuarios y a nivel mundial son más de 1.3 millones.
En una entrevista con El Economista, Carlos Verástegui, uno de los responsables de que Olio pudiese operar en México, comentó que si bien todo este asunto es un problema muy grande y las personas no creen que no pueden hacer algo para resolverlo, la “magia” de Olio reside en que las acciones significativas se realizan sin mucho esfuerzo y desde el teléfono.
Uno de los principales retos de Olio en el territorio mexicano, apuntó Verástegui, es la desconfianza de las personas hacia otras que no conoce: “Hay un miedo al otro, entonces es difícil confiar en otra persona, es una barrera grande; pero también es una gran oportunidad, porque te permite conocer a nuevas personas y ayudar al mismo tiempo”.
Uno de los elementos que también se busca con la plataforma es llamar la atención de las empresas, restaurantes y otros establecimientos con el fin de que haya cero desperdicios y su comida pueda beneficiar a alguien más.
“Atraer a las empresas también es una manera muy eficaz para empezar a cambiar la manera que vemos la comida y la forma en que se consume”, comentó para el mismo medio Anne Charlotte, quien se encarga de la expansión de la app a nivel internacional.
La creadora de Olio, Tessa Clarke, fundó esta iniciativa a partir de la idea de que “la basura de una persona es el tesoro de otra”. Comenzó a través de un grupo de WhatsApp integrado por 12 personas en una localidad al norte de Londres y después de un año, la app ya estaba disponible en todo el Reino Unido.
De acuerdo con información de la revista Forbes, la aplicación se ha vuelto tan popular que ya opera en más de 40 países alrededor del mundo e incluso ha recaudado cerca de USD 8.2 millones en capital.
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